El O Gran Camiño comienza con la deslealtad del viento
Jonas Vingegaard, abrigado hasta las orejas, no se atrevía a salir del hotel a media mañana. Y la verdad, A Coruña, la ciudad que acogió la salida de la primera de las cuatro etapas del O Gran Camiño, la ronda gallega, invitaba a cualquier cosa menos a pasear por la calle. Casi había que agarrarse para no ser tumbado por el viento; encima llovía por lo que el día invitaba a otros placeres, que los hay, aparte de montar en bici.Así las cosas, la organización tenía un serio problema porque había el riesgo de que no se pudiera correr y los equipos, en febrero, con todo por delante, no estaban dispuestos a afrontar mucho riesgo. La decisión fue salomónica. Se saldría a disputar la contrarreloj individual con bicis convencionales, mucho más estables, y los tiempos no valdrían para la clasifi...