La fiebre de las portátiles nunca murió. De hecho, nunca ha dejado de crecer, y son muchos los que creen que serán las últimas videoconsolas en caer.
Lo que Nintendo llevó hasta su máximo esplendor de entonces con la Switch, dio un paso aún más allá con la Steam Deck de Valve… y a partir de ahí, se abrió un nuevo mundo de posibilidades: los PC consolas portátiles.
Estamos hablando de dispositivos que son en realidad ordenadores portátiles… pero con un diseño exterior y un funcionamiento indistinguibles de los de una consola mientras jugamos. Excepto por un detalle claro: su mayor potencia y la libertad de configuración gráfica en los juegos que sólo el PC proporciona.
La potencia de estas consolas no ha dejado de evolucionar en los últimos años, y la Asus ROG Ally es la mejor muestra de ello en el mercado actual: toda una bestia que parece querer convencernos de que lo que vemos en la pantalla no es fruto de una portátil pese a que la tenemos en las manos.
ROG Ally: pantalla y especificaciones
Vamos con lo principal, que es su potencia y la pantalla en que esta se refleja. Tenemos un panel de 7”, espectacular no sólo por su gran tamaño sino también por sus 120 Hz de refresco y su resolución FullHD de 16:9, que es en lo que más destaca frente a la competencia.
Se trata de una pantalla de gran definición y calidad, que con un brillo de hasta 500 nits es suficiente incluso para jugar en el exterior, y es que en casa rara vez hace falta tanto. Los 120 Hz dan una fluidez que, aunque evidentemente no todos los títulos pueden aprovechar, sí se agradece mucho cuando los disfrutamos: este es un podio del que cuesta bajarse una vez se experimenta.
Respecto a la potencia, tenemos una GPU integrada con 4 GB VRAM y un procesador AMD Ryzen Z1 Extreme. Esto se traduce, hablando en plata, en que podemos jugar a títulos actuales tan exigentes como Cyberpunk 2077 o Read Dead Redemption 2, aunque evidentemente no en calidad ultra.
Sin embargo, aquí nos topamos con configuraciones más que jugables y agradables a la vista, sobre todo gracias a ese upgrade que el poder jugar a 1080p reescalados supone en los títulos más exigentes.
En resumen, se trata de la que es, según muchos, la consola (o miniPC) portátil más potente del mercado, aunque eso tiene su coste en la autonomía, que puede llegar a ser de menos de 1 hora cuando la ponemos a darlo todo en modo turbo, aunque mucho más longeva en modo silencioso con los juegos menos exigentes. Si queremos jugar a full, es mejor mantenerla enchufada, que es como rinde mejor.
Respecto al sistema operativo, este mini PC para juegos funciona con Windows 11, con lo que aquí no hay lugar para sorpresas, con todas las posibilidades y consecuencias que ello comporta. Eso sí, tiene su propio menú para experiencia de consola, con opciones gráficas y de visualización que se agradecen cuando jugamos.
Ergonomía y diseño
La ergonomía es más importante que nunca cuando hablamos de portátiles, y es que al fin y al cabo vas a tenerla todo el tiempo en las manos, con todo su peso de algo más de 600 gramos.
Por suerte, la ROG Ally cumple más que bien aquí. Al tacto resulta extraordinariamente sólida, transmitiendo mucha calidad en sus materiales, y aunque los dedos tardan un poco en acostumbrarse a la disposición, en cuestión de unas pocas horas se demuestra que la ergonomía es buena y todo cae a su sitio con comodidad.
Además, su diseño mantiene los dedos fuera de los puntos más calientes de la consola, algo que muchos móviles de gama alta han acusado en las últimas generaciones. En modo turbo y conectada notarás el calor, pero nada que sea peligroso ni incómodo.
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