Paul Gascoigne fue uno de los jugadores de fútbol más talentosos de los años 90. “Era el mejor de su época, un soplo de aire fresco porque jugaba con una sonrisa”, llegó a decir de él una autoridad como Sir Alex Ferguson. Su carácter salvaje se terminó apagando tras una espiral de malas decisiones y adicciones. “Ahora soy un triste borracho”, dijo estos días, cuando el exinternacional inglés confesó que vive en la habitación de invitados de su agente mientras convive -el combate le queda lejos- con su alcoholismo.
Su historia no es una anécdota en el deporte profesional, donde estos desenlaces son frecuentes. Según un estudio publicado por Sports Illustrated, un 80% de las grandes estrellas termina teniendo problemas financieros. De acuerdo a un estudio elaborado en 2013 por Xpro, tres de cada cinco jugadores de la Premier League se arruinan cinco años después de colgar las botas. Esta conclusión nace tras un análisis de futbolistas que ganaron 35.000 euros semanales.
Programas para asesorar a los jugadores tras la retirada
Xpro es una organización caritativa que ayuda a deportistas retirados en Reino Unido. En España se lanzó en 2020 Best Match, un programa lanzado por el Instituto de Emprendimiento Avanzado de Madrid que orienta a los jugadores en sus inversiones bajo el lema ‘de fútbol a empresa’. Porque no siempre hay un problema de adicciones o un proceso de derrumbe persona, a veces se trata de malas inversiones o entornos tóxicos que conducen a la quiebra.
“El futbolista, cuando está en activo, piensa que nunca se va a terminar su carrera. Hasta que llega ese verano en el que ya no vuelves a hacer una pretemporada con tu equipo. Ahí empieza la realidad de qué hacer con tu vida. Eres muy mayor para la práctica del deporte a nivel profesional, pero muy joven para la vida laboral”, reflexionaba Abel Resino, exportero del Atlético y presidente de Best Match.
La situación no es exclusiva del fútbol. En la NFL de fútbol americano, el 78% de los exjugadores acaba al borde de la quiebra en dos años, mientras que el 60% de los que compiten en la NBA pierde gran parte de su fortuna en el siguiente lustro. El exjugador de la principal liga de baloncesto, Antoine Walker, perdió más de 100 millones de dólares en apuestas e inversiones fallidas. Desde entonces hace mentorías para animar a los jugadores a “crear un estilo de vida donde la riqueza sea generacional”.
Ronaldinho, la estrella de las pachangas carcelarias
Uno de los equipos más ganadores de la historia, como fueron los Chicago Bulls de Michael Jordan, es una selección de estrellas desnortadas. El propio ‘Air Jordan’, que generó toda una marca a su alrededor, tuvo problemas con las apuestas. Él se defendía diciendo que lo suyo era “conflicto con la competitividad”. Su compañero Scottie Pippen tuvo que ‘alquilarse’ para sobrevivir. Los seguidores podían disfrutar de su compañero pagando.
Jason Caffey, alero de aquella dinastía de los Bulls, perdió prácticamente todo lo que generó en la cancha. En ocasiones cuanto mayor es el ascenso, peor resulta la caída. Le ha sucedido a Ronaldinho, un futbolista que marcó época sin necesidad de tener una carrera larga o regular. El brasileño ha seguido generando después de su retirada, pero ha sido insuficiente para sostener a un jugador que terminó en la cárcel en Paraguay. Lo hizo tras entrar ilegalmente en el país después de perder su pasaporte en Brasil por deudas con Hacienda.
En la prisión paraguaya vivió uno de dantos episodios surrealistas. Los reclusos se ‘mataban’ por tenerlo en su equipo. Terminó ganando el torneo de la cárcel, que tenía como premio un lechón de 17 kilos. Un genio díscolo como George Best, exjugador del Manchester United y de la selección de Irlanda del Norte, definió así su vida tras pasar tres meses en entre rejas por conducir ebrio: “He gastado mucho dinero en mujeres, alcohol y coches. El resto lo he malgastado”.
Tyson: “Mi último millón lo gasté en mi rehabilitación”
Boris Becker fue el tenista más joven en ganar Wimbledon. No supo gestionar la fortuna que acumuló en su exitosa carrera. Terminó condenado a dos años y medio de cárcel en 2017 por infringir las leyes de insolvencia de Reino Unido. Fue declarado culpable de ocultar millones en activos para evitar hacer frente a sus deudas. En el boxeo se generaron algunas de las grandes fortunas del deporte, como la que consiguió Mike Tyson.
En 2003, uno de los mejores pesos pesados de la historia, se declaró en bancarrota tras acumular una deuda de 23 millones de dólares. Despilfarró sus ganancias en caprichos estrafalarios como diamantes, una bañera de oro o tigres de bengala. “Mi último millón de dólares lo gasté en mi rehabilitación, porque de los 500 millones que aproximadamente hice como boxeador, no me quedó nada. Me duró entre 15 años. Parecía mucho dinero, pero se acabó”, confesó en 2022.
La glamurización del éxito y ese formato de ídolos efímeros acaba por desfigurar a los personajes. La caída en picado no siempre protagoniza titulares. Al revés, la senda del anonimato enterró a Óscar Tellez, uno de los líderes del Alavés que llegó a jugar la final de la Copa de la UEFA contra el Liverpool. Según contaba en el reportaje ‘Arruinados’ de Movistar +, en 2016 trabajaba transportando maletas en el aeropuerto.
‘Sandokán’, el jugador que se jubiló en una central térmica
Corrió un destino similar Pedrag Spasic, jugador croata que militó en el Real Madrid y Osasuna. Es mozo de almacén, como él mismo ha contado en varios reportajes. No es habitual que los jugadores tengan estudios, aunque la tendencia ha ido cambiando. Sin embargo, contar con un ‘plan B’ no ha sido siempre suficiente. Iván Zamorano, otro jugador que visito la camiseta madridista, acumuló demandas de casi tres millones. Licenciado en Odontología, tuvo que vender su casa y alguna de sus otras propiedades.
Un mal paso puede no ser definitivo si se produce mientras el futbolista se mantiene en activo. Sergio Ramos hizo una macroinversión inmobiliaria en Madrid que terminó siendo una sangría para sus cuentas. Los deportistas son uno más fuera de los terrenos de juego. Lalo García, referente del extinto CB Valladolid, perdió gran parte de sus ahorros en la estafa piramidal de Fórum Filatélico. Trabajó como comercial en la compañía que fue el gran patrocinador del equipo hasta su quiebra en 2006. Esto provocó el desmoronamiento de una estructura y la insolvencia de muchas familias. Tras un mes desaparecido, Lalo García apareció muerto en el río Pisuerga el 31 de marzo de 2015.
Las opciones de mantener un alto ritmo de vida se desmoronan cuando se combinan con malos hábitos. Vieiri, exjugador del Inter o del Atlético, cayó a los infiernos por adicción al póker. El italiano logró recomponerse como comentarista, un camino que siguen muchos futbolistas. El otro son los banquillos, donde los casos de técnicos que no han sido jugadores de élite se cuentan con los dedos de las manos.
El caso de Juan José Jiménez ‘Sandokán’, mítico futbolista de los 80 y 90 que pasó por el Real Madrid o el Cádiz, la decisión de abandonar la primera línea fue consciente. “Donde he podido trabajar, he trabajado. Tengo 37 años cotizados“, reconocía el gaditano, que tras colgar las botas estuvo en una central térmica, donde se jubiló como uno más. Un camino de contención y resiliencia, poco frecuente entre los deportistas de élite, donde el vértigo es una constante después de la retirada.