Asuntos de la vida
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La verdad de un libro de viajes está en la interiorización de sus paisajes. James Salter parece entenderlo en esta colección de reportajes y crónicas cuando pasa la mayor parte del tiempo describiendo matices de luz y estados de ánimo. En una visita a los Hamptons, esquiando en los Alpes, en el Tirol, o en una vuelta en bicicleta por Japón, todos ellos se fijan en la retina lectora como la postal literaria de un impresionista. No solo aquellos que provienen de la cosecha particular, también cuando cita páginas ajenas que "revuelven la sangre", lugares que uno ama sin haberlos visto, únicamente por lo que otros han escrito sobre ellos. Es el caso de Cyril Connolly sobre Francia: "Trasegando los largos y negros tramos de la Nationale Sept mientras los plátanos hacen cha-cha-cha por l...