Uno de los grandes renovadores del género de la fantasía épica, con toques negros y violentos en medio de una compleja trama de conflictos, imperios, invasiones y rebeliones, es Steven Erikson (Toronto, 1959). Ha visitado por primera vez Barcelona con motivo del Festival 42 de géneros fantásticos. Este sábado ha tenido un encuentro con sus lectores entregados, y el día antes hablamos de su universo.
Para un lector que no conoce nada de su decalogía ‘Malaz. El libro de los muertos’. ¿Qué es Malaz?
Malaz es la historia de otro mundo, un mundo en el que la magia funciona y los hombres no son la única especie.
¿Por dónde empezar? ¿Por el principio de la decalogía, las novelas cortas, alguna de las trilogías que tiene en marcha? ¿Hay algún atajo para introducirse en ese mundo?
Yo recomiendo seguir el orden de publicación. Es decir, por ‘Los jardines de la Luna’. Sí, empiezas ‘in media res’. Es como caer en el imperio romano en el año 65 antes de Cristo. Y luego seguir hasta el 128 después de Cristo. Así que habrá cosas que lo preceden y otras que seguirán. Nos centramos solo en una pequeña sección de esa historia.
Diez libros con una estructura compleja se presentan como un auténtico reto para el lector que aterriza.
Le pido al lector que tenga fe en lo que estoy haciendo. Lo estoy tomando de la mano y guiándolo a través de la historia, y le iré dando la información que necesita cuando corresponde. No hay ningún problema en no pillar todo lo que está sucediendo: acabará siendo explicado.
A diferencia de otros autores, no ha desarrollado un sistema mágico que hayan de comprender y memorizar, con una lógica interna. Como otros autores en los que todo acaba pareciendo un juego de rol con un juego de reglas determinado.
No, no hay un sistema. No hay nada de eso, ya que la magia es la evocación de la maravilla y el misterio. Si la magia se explica completamente, entonces ya no es magia. Un ‘sistema mágico’ es un oxímoron. Si todo queda explicado, entonces eso es tecnología, en cuyo caso tiene un propósito distinto que el propósito original de la magia, que vive a través de las leyendas, la mitología y la narración. Considérelo más bien como la Ilíada. Lo mágico y las interferencias de los dioses en el reino de los mortales era algo que se daba por supuesto. Homero nunca explica la magia.
Explíquenos algo de las ‘sendas’ en su universo.
Es como si la realidad tuviera múltiples capas y nosotros solo pudiésemos percibir una de ellas, de la que formamos parte, como la realidad observable a nuestro alrededor. Pero hay otras fuerzas que actúan en otras capas, y las sendas son la forma en que una persona puede alcanzarlas, y extraer elementos de ellas.
Algo de horror cósmico hay allí.
Pues sí.
En la misma realidad hay capas de presente y pasado… En sus libros hay que asumir la compleja trama de ciudades e imperios en confrontación, en el presente y en el pasado. ¿De qué manera ha influido su formación como antropólogo y arqueólogo en su obra?
Mucho. Cuando caminas por el paisaje estás recorriendo la superficie. Pero lo que te dice la arqueología es que hay cosas debajo que no podemos ver, pero que son las que han dado forma a lo que vemos en la superficie. Es muy parecido a cuando escribes los sucesos que ocurren en la superficie, pero todo lo que subyace bajo ella es lo que está dando sentido a esas acciones.
Crearon Malaz como juego de rol con Ian C. Esslemont cada uno ha escrito sus propias novelas sobre ese mundo. ¿Cómo se organizan?
De una manera muy flexible. Lo que está escribiendo está en realidad más basado en el juego que hicimos. Y él recuerda esos juegos de una manera distinta a cómo yo los recuerdo, pero eso hace que sea más divertido.
¿Sería adecuado decir que forma parte de toda una generación de escritores que reformularon los tópicos de Tolkien, en materia como la concepción del héroe, la raza, el género…?
A ver, hay muchos tropos comunes en la fantasía con los que debes trabajar. Lo que queríamos era, en un sentido metaficcional, desmantelar estos tropos. Una de las lecciones que aprendí muy pronto en mi programa de escritura era que si encuentras un cliché en una frase, no tengas miedo, sumérgete en el centro del cliché porque se convirtió en ello por alguna buena razón. No se trata siempre de evitar los tropos, es cuestión de explorarlos, desmantelarlos y recomponerlos. Dejo a otros que decidan dónde me sitúo en relación con Tolkien. Pero Stephen Donaldson y sus series de Thomas Covenant fueron una respuesta directa a Tolkien, establecieron un diálogo, y el resto lo seguimos. Donaldson es el precedente, y nosotros nos inspiramos en él. Fue quien hizo adulta la fantasía épica.
Dentro de esa formulación, entra dar un planteamiento más oscuro y realista a la violencia. El grim-dark, la tendencia con el que se le relaciona. ¿Exacerbarla, para no glorificar al héroe y la guerra, tiene también el peligro de caer en la banalización, en recrearse en la sangre y las vísceras?
Sí, es un gran riesgo. Se puede insensibilizar a la audiencia. Pero eso no viene de la literatura, sino del cine y la televisión. Estamos inundados de violencia. Y una de las cosas que no acabamos de ver en esos filmes y televisión violenta son las consecuencias. Así que lo que puede hacer la literatura es explorarlas. Por lo menos en mi caso, cuando escribo he de admitir que tengo una aversión creciente a escribir escenas violentas. Realmente, no me gusta. Incluso si es parte integral del género. Así que cuando las escribo lo hago de forma periodística, simplemente relatando lo que sucede, porque eso no es lo importante, la parte importante es cómo los personajes han de encararse a lo que viene después.
Las heridas y las cicatrices.
Absolutamente. Una de mis mayores influencias ha sido la literatura de la guerra de Vietnam. Autores como Tim O’Brien o ‘Short-Timers’, la novela de Gustav Hasford en la que se basó ‘La chaqueta metálica’, la actitud que hay en sus obras hacia la violencia. No es cínica, pero sí que tiene un efecto amortecedor sobre la violencia, porque son gente que simplemente están tratando de sobrevivir bajo esas circunstancias. Pero lo que no hay en estas historias son héroes.
Creo que ha dicho que está en cierta forma cansado de la fantasía y que cada vez le interesa más la ciencia ficción.
Es así, pero tengo unos cuantos contratos que cumplir. Pero básicamente leo ciencia ficción y no ficción. Y eso no es un juicio sobre leer fantasía. No la leí, durante mucho tiempo, porque era lo que yo estaba escribiendo y no quería que me influyeran otros autores, pero al final he acabado perdiendo el hábito. Así que realmente no tengo autoridad para hablar sobre la fantasía contemporánea.
¿Qué subgéneros le interesan en la ciencia ficción? ¿Qué podemos esperar que escriba en el futuro en ese campo?
Me interesa mucho la exploración del espacio profundo. Soy un gran fan de Ian M. Banks, Alistair Reynolds, Peter Hamilton… Becky Chambers es fabulosa…
Las novelas de Chambers parecen ‘Friends’ en el espacio.
Sí, y es perfecto.