A estas alturas, ya se ha perdido las cuentas de las veces que Correa ha salvado los muebles del Atlético de Madrid. Entre el carrusel de nombres y estrellas que han llegado al club, emergió de nuevo el de casi siempre. A fin de cuentas, cuando alguien tiene ángel, lo tiene para siempre. Y Ángel, en este caso Correa, lo tiene no solo por su nombre, si no también por su rendimiento. De nuevo desde el banquillo, de nuevo cuando los demás tiemblan, el delantero argentino volvió a templar gaitas para, pasado el minuto 90, dar tres puntos de oro a un Atlético renovado que se marcha de San Mamés victorioso (0-1) gracias al de siempre.
Un San Mamés a rebosar, lluvia a cantaros y dos equipos como el Athletic y el Atlético de Madrid. Si hay escenarios clásicos en La Liga, el de este sábado en Bilbao es uno de ellos. Ambos equipos protagonizaron un choque de alto voltaje, de esos intensos, de más brega y corazón que juego. Uno de esos en los que las disputas y las segundas jugadoas se multiplican pasan por encima del virtuosismo y de la técnica.
El choque arrancó con sorpresa que se podía catalogar, aprovechando el escenario, de catedralicia. Jan Oblak, que el año pasado jugó todos los partidos del curso, se perdía la cita por problemas disgestivos y en su lugar- en la portería entraba el recién llegado Juan Musso, que fue presentado hace escasos tres día. Por lo demás, volvió a apostar por la pareja Griezmann-Julián en ataque, dejando en el banco a Sorloth, mientras que Valverde salió con los de siempre, un ataque liderado por los hermanos Williams.
Desactivó de inicio el chaparrón habitual en la catedral el Atlético, que salió bien plantado y dispuesto para la guerra con un centro del campo reforzado en el que destacaba el estreno como titular de un Conor Gallagher que entre la lluvia y el escenario, un San Mamés encendido, debió pensar que igual en una de esas múltiples idas y venidas a Inglaterra que realizó mientras se resolvía el culebrón de su fichaje se había quedado por las islas. Pero no, estaba en España y en un escenario Premier en el que se mostró encantado.
Gallagher acepta el envite del Athletic
Cual niño en un parque de bolas, disfrutó el centrocampista inglés de un panorama en el que pudo hacer lo que más le gusta. Luchar, ir al suelo, correr por él y llegar desde segunda línea al área. Física y tácticamente impecable, quizás su trato un tanto rústico con la pelota le impide trascender más como futbolista, aunque lo suple con una energía que necesitaban jugadores como Koke, mucho más desahogado con el cuatro haciendo el trabajo sucio y peleando por él y por el resto.
De hecho, tras una de sus primeras presiones llegó la primera ocasión. Un balón perdido por Ander Herrera llegó a la botas de Julián, que se durmió en los laurales cuando se había quedado solo delante de Aguirezabala y permitió que Yuri llegara para incordiarle antes de disparar, frustrando el que apuntaba a ser su estreno goleador como rojiblanco. Y suya fue también la mejor de la primera parte, con un disparo desde la frontal que se marchó lamiendo el palo izquierdo de la potería bilbaína.
Mandaba el Athletic, pero no sufría el Atlético, cómodo en su campo y buscando salir a la contra. Con un Reinildo fortalecido y que recordó al de antes de la lesión que le tuvo fuera casi todo el año pasado, se hizó fuerte en su área y permitió a Musso estrenarse sin apenas tocar un balón. Solo el desacierto de un desconectado Griezmann, impropio en alguien que acostumbra a mejorar cada jugada en la que participa, y la poca participación de un Julián todavía en clara falta de sintonía con sus compañeros evitó que esa sensación se tradujera en más ocasiones de peligro.
Sólido debut de Musso
Dejó de llover tras el descanso, y el panorama cambió como el clima. Salió el sol, y se iluminaron las ideas del Athletic, reactivado y mucho más intenso con la reanudación del juego. Apenas un minuto tardó en marcar Nico Williams tras una gran jugada de Sancet, pero su tanto fue anulado por un fuera de juego de esos milimétricos que, en este caso, vio el juez de línea y confirmó el VAR. Por una rodilla se libró el equipo de Simeone, un susto que puso en alerta a los rojiblancos, hoy de gris.
Y reactivó, de paso, a un Griezmann que tras el paso por vestuarios dio un paso al frente y empezó a entrar más en juego como constructor, distribuyendo a sus Restructuró el equipo Valverde con un triple cambio y apostando por el fichaje de este año, Álvaro Djaló, como punta. Y de primeras resultó, dando paso a diez minutos de dominio en el que Sancet probó a un Musso muy atento que resolvió la papeleta del inesperado debut con nota.
Así moría el partido, visto para sentencia con tablas, cuando Correa, relegado a quinto cambio, volvió a ser decisivo.