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Ocho rutas en coche por Andalucía en ocho días: estos son los lugares imprescindibles de cada provincia

La situación es la siguiente: hay ocho días para recorrer en coche Andalucía. Una división fácil es dedicar un día a cada una de las ocho provincias. A partir de ahí viene lo complicado: qué elegir y qué dejar fuera. Porque por fortuna, aquí hay muchas cosas que ver. Es un reto, pero habrá que afrontarlo. Vayan encendiendo los motores, que empezamos.GranadaEmpecemos por Granada y salgamos de la capital por la autovía A92 en dirección a Almería. A una hora el viajero verá a su derecha un castillo de los que no se olvidan. Es el de La Calahorra , uno de los primeros que se hicieron en España a imagen y semejanza de los renacentistas italianos, no tanto con intención de defenderse de nadie sino de resultar bellos. En La Calahorra hay un desvío hacia el Puerto de la Ragua , que se eleva hasta los dos mil metros de altitud. En invierno es fácil que esté cortado por la nieve y en verano es una auténtica delicia porque hay siete u ocho grados menos que abajo. Las vistas son maravillosas y en lo más alto del camino hay una zona recreativa desde la que salen numerosos senderos. Siguiendo el mismo camino se llega a Laroles , que es el pueblo que sirve de límite geográfico entre la Alpujarra de Granada y la de Almería. La primera, al menos paisajísticamente, es bastante más interesante , así que es la que escogerá el viajero. Y a partir de ahí, a disfrutar.Valle del Poqueira, impresionante paraje en la Alpujarra de Granada abcPorque entre árboles frondosos y verdor aparecerán de vez en cuando ante la vista pueblos casi colgados de las montañas con nombres como Busquístar o Pórtugos . El camino llegará hasta Trevélez , el pueblo más alto de Andalucía, donde el jamón es de auténtica categoría, y luego seguirá rumbo a La Tahá de Pitres y el barranco del Poqueira, donde es casi imprescindible desviarse para ver Pampaneira, Bubión y Capileira , dicho sea en orden ascendente. Después, siempre en dirección a Granada, queda a un lado Soportújar , famoso por sus leyendas sobre brujas, y más adelante Órgiva y Lanjarón, donde se come bien y se descansa mejor. Lanjarón, de hecho, es famosa por sus balnearios. Cuando se llega finalmente a la autovía A44 se podrá por fin meter la cuarta y la quinta marcha, algo que en todo el trayecto anterior –unas tres horas- resulta casi imposible. El camino sigue siendo apetecible, sobre todo si se mira a la izquierda y se contempla el precioso Valle del Lecrín . Y llegando a Granada, la Alhambra se ve desde muy lejos, así que es un recibimiento de lo más agradable. CádizEl Campo de Gibraltar tiene mala fama, eso es así y los que viven allí lo tienen que sobrellevar como pueden. Pero les enfada eso, porque saben que es un lugar privilegiado y lleno de rincones que ellos, por lo menos, sí que pueden disfrutar. Algeciras , su ciudad más grande (122.000 habitantes), tiene un puerto mundialmente conocido. Es tan grande que no permite una vista general de la preciosa bahía que tiene el mismo nombre que el municipio. Pero ese problema se puede arreglar enfilando la carretera hacia el faro de Punta Carnero, un lugar majestuoso donde, en días claros, Ceuta se ve tan nítida que hasta se distinguen sus edificios altos y la cúpula de su catedral. África está literalmente a un paso, hasta el punto de que algunos viajeros, al verla tan cerquísima, no se pueden creer que tengan otro continente delante de las narices.Punta Carnero, el faro de Algeciras, desde el que se divisan unas vistas extraordinarias abcTarifa lo conoce ya casi todo el mundo. Tan saturada está en verano que acceder a una de sus playas más renombradas, Bolonia , no siempre es posible. Directamente es que no cabe más gente. Pero si se va fuera de la temporada alta, el espectáculo es increíble. Sólo sus ruinas romanas ya merecen una visita prolongada. Y el casco urbano de la ciudad merece mucho la pena. Jimena de la Frontera , coronada por un castillo que recuerda su importante pasado, ofrece la tranquilidad de los pueblos pequeños y una gastronomía rica en la que destaca su postre por excelencia, el piñonate. Castellar de la Frontera tiene dos partes: el pueblo de arriba, casi deshabitado desde hace medio siglo pero ahora aprovechado sobre todo para usos turísticos y con unas vistas imponentes desde su castillo, y el de abajo, moderno y funcional. A Jimena, por cierto, perteneció hasta hace 2018 San Martín del Tesorillo, que ahora es municipio independiente y que con joyas como la Casa de los Larios recuerda un pasado ligado a la agricultura y a la ganadería. Sus naranjas son extraordinarias. Para completar el paseo, San Roque ofrece un casco urbano más que decente y un campo de golf, el de Valderrama, que es un paraíso para los amantes de este deporte. Sotogrande es lugar de veraneo exclusivo. En Los Barrios destacan sus dulces y sus chicharrones, pero también es puerta de entrada al impresionante Parque de los Alcornocales. Y La Línea , denostada injustamente, tiene una gente que ama lo suyo de verdad, un tapeo extraordinario en el que destaca el pescado –allí se degustan los ‘volaores’, y no conviene perdérselos- y la cercanía con Gibraltar , que aunque no pertenezca administrativamente a la comarca al tratarse de una colonia británica, tiene un indudable acento andaluz y mil razones para visitarla. MálagaMuy cerca de la capital, en la Costa del Sol oriental, hay pueblos blancos de difícil acceso –y por eso no colonizados aún- como Iznate o Benagalbón, que sirven de entrada a la comarca de la Axarquía . Una vez allí, el viajero puede irse a la costa y disfrutar en lugares como Almayate o Benajarafe , pero también disfrutar de la belleza interior de Frigiliana , uno de los pueblos más bonitos de Andalucía, o encajarse en Cómpeta , famoso entre otras cosas por su vino dulce. El epicentro de la Axarquía es Vélez-Málaga , una ciudad pujante de más de 85.000 habitantes que aúna historia y modernidad. Allí vivió nada menos que Miguel de Cervantes , que la menciona en su más famoso libro, Don Quijote de la Mancha. Vélez también tiene una hermana menor que se llama Torre del Mar y donde se vive tan bien que muchos extranjeros la han elegido para quedarse todo el año.Casa donde vivió Miguel de Cervantes en Vélez-Málaga abcUna parada ineludible es Nerja , inmortalizada por la serie Verano azul y en la que, por muchas veces que se vaya, siempre se repite la visita al Mirador de Europa. Porque de la belleza nunca se harta nadie. Hay muchas cosas más que hacer, claro, pero un día da para poco más. Si hay tiempo, es recomendable ver el entorno del embalse de La Viñuela o adentrarse por carreteras de montaña hasta lugares como Sayalonga .AlmeríaUn inmenso coral es tu hermosa bahía, como la definió su cantante más popular, Manolo Escobar . Y a fe que es hermosa, pero no es el único encanto de una provincia con un acusado contraste de paisajes –en Tabernas hay un desierto donde se rodaron películas del Oeste y en la zona alta de la Alpujarra nieva en invierno- donde, puestos a elegir los más pintorescos, habrá que decantarse por el Cabo de Gata . Aunque es indudable que el turismo masivo ha provocado daños irreparables con el paso de los años, hay lugares que se quieren preservar porque perder esa riqueza natural sería imperdonable. Es un rincón agreste , que al principio parece rechazar al intruso que osa visitarlo. Seguramente porque sabe que esos viajeros, si son muchos, esquilmarán sus fondos marinos y sabotearán su belleza construyendo en cualquier parte.El Cabo de Gata es una parada obligatoria en Almería abcPor fortuna no todo está perdido. El municipio de Níjar , al que pertenece casi todo el cabo, tiene tantos reclamos que es imposible aconsejar nada en concreto. Tema libre pues, como suele decirse. Las playas de Los Genoveses y Mónsul –y entre ellas, la menos conocida Cala Barrenal- la de los Muertos, las salinas del cabo, el Mirador de la Amatista, Rodalquilar, la Isleta del Moro… Todo vale. La ruta es por carreteras estrechas, más masificadas cuanto más se aproxima el calor. Para acceder a algunos sitios conviene enterarse antes porque el Cabo de Gata está en un Parque Natural y el tráfico está restringido , es de pago o directamente hay que recurrir al transporte público. SevillaQue los árboles no te impidan ver el bosque. O para el caso, que la belleza despampanante de la capital no haga que te pierdas el resto de la provincia. Porque Sevilla da mucho de sí , tanto si lo que se busca es naturaleza, y ahí está la Sierra Norte para constatarlo, como si se anda detrás del patrimonio. En esto último, seguramente la ciudad que más ofrece es Osuna . Que tiene, entre otras cosas, el edificio de la antigua Universidad, la Iglesia de la Asunción, el convento de la Encarnación y un montón de construcciones civiles, casas-palacio de los siglos XVIII y XIX que dan al pueblo un aspecto precioso. No en vano ha sido elegido para rodar allí películas y series como Juego de tronos. Es además un pueblo no muy grande, tranquilo y en el que no se observa un turismo colonizador ni masificado. Está bien dotado de hoteles y alojamientos -algunas de sus casas señoriales cumplen ahora esa función- y, para completar el cuadro, abundan los buenos sitios de tapas y raciones.La preciosa calle de San Pedro, en Osuna abcDe Estepa , que está a menos de media hora de distancia en coche, lo que más conoce todo el mundo son sus polvorones, mantecados, roscos de vino y demás dulces navideños. Pero quedarse con eso es como mirar superficialmente un buen cuadro. Por lo pronto, tiene una ubicación excelente que permite al visitante, en días de buena visibilidad, avisar Sevilla, Córdoba y hasta las cumbres de Sierra Nevada . Y por supuesto la campiña que la rodea, que salvo en los días de excesivo calor –que lo hace, no todo es perfecto- infunde una sensación de paz muy gratificante. Su casco histórico, tranquilo y acogedor, invita al paseo sosegado , pero no conviene ir mirando el suelo porque de esa forma se pierde uno las bonitas casas que le salen al paso al viajero. Aunque no son muy renombrados, abundan en Estepa los monumentos, civiles y religiosos, y como no es un pueblo muy grande, tampoco se tarda demasiado en recorrerlo. Si se estruja bien el tiempo, Osuna y Estepa se pueden recorrer en un día. CórdobaMás o menos lo mismo se podría decir de Córdoba que de Sevilla. La capital tiende a eclipsar a lo demás. Pero hay muchos lugares en la provincia que merecen el desplazamiento. Montoro o Lucena no decepcionan. La zona norte, con el Valle de los Pedroches como principal exponente, tampoco. Nuestra apuesta, no obstante, es por dos pueblos muy bonitos, peculiares y cargados de historia y patrimonio. El primero es Priego de Córdoba , que además de todo lo anterior, produce un aceite de oliva sencillamente espectacular y premiado en numerosos concursos. La Fuente del Rey y la Fuente de la Salud, tan bonitas que no es raro que fueran declaradas Patrimonio Nacional, son descansos imprescindibles en el paseo por el bien conservado casco urbano , en el que también conviene fijarse en la Plaza de la Constitución, también llamada El Paseíllo, que es una demostración de que en el siglo XX, criticado con justicia en lo arquitectónico, se construyeron después de todo cosas que merecen mucho la pena.Priego de Córdoba destaca por su rico patrimonio abcA poco más de media hora está Zuheros , otro enclave admirable. Es bastante más pequeño e invita a una visita lenta, casi reflexiva. Conserva parcialmente un castillo que, según se asegura, data del siglo IX y también alberga la Cueva de los Murciélagos, con importantes restos arqueológicos. Abundan en esa zona de la provincia, donde también se han descubierto importantes vestigios de la época romana, algunos de ellos visitables. Pero Zuheros, además de eso, pide que el viajero se fije en sus casas blancas y en el paisaje que se domina desde la atalaya donde se asienta. No es fácil verla, pero allí cerca hay fauna en estado casi salvaje. Y otros animales, bastante más dóciles, producen un queso que es muy apreciado por los amantes de lo exquisito. HuelvaA todos les vendrán a la cabeza, al oír hablar de la provincia de Huelva, sus interminables playas de arena fina , en las que literalmente el viajero puede cansarse de andar sin llegar a un destino concreto. Eso, su magnífica gastronomía y su cercanía con la siempre interesante Portugal son puntos fuertes, nadie lo negará. Aunque Huelva no es sólo costa; tiene un interior realmente bello y la zona conocida como Sierra de Aracena y Picos de Aroche es seguramente el mejor ejemplo.La obligatoria Gruta de las Maravillas, en Aracena abcAracena, ya de por sí, tiene un aliciente fantástico que se llama Gruta de las Maravillas . Pero es que además el centro histórico es Bien de Interés Cultural e incluye elementos como la Iglesia Prioral, el Casino Arias Montano o las fuentes de la Plaza Alta y Castaño. Es el epicentro de una comarca donde también se puede y se debe visitar Cortegana , con su imponente castillo, y por supuesto Jabugo , que huele a jamón nada más entrar. Porque Aracena es zona de dehesas donde campan a sus anchas unos cerdos de raza ibérica que se alimentan únicamente de bellotas. De ahí sale la pata negra, un manjar válido para desayunar, comer y cenar. JaénUn buen sitio Jaén, no cabe duda. El centro está lleno de sitios donde se come francamente bien –en plan tapeo y también en modo estrella Michelin, y eso último no es broma-, la catedral es una obra de arte por dentro y por fuera , el castillo de Santa Catalina es una visera bellísima… conviene ir a la capital, que si bien no es muy grande, garantiza un día ajetreado y provechoso. Y ya que se ha nombrado la palabra castillo, a lo mejor es cuestión de aprovechar el viaje y ver algunos, que en la provincia no faltan. Existen nada menos que 237 fortificaciones , así que hay donde elegir. Uno de los más admirados es el de Cazorla , pueblo que es además el pórtico a un parque natural homónimo lleno de posibilidades. Quedarse allí es una opción, pero también están el de Segura de la Sierra , el de La Iruela y, ahí queríamos llegar, el de Alcalá la Real .Vista de Jaén desde el castillo de Santa Catalina, ahora transformado en parador g. ortegaSe ubica casi en la frontera con la provincia de Granada y destaca fundamentalmente por su buen estado de conservación . A veces hasta da la impresión de que uno va a toparse con un defensor de las murallas y no le quede más opción que luchar a brazo partido. Todo el castillo es recomendable, pero la zona más curiosa es la que está en todo lo alto, donde aún hay elementos defensivos –no disponibles, menos mal- y lo que queda de una iglesia que por fuera es bonita a rabiar y por dentro también debió serlo, pero nos quedamos con las ganas de saberlo porque el interior fue destruido en la invasión napoleónica de principios del siglo XIX. Debajo de ese castillo, llamado de La Mota , hay un pueblo con interés turístico, edificios bien conservados y buenos locales gastronómicos donde reponer fuerzas.



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