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Manuel Jabois: “‘Mirafiori’ es mi novela más oscura”

La velocidad de Manuel Jabois va emparejada con la calidad de su prosa, la vivacidad de sus ojos, con la súbita tristeza que a veces explica mirando, y con la combinación de melancolía y arrojo que imprime a su prosa y, por tanto, a su alma, pues van juntas. Esta novela es además, quizá, una autobiografía, pero es sobre todo la confirmación de que aquel periodista, ahora de los mejores de las últimas décadas en esta lengua, es verdaderamente un poeta, es decir un novelista al que asiste la pasión, y el don, por la escritura exigente de los que no se conforman con cualquier adjetivo.

Mirafiori‘( Alfaguara) es una historia de amor, contrariado, en continua pugna, en la que nadie se quiere a la vez que todos se quieren. Es, dice él, “mi novela más oscura”.

Jabois nació en 1978 en Sanxenxo, Galicia, y a veces parece que tiene 17 años, que es cuando más o menos empezó a escribir en prensa. Desde hace rato trabaja en ‘El País’, y es el más rápido en este lado del Oeste. La novela, por cierto, casi en todo momento parece un bolero. Como los mejores libros de Guillermo Cabrera Infante.

Leerle es como escucharle hablar: es fácil seguirle.

Yo siempre pensé que hablar con la gente puede ser fácil. Como escribir. No lo es, pero puede llegar a serlo. Lo difícil es dejarlo en el papel. Nos pasa también al hablar con las personas.

¿Y hasta qué punto este libro no tendrá también algo de preguntas que se hace a usted mismo?

Ahora mismo me acaba de escribir un lector amigo mío para decirme que estaba leyendo mi libro con mi voz porque tengo un estilo muy personal y es muy difícil que alguien no me lea con mi voz. Desde que escribo cualquier cosa que cuento sale con mi voz. Este amigo me dijo: “Empecé a leer la novela con tu voz y la terminé leyéndola con la mía”. La gente de alguna forma se siente identificada con lo cuento, acaso porque yo me identifico también con la voz que ahí vierto.

A este periodista le pasó hasta la página 200, pero en este caso le leía con su voz, porque hasta ese momento la novela se lee como un bolero. Conviven en ella el amor y el dolor, y la música. Hasta el final, que es aun más bolero.

Me gusta que lo digas. Porque el final me costó horrores, los editores saben de eso. ¡Me faltan 3000 palabras y no tenía apurado el final! Surgió un viaje en el que tenía que ir acompañado, y fui solo, en circunstancias no tristes, muy divertidas, a la costa malacitana, en mi cumpleaños. Ahí se convocó la inspiración que modela el final. Creo que escribí páginas muy buenas, las mejores que escribí nunca: es decir, lo mejor que pudiera dar de mi. Quizá dentro de un año podré dar más, pero eso es lo que pude dar, y estoy contento.

Tras ‘Malaherba’ y ‘Miss Marte’, Manuel Jabois ha editado ‘Mirafiori’. José Luis Roca


Hay mucha música literaria.

Hay muchas cosas, muchos paisajes, como pasaba en ‘Malaherba’, que quizá con esta forman un mismo corpus. Hay algunos pasajes que ya se evocaron en otros libros; hay muchos guiños a autores que amo de cerca, así como episodios en el que sí hay músicas particulares, que se pueden atribuir a esas admiraciones.

Es habitual que usted aparezca de alguna manera en sus libros. Lo que no era esperable es que, como aquí, aparezca como autor de obituarios…

Es que es una novela que va de la muerte, que habla de la muerte y que la aborda desde diferentes perspectivas. Creo que era oportuno que apareciera un personaje, un periodista, que se dedica a eso, y a la manera anglosajona, a buscar información para adelantar obituarios. El personaje se va a Madrid en pos de una actriz, no consigue publicar y es el mundo del obituario el que le abre puertas. Que haya un periodista me abre puertas, porque es más fácil escribir en el campo que tú mismo dominas, aunque lo que cuente sea ficción del todo.

La novela está llena de fantasmas. ¿Cómo fueron llegando?

Están conmigo, los fantasmas van conmigo. El periodismo, como la prisa, te da mucha versatilidad, para escribir, para leer, y me gusta mucho jugar con esos personajes que parecen y no son, los fantasmas. Y sintiendo que me estoy entreteniendo con ellos, con esos personajes, me divierto. Me divierto mucho escribiendo. Y mientras lo hago me gusta que, como los fantasmas, me encuentre yo mismo en diferentes páginas, con diferentes estilos.

Es inevitable encontrar al Manuel Jabois periodista. ¿Luchó en algún momento para soslayar a ese personaje?

Creo que el personaje mío, el que pudiera ser yo, no existe en el libro, o por lo menos a mi no me parece que en ese sentido tenga un conflicto con esa posible aparición. Escribir sobre el periodista de obituarios me divirtió mucho porque me imaginé a un periodista, en efecto, haciendo eso.

Manuel Jabois inició su relación con el periodismo a finales de 1998. José Luis Roca


Están los sueños, la droga, el enamoramiento, el miedo, el secreto… ¿Cómo surgen en su prosa todos estos elementos que terminan siendo un resumen de Mirafiori?

Yo creo que es mi novela más oscura. Tiene mucha luz, tanta luz que los personajes se transparentan. Pero es una novela más oscura que las otras dos (‘Malaherba’, ‘Miss Marte’). En cierto modo es una novela que cierra las otras dos, pero que se mantiene dentro de una oscuridad mayor que la que domina en aquellas. Alguien me dijo, cuando escribí la primera novela, que en el fondo del terror se encuentra algo de belleza, y que siempre encuentras algo de ternura hasta en las horas más oscuras. Y eso se encuentra, por ejemplo, en el primer capítulo y en el capítulo final, que prácticamente son los mismos pero narrados de manera diferente. En esos diálogos, en esos encuentros, los personajes tienden a perdonarse, a insultarse, a absolverse, a darse un poco de luz con la vela más triste y más pobre que puedan tener al alcance de la mano.

¿Decir “la novela más oscura” es conceder que es la novela más personal?

No lo creo. No tiene nada de mi biografía material o personal, pero no obstante es la más autobiográfica desde el punto de las emociones. Se dice al principio que no está basada en hechos reales, pero sí en personajes reales. Quizá lo más biográfico que hay en esta novela son los fantasmas.

El libro va sobre el fracaso y el amor, y sobre la belleza. La belleza de las personas, del paisaje, que es el del lugar al que van a reencontrase muchos años después. ¿Es correcto decir que esa belleza que advertimos en lo narrado es también el fondo del terror?

Hay muchísima belleza en que dos personas se enamoren. Es algo absolutamente milagroso. Es milagroso que algo así ocurra desde hace millones de años y que estemos aquí por eso, precisamente, porque otros se han amado. Imagínate que dos personas se ven de repente, se encuentran en el mundo, en la vida, en cualquier circunstancia, y resulta que piensan y sienten lo mismo, y se dicen que están hechos el uno para el otro… Y se separen… Yo nunca he considerado un fracaso la separación. La separación es el resultado de una victoria anterior. Si te separas es porque te has enamorado, no creo que pueda considerarse nunca un fracaso sino como el final de una especie de milagro que se dio en un determinado momento y juntó a dos personas. Es un misterio.



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