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Lucy Gayhear: el alto precio por alcanzar la gloria

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Willa Cather, una de las más grandes escritoras de Estados Unidos fue  una mujer extraordinaria tanto en su vida personal como en su condición de escritora. En lo personal es un testimonio del poder de la perseverancia y el esfuerzo permanente, con una identidad profunda, compleja y desafiante de  las normas sociales y con una  filosofía de vida muy moderna e independiente que le llevó a vivir casi cuarenta años en el corazón de Nueva York, con su pareja, la editora Edith Lewis. Como escritora y creadora de obras maestras basta dejarlo en manos de Truman Capote. Un día antes de morir, Capote contó como en 1942 frecuentaba la New York Society Library y allí coincidía con «una mujer cuyo aspecto me hipnotizaba, sobre todo sus ojos: azules, como el claro y luminoso cielo de la llanura». Una tarde lluviosa, al salir la abordó y ella le invitó a tomar un te.  En la charla él le dice que es un joven aspirante a escritor (tenía 18 años) y ella le pregunta por sus escritores preferidos; él le habló de Flaubert, de Proust o Dickens y al insistir ella en otros autores el joven Capote le dice: «adoro a Willa Cather. Mi Antonia. La muerte llama al arzobispo. ¿Ha leído dos maravillosas novelas cortas de ella, Una dama extraviada y Mi enemigo mortal?” Ella respondió “Sí”. Y, tras dejar la taza sobre la mesa con un gesto nervioso, añadió: “Tengo que decirte algo… Yo escribí esas novelas”.

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