Desde hace varias temporadas, LaLiga es la competición del ‘top 5’ europeo en la que más faltas se decretan y amarillas se muestran. La pasada temporada, los colegiados españoles enseñaron 1.789 amarillas y 91 rojas. Le siguieron los colegiados de la Premier, con 1.629 amarillas y 58 rojas; y la Serie A con 1.606 amarillas y 68 rojas. La argumentación del Comité Técnico de Árbitros (CTA) es firme: “Nosotros protegemos al jugador”. Y en esa misma línea van las novedades para el curso que acaba de empezar, como son la sustitución adicional por conmoción cerebral o la sanción de entradas peligrosas.
“Este año se han dado los mejores registros en la prueba de velocidad”, destacó en la vuelta al trabajo de los colegiados españoles Luis Medina Cantalejo, presidente del órgano de gobierno de los árbitros. “Entiendo las reacciones que se producen con los errores, pero esto es fútbol y espero que se entiendan al igual que cuando un jugador o un portero fallan. Lo único que le pido a la nueva temporada es respeto y que se lesionen poco estos profesionales, que son unos atletas”, reivindicó el extrencilla.
¿Quiénes son los árbitros más estrictos de Europa?
Un español lidera el ranking de faltas señaladas por partido. Se trata de Jorge Figueroa Vázquez, del Comité Andaluz, quien de media sanciona 28,7 infracciones por encuentro. Está empatado en la estadística con el francés Pierre Gaillouste. Hasta seis de los diez colegiados europeos que más infracciones sancionan son nacionales: además del árbitro sevillano, figuran en la lista Pulido Santana (28,5), Díaz de Mera (28,1), Cuadra Fernández (27,6), García Verdura (27,6) y Sánchez Martínez (27,3).
Estos datos son relativos a la pasada temporada y han sido recopilados por el operador de juego Casino.org, que, como el resto de plataformas del sector, tiene cuotas relativas a, por ejemplo, el número de amarillas mostradas en un partido. Ahí lidera el italiano Fabio Maresca, con 5,89 cartulinas mostradas de media en cada encuentro. A la cabeza de rojas enseñadas por duelo figura el alemán Robert Hartmann (0,50), mientras que su compatriota Benjamin Brand es el que más penaltis decreta (0,86 por encuentro).
La empresa de apuestas cruzó estos datos, junto a otros como el porcentaje de victorias del equipo local y las faltas por entrada, para elaborar lo que ha dado en llamar como “índice de severidad”. A la cabeza del mismo se sitúa Díaz de Mera, con una puntuación de 8,27 sobre 10, que sale de parámetros como las 0,91 faltas por entrada, un 25% superior a la media europea. Por competiciones, el operador atribuye a LaLiga un índice de 7 sobre 10 debido a su liderazgo en tarjetas rojas (0,24 por partido, un 26% que el promedio europeo) o amarillas (4,61 por encuentro), así como en el mayor número de faltas pitadas por encuentro (25,9).
El cambio extra por conmoción cerebral
Para el CTA, LaLiga no es la más severa, sino la más segura y justa. “No puede ser que un jugador acabe lesionado y no haya sanción”, es la máxima repetida desde el CTA en cada comparecencia. Cuando se pregunta sobre por qué LaLiga lidera el ranking de expulsiones, Medina Cantalejo siempre recuerda cómo en la Premier o en la Bundesliga se muestran menos rojas, pero se producen más lesiones graves.
Uno de los ejemplos más claros que ha conseguido esta política, a juicio de los colegiados españoles es, por ejemplo, la reducción de las fracturas de pómulo. Este tipo de daño se producía mayormente en los saltos donde un jugador sacaba ‘el codo a pasear’. Con la mayor persecución de estas acciones, los futbolistas son más cuidadosos a la hora de ejecutar los lances.
Bajo este sentido de proteger a los futbolistas se han concebido las nuevas instrucciones para la temporada 2024/2025. Una de las medidas más importantes es la sustitución adicional permanente en caso de conmoción cerebral, que se puso en práctica en el Sporting – Levante después de un golpe sufrido por el local Nacho Méndez.
Este cambio es una transposición del reglamento actualizado de la IFAB, el organismo mundial encargado de decidir las normas generales del fútbol. “Debe protegerse al jugador excluyéndolo de forma permanente del partido; no obstante, la priorización de la salud no debe perjudicar al equipo del jugador lesionado, dejándolo en inferioridad numérica”, justifica la asociación internacional.
Proteger la integridad física de los jugadores
En su circular, el CTA indica que los “árbitros tienen la obligación de proteger la integridad física de los jugadores y sancionar la correspondiente tarjeta roja cuando se realicen entradas donde se emplee una fuerza excesiva o se ponga en riesgo de lesión al adversario“. Para esta valoración se tendrá en cuenta con qué se realiza la entrada, la zona del cuerpo en la que se impacta, la intensidad, la velocidad, la fuerza o el riesgo de lesión.
La aplicación de este criterio ya tuvo su primera polémica en la jornada inicial, durante el Villarreal – Atlético. El local Bailly realizó una fuerte entrada sobre el visitante Correa. Aunque tocó balón, la excesiva fuerza empleada generaba dudas sobre su sanción. Más aún porque se trató de una acción dentro del área. Cuadra Fernández, uno de los árbitros que más faltas decreta, no vio punible el gesto.
Además de cambios normativos, la Primera División recibe una actualización tecnológica que por la homologa con otras de su entorno. Es el fuera de juego semiautomático, un sistema que llega a LaLiga con retraso y permite detectar al milímetro una posición antirreglamentaria, como se demostró en el Celta – Alavés de la primera jornada.
Fuera de juego semiautomático y criterio de las manos
Funciona con doce cámaras que se instalan bajo la cubierta del estadio. Los dispositivos captan los movimientos del balón y hasta 29 puntos de datos de cada jugador, 50 veces por segundo. Así calculan sus posiciones exactas sobre el terreno de juego. La tecnología lleva años usándose en ligas como la Serie A, pero también en competiciones españolas. Es el caso de la Supercopa o la final de Copa del Rey, que dependen de la RFEF.
Los fueras de juego son la infracción a la que el CTA ha dedicado más explicación en su circular. Desde el órgano se considera que un futbolista en posición antirreglamentaria no ha sacado ventaja cuando recibe el balón de un adversario que juega voluntariamente el balón, a menos que se trate de una salvada por parte de un adversario.
Este tipo de acciones, que tuvieron que regularse tras la polémica del gol de Mbappé ante España en la Nations de 2021, no serán punibles cuando el defensor decide ir a jugar el balón o si tiene tiempo y opciones para jugarlo, haciéndolo de modo controlado y no forzado.
En lo relativo a las manos, no todas las que eviten ocasiones claras y manifiestas serán rojas. Se castigarán con penalti y amarilla si el árbitro así lo percibe. Las manos en el área serán juzgadas como en cualquier otro lugar del campo. No se sancionarán las pegadas al cuerpo, cuando el jugador va al suelo en un gesto natural y si no hay una intención clara de ocupar espacio. La teoría, como todos los años, parece clara, pero será la práctica la que permitirá evaluar al colectivo arbitral español, el más estricto de Europa.