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Logroño, un tesoro jacobeo: del Juego de la Oca y la ‘Redonda’ al ‘Revellín’


Logroño es, para muchos peregrinos, la puerta de entrada a La Rioja, el punto de inicio del Camino de Santiago. La capital riojana tiene una de sus señas de identidad en la ruta jacobea. Por ella pasó el ilustre peregrino Gotelasco, obispo de Le Puy, en el siglo X, y es referenciada en el Codex Calixtinus de Americ Picaud, la guía medieval del Camino.

El rey Sancho Garcés I, en el siglo X, y el rey Alfonso VI de Castilla, en el XI, fueron los monarcas que convirtieron Logroño, Nájera y Santo Domingo de la Calzada en ejes del Camino. Desde entonces, peregrinos, caminantes y viajeros salvan el río Ebro por el Puente de San Juan de Ortega –llamado Puente de Piedra, según la tradición levantado por el santo constructor en el siglo X, reconstruido en el siglo XIX por Fermín Manso de Zúñiga, símbolo de la ciudad y reflejado en su escudo– para adentrarse en la ciudad por la ilustre calle Ruavieja, que mantiene el trazado medieval.

En esta calle se halla la Ermita de San Gregorio, la Capilla del ‘Sanador de Campos’, edificada en el lugar donde vivió y murió el santo obispo que llegó a La Rioja desde Roma para socorrer a los riojanos de las plagas de langostas, maestro y compañero de Santo Domingo de la Calzada. Junto al Albergue Municipal de Peregrinos está la Iglesia Imperial de Santa María de Palacio, con su majestuosa torre piramidal y octogonal, conocida como ‘La Aguja’. Templo construido sobre el antiguo palacio del rey Alfonso VII y la románica Iglesia de Santa María la Antigua, hoy capilla, que fue primera sede de la Orden del Santo Sepulcro, en la que Carlos I juró el fuero y privilegios de la ciudad, donde se veneran al Cristo de Arnao –el Cristo de las Ánimas– y a las vírgenes La Antigua y del Ebro, ambas románicas, la última marcada por la leyenda, ya que apareció flotando en las aguas del Ebro en el siglo XIX.

El Camino llega después al ‘Espacio Lagares y el Camino del Vino’, aula-exposición permanente donde los viajeros conocerán la historia de la Ruavieja, que es Camino y calle de vino, eje de la hospitalidad que la ciudad ofrece a los peregrinos jacobeos, así como el Calado de San Gregorio, del siglo XVII.

El Juego de la Oca

Tras la Ruavieja se alcanza la plaza de Santiago, llamada plaza del Juego de la Oca, ya que atesora un gigantesco mosaico del Juego de la Oca, único en España, que muestra la mágica relación entre el juego y el Camino. Junto al mismo, la Fuente del Peregrino, del siglo XVII, donde desde hace siglos los concheiros han saciado su sed, y la iglesia de Santiago el Real y el Albergue de Acogida Tradicional de Peregrinos, donde nació la moderna hospitalidad peregrina –Patrimonio inmaterial de la Unesco–, gracias al sacerdote José Ignacio Díaz.

Imagen secundaria 1 - La plaza de Santiago atesora un gigantesco mosaico del Juego de la Oca, único en España, que muestra la mágica relación entre el juego y el Camino. Junto a estas líneas, la iglesia de San Bartolomé, del siglo XIII, y el trazado medieval de la calle Ruavieja.
Imagen secundaria 2 - La plaza de Santiago atesora un gigantesco mosaico del Juego de la Oca, único en España, que muestra la mágica relación entre el juego y el Camino. Junto a estas líneas, la iglesia de San Bartolomé, del siglo XIII, y el trazado medieval de la calle Ruavieja.
La plaza de Santiago atesora un gigantesco mosaico del Juego de la Oca, único en España, que muestra la mágica relación entre el juego y el Camino. Junto a estas líneas, la iglesia de San Bartolomé, del siglo XIII, y el trazado medieval de la calle Ruavieja.
F.C.G.

Desde aquí la ruta jacobea prosigue por la calle Barriocepo, pasando por el ‘Parlamento’, sede del Parlamento de La Rioja, y la Torre de la Antigua Tabacalera, ambos ubicados en el antiguo Convento de la Merced, del siglo XVI, para salir de la ciudad cruzando el Arco-Puerta del Revellín y el Cubo, los restos de las antiguas murallas medievales.

La ciudad que hay que ver

Pero Logroño atesora muchos más lugares que el peregrino y viajero no debe perderse, por lo que debe quedarse más tiempo. Para caminar por la calle Portales hasta el corazón del casco antiguo, la Plaza del Mercado, donde se erige la Concatedral de Santa María la Redonda, del siglo XVI, construida sobre un templo anterior, célebre por ser el lugar donde se produjeron los Autos de Fe de las Brujas de Zugarramurdi. En el templo se guarda, desconocida por muchos, una copia de la Sábana Santa de Turín que perteneció a la Casa Saboya, y un cuadro de Miguel Ángel, ‘El Calvario’. Y conocer la iglesia de San Bartolomé, la más antigua, del siglo XIII, en cuya portada los canteros medievales tallaron pasajes de la vida del santo, entre ellos un exorcismo a un endemoniado, y en la que, de forma única en España, aparece Cristo Juez no sentado, sino de pie.

 

Pistas

  • Museo de La Rioja. Ubicado en el Palacio de Espartero, del XVIII, la que fuera residencia del general Espartero, se muestran colecciones de arte y pintura medieval, renacentista y modernista

  • Albergues de peregrinos. El Albergue Municipal en Ruavieja, el Albergue de Acogida Tradicional en la iglesia de Santiago, origen de la moderna hospitalidad peregrina.

  • Oficina de Turismo de La Rioja. Escuelas Trevijano. C/ Portales, 50. Toda la información de Logroño, así como de La Rioja.

Hace falta algún día más, en efecto, para pasear por el Paseo del Espolón, ajardinado y céntrico parque presidido por la estatua ecuestre de Espartero, y por el Parque del Ebro. O para recorrer la popular Calle del Laurel y San Juan de ‘chiqueteo’, disfrutando de la gastronomía riojana, de sus vinos y tapas. Y es que, en Logroño, donde comienza el Camino de Santiago en La Rioja, emprendemos un camino marcado por historia, arte, tradiciones, costumbres, naturaleza y leyendas.




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