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Las mejores playas del mundo más allá de la belleza clásica (dos en Europa)


Las playas siempre están en nuestra imaginación. En invierno como un sueño, en verano como un plan. Entre una estación y otra es frecuente encontrar listas que pretenden agrupar las mejores playas del año, de cada continente, urbanas o salvajes, en islas. Habitualmente esas listas se centran en el atractivo: arenas finas, casi siempre doradas, y aguas transparentes.

Beachatlas es una startup con sede en Londres especializada en playas del mundo que emplea una nueva forma de selección. Según dicen combina la precisión de los algoritmos con el conocimiento de expertos en viajes, garantizando una selección basada en datos pero corregida con el matiz de la experiencia personal.

Sus criterios de selección incluyen la belleza clásica (arenas doradas y finas, aguas cristalinas y paisajes pintorescos), que sean inclusivas, que destaque el ambiente, la fiesta y el estilo de vida, o que hayan conseguido formar parte de la comunidad en su ciudad (Copacabana, en Río, es un ejemplo), la relevancia cultural y la diversidad natural, la abundancia de flora y de fauna.

Con todos esos aspectos en la coctelera, tratados por algoritmos y matizados por la opinión de expertos, Beachatlas acaba de hacer público su lista de las cien mejores playas del mundo, encabezada por Bora Bora, en la Polinesia francesa. La primera posición española la ocupa la playa de la Barceloneta, en el número 15, seguida de la Playa de Bossa (Ibiza), en el 18, y la de Gulpiyuri, cerca de Llanes (Asturias), en el 26.

Dos europeas en el top 10

Solo dos playas europeas están en el top 10 de Beachatlas, y curiosamente ninguna de las dos está en los países del sur ni están directamente relacionadas con los paraísos veraniegos que nos vienen a la cabeza.

Reynisfjara en Islandia ocupa el sexto lugar. La icónica playa de arena negra se describe como «un testimonio del corazón volcánico de Islandia». «Formada por el choque de lava del volcán Katla y el frío Atlántico Norte, sus costas cuentan una historia de fuerzas naturales», se lee en su web. «La playa también alberga impresionantes columnas de basalto, creando un paisaje tan surrealista que ha capturado la imaginación de cineastas y fanáticos de Juego de Tronos, Vikingos y Star Trek por igual».

Reynisfjara, en el sur de Islandia, también ha sido considerada por los usuarios de TripAdvisor, la mayor web de viajes del mundo, como la mejor playa de Europa del año en curso. Un éxito si cabe aún más sorprendente, teniendo en cuenta que los gustos de TripAdvisor suelen ser más mayoritarios.

El aspecto de la playa es salvaje, ciclópeo, agresivo con matices siniestros, escribió Javier Jayme en ABC Viajar. «No es lo que se dice acogedora. Y menos aún luminosa. Su cielo boreal acusa un blanco lechoso casi todo el año; e incluso cuando sale el sol su brillo se esparce mortecino, como a medio hacer, sobre unas arenas de guijos basálticos negras como la pez. Produce una sensación de irrealidad, de vaporosas transparencias suspendidas sobre una tierra remota e inacabada, también a medio hacer. A todo lo cual añade un factor inquietante y, a mayor consideración, inadmisible para una enorme mayoría: su alta peligrosidad, con un oleaje batiente y vientos azarosos que proscriben el bañador, la toalla y la sombrilla en aras del forro polar, el chubasquero y el calzado necesario para senderear -y también trepar- riscos y farallones».

En décimo lugar se encuentra la playa de Omaha en Normandía, Francia, un lugar histórico de desembarco de la Segunda Guerra Mundial durante la invasión del Día D por parte de las fuerzas aliadas. «Ahora en paz, la playa todavía conserva restos de búnkeres alemanes, que marcan su pasado histórico», se lee en la página de Beachatlas. «Una sorprendente escultura de acero inoxidable, Les Braves Memorial Monument, se alza en la costa como un tributo a los soldados estadounidenses y ofrece una inmersión profunda en los acontecimientos que se desarrollaron en este importante tramo de costa».

Las 5 playas del Desembarco de Normandía se extienden a lo largo de unos cien kilómetros desde Ouistreham hasta Sainte-Marie-du-Mont, salpicadas de museos, espacios naturales y memoriales que rinden homenaje a los Aliados que desembarcaron el 6 de junio de 1944. A saber: Utah Beach, de Sainte-Marie-du-Mont a Quinéville; Omaha Beach, en Colleville-sur-Mer; Gold Beach, desde Asnelles hasta Ver-sur-Mer; Juno Beach, desde Bernières-sur-Mer hasta Courseulles-sur-Mer, y Sword Beach, entre los pueblos de Hermanville y Colleville-Montgomery.



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