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Félix G. Modroño retrata los años del terrorismo etarra en ‘La ciudad de la piel de plata’

Félix G. Modroño (Portugalete, 1965) cierra con su nueva novela, ‘La ciudad de la piel de plata’ (Destino), la trilogía que le ha dedicado a Bilbao en la última década. Este jueves ha presentado su nueva obra, ambientada en los años más cruentos del terrorismo de ETA, en la Feria del Libro de Sevilla acompañado por un buen amigo como es Pepe da Rosa.

El autor vasco, que vivió muchos años en Sevilla, se siente muy orgulloso por el retrato que ha hecho de Bilbao a lo largo del siglo XX. «Conté la transformación industrial de esta ciudad a través de tres momentos importantes. El primero fue a principios del siglo XX durante la Belle Epoque y lo retraté en ‘La ciudad de los ojos grises’ (2012). Luego plasmé el cambio social a raíz de la guerra civil en la segunda novela, ‘La ciudad del alma dormida’ (2020). En esta tercera cuento la gran transformación arquitectónica que sufre Bilbao con la caída de la industrialización y el inicio del terrorismo. Eso se culmina con la inauguración del Museo Guggenheim». Modroño asegura igualmente que esta última entrega de la trilogía «es una novela contemporánea que coquetea con la autoficción. La documentación no sólo viene de las hemerotecas y bibliotecas, sino de recuerdos y de muchas emociones que guardo de aquellos años».

‘La ciudad de la piel de plata’ está plagada de recuerdos personales del escritor que ganó el premio Ateneo de Novela de Sevilla por ‘Secretos del Arenal’. La protagoniza un ingeniero, Alberto, al que contratan para las obras del Guggeheim. «Entonces no se sabía la trascendencia que iba a tener el museo como fortalecimiento de una ciudad en declive. ETA cometió un atentado en el museo tres días antes de que fuera inaugurado», dice.

Los años del terrorismo

La historia está contada por un hijo de emigrante, algo autobiográfico, ya que los padres de este autor nacieron en la localidad zamorana de Villalpando. «Al País Vasco fueron muchos castellanos, andaluces y de otros sitios. Es una generación bisagra por cierto problema de identidad. Por eso he querido hacerle un homenaje a la gente que fue al País Vasco y a los que crecimos allí con un ambiente de terrorismo. Convivíamos con el terrorismo con naturalidad».

Asegura también que la historia refleja «un ajuste de cuentas con el pasado de una generación que tuvo que callar y guardar silencio por el terrorismo. Incluso tuvimos que convivir con el terror». En ese sentido, comenta que «yo presencié con 14 años un asesinato a tres metros de donde me encontraba. Lo cuento en la novela. Tras ver cómo disparaban a un joven guardia civil que era novio de mi vecina, me fui al colegio con toda naturalidad. Cuando los policías me sacaron de clase para interrogarme, tenía la sensación de no querer ser un chivato. Fueron años complicados por el problema de la identidad. Incluso algunos se pasaron al bando terrorista.

«Mi novela retrata una página de nuestra historia que yo me niego que se olvide. Los chavales de ahora no saben quién es

Miguel Ángel Blanco»

Félix G. Modroño

Escritor

Dice el autor de ‘La sangre de los crucificados’ que «se dieron muchas contradicciones en aquellos años. Fue muy complicado. Había que nacer allí y entenderlo. He contado los hechos desde una perspectiva valiente, pero luego me he quedado muy en paz. Estoy muy tranquilo de haber terminado mi trilogía de Bilbao». Añade, además, que «con esta novela he intentado entender la identidad. Creo que eso está superado, pero fueron años muy complicados. La mayoría de mi generación tiene hijos y nietos en el País Vasco. También he querido enfrentarme a los complejos y a los tabúes, que los hubo». «En aquellos tiempos -prosigue- nos llamaban terroristas de broma. La gente no quería tener apellidos vascos y ahora se entiende. Es una página de nuestra historia que yo me niego que se olvide. Los chavales de ahora no saben quién es Miguel Ángel Blanco. Quería con esta novela pasar página, pero sin olvidar la historia».

‘La ciudad de la piel de plata’ habla asimismo del robo de una niña durante la guerra civil. El que investiga esa trama es el propio ingeniero. La niña desaparecida pertenece a la familia de la novia de Alberto, que es hija del jefe de este ingeniero. «Muchos niños fueron robados en clínicas vizcaínas. Se juega también con los problemas de identidad. Eso te permite fantasear y ponerte en la piel de esa gente», sostiene Modroño.

Dice este escritor que con su nueva historia «he querido hacer una novela que retrata la realidad social de la época, pero también hay mucho de emociones. La gente que la lee se siente identificada con lo que narro, pues hablo sobre la generación bisagra de aquellas personas que trataron de adaptarse a una nueva vida en el País Vasco. De ahí que, apenas una semana después de su lanzamiento, haya recibido numerosos comentarios positivos de lectores que llevaban mucho tiempo esperando la novela», concluye.



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