La voz con carácter de Dani Klein, a lomos de cadencias de swing y blues con toques zíngaros, se hizo un lugar en la escena europea a finales de los 80 y en buena parte de los 90: ‘Don’t cry for Louie’, ‘Nah neh nah’, ‘What’s a woman’… Vaya con Dios, grupo belga de nombre español y repertorio multilingüe, dijo adiós en 2014, pero la pandemia lo trajo de vuelta, y ahí está ella, disfrutando del momento pese a los trepidantes cambios del negocio musical. “Todo es distinto de como yo lo conocí. No puedo decir si mejor o peor, porque no entiendo nada”, apunta entre carcajadas en su fluido castellano, perfeccionado en la localidad de Osuna (Sevilla), donde tuvo casa durante 20 años.
Vaya con Dios fue en su día un grupo extraño porque pasaba por alto las tendencias del momento y buscaba la inspiración en un cruce mestizo, un poco ‘retro’, de músicas afroamericanas y acentos gitanos. Por ahí fue el primer álbum, homónimo (1987), y su sucesor, el de mayor éxito comercial, ‘Night owls’ (1990). “Siempre hemos hecho un poco de todo. A Dirk (Schoufs), el contrabajista, le gustaba el rockabilly, Willy (Lambregt) era muy de rock duro a lo Iggy Pop, y yo escuchaba a Aretha Franklin y la música ‘tsigane’. Vaya con Dios era una mezcla de lo que nos gustaba”, explica Dani Klein, que no es solo la cantante del grupo sino su única integrante estable.
Una vida normal
El nombre en español se les ocurrió tras ver un documental sobre Miami y su comunidad cubana. “En una pared salía escrito ‘vaya con Dios’ y le dije a Dirk (Schoufs), el contrabajista, que era mi pareja, que me gustaba la frase. Además, en las películas de vaqueros muchas veces al despedirse decían eso, ‘vaya con Dios’. Al principio en España nos decían que no les gustaba el nombre, que era un poco ridículo, pero ya lo habíamos decidido y no podíamos cambiarlo”, explica. En Bélgica siempre lo han pronunciado a su manera, dice, poniendo el acento en la i de ‘dios’ en modo un poco italianizante.
El grupo funcionó intensamente en gran parte de Europa (“muy intensamente en Finlandia”, indica), también al sur de los Pirineos, donde ofreció conciertos en salas como Zeleste (hoy Razzmatazz), en 1993. Pero el recorrido llegó a su fin hace una década, una vez Klein se cansó de viajar. “Llegó un momento en que lo que quería era estar en casa con mis perros y tener una vida normal”, indica. Existencia hogareña que tratará ahora de compaginar con la nueva campaña de Vaya con Dios, tras recomponer el trío con otros integrantes: Schoufs y Willy Lambregt, los originales, abandonaron a principios de los 90 (el primero falleció poco después, con solo 29 años), y ocupan sus plazas François Garny y Thierry Plas. “Durante la pandemia comenzamos a hacer canciones y acabó saliendo un álbum entero”.
Y aquí está ‘Shades of joy’, álbum de título luminoso, el primero con canciones nuevas desde el francófono ‘Comme on est venu’ (2009). Baladas con cuerdas, pop con trazos funk y soul, pellizcos de jazz… Con un tema en castellano, ‘Una mujer’, inspirado en los poemas de la chamana mexicana María Sabina.
Klein se ha estrenado en el catalán en un tema no incluido en el disco y que grabó para el álbum de ‘La marató’, de TV3: una versión de su éxito ‘What’s a woman’, titulado, ‘Què és una dona’. “Habla de la importancia del respeto en cualquier relación”, explica esta cantante que creció en un hogar bilingüe en Bruselas. “Fui a la escuela en francés, pero en casa hablábamos también neerlandés. No me identifico ni con los flamencos ni con los valones. Soy de los dos lados”.