Hace unos pocos meses se filtró un vídeo en que se veía a Cesc Fàbregas echar una bronca rotunda a los jugadores del Como1907. Temblaba la cámara. “¡Jugad, echadle huevos y jugad!”, gritó en italiano. Es de suponer que anoche en el descanso del partido contra el Consenza los decibelios volvieron a dispararse. Cesc entrena al Como de la Serie B y anoche, en la última jornada, se jugaba el ascenso a la Serie A, la primera división del calcio, y en el descanso perdía 0-1 contra un equipo que no se jugaba nada. Menudo disgusto, menudos nervios
Hasta el minuto 76 el Como no logró empatar y, para suerte del corazón de los 13.000 seguidores que llenaban su coqueto estadio, el Venezia, que le disputaba la segunda plaza que daba derecho al ascenso directo, se estrelló en campo del Spezia (2-1). Cesc pudo al final dar rienda suelta a sus emociones felices y celebrar que la próxima temporada será entrenador de Primera. Hace 21 años que el Como no se codea entre los grandes.
El exjugador del Barça ha logrado un hito en su primer curso en el banquillo. Ni tan siquiera tiene el título de entrenador aún. Se lo está sacando. Oficialmente es el segundo a bordo, asistente del galés Osian Roberts. Pero la manija la dirige el de Arenys de Mar. Lo sabe toda Italia.
Es el entrenador y es socio minoritario del club, propiedad de los hermanos indonesios Robert Budi y Michael Bambang Hartono, dos millonarios indonesios que figuran en el top 100 de la lista de Forbes de las mayores fortunas del mundo. Entraron en el 2019, cuando el equipo jugaba en la serie D, con el propósito publicitado de ascender lo más rápido posible a la Serie A. Objetivo cumplido.
Cesc cerró su etapa como jugador a la orilla del famoso lago de la región de Lombardía que ha seducido a varios famosos, como George Clooney. En estos bellos parajes, cerca de Milán y de la frontera con Suiza, se ha instalado con su familia y ha iniciado su nuevo reto profesional, que es convertirse en un entrenador importante, con sueños de dirigir un día a un club de la Premier League. No ha podido comenzar mejor. Testigo en la grada, Thierry Henry, quien también tiene acciones en la entidad.
Ir a por el partido
“Entrenar es algo en lo que ya maquinaba desde hace años. Me encuentro bien y me sale natural. Ya dentro del campo ejercía en cierta manera de entrenador porque trataba de ayudar a mis compañeros. Me apasiona, ojalá que vaya bien todo y sigamos creciendo aquí en Italia”, dijo hace unas semanas a ‘Relevo’.
Cesc comenzó como entrenador de las categorías inferiores, antes de subir al primer equipo en noviembre de 2023, tras la salida de Moreno Longo. Ejerció de primer técnico durante un mes. A partir de ahí, por la reglamentación, debió ceder el puesto a Roberts. Espera sacarse la licencia UEFA Pro de cara al curso que viene, ya en la élite.
El exjugador del Barça, Arsenal y Chelsea, entre otros, conoce bien a todos los futbolistas, ya que jugó con la mayoría de ellos antes de retirarse. Ha jugado a su favor este conocimiento profundo. “La forma que queremos jugar es clara: queremos ir a por el partido y marcar el máximo de goles”, dijo a la agencia PA News.
Un andamio
En los entrenamientos se ha instalado un andamio como hacía Luis Enrique con la selección española, aunque dice que es más para su asistente, para que obtenga panorámica, que para él. Y en la semana previa a un partido, obliga a los suplentes a jugar con la disposición táctica que, por lo estudiado, desplegará su inminente rival.
Todo eso se verá en el documental grabado sobre este año de ascenso, la bronca incluida. Aunque el final no podía ser más feliz. Cesc abre su nueva era entre confetis.