El Leganés cosechó su primera derrota de la temporada y el Mallorca su primera victoria (0-1) tras un duelo con una mitad final insustancial y una inicial donde los bermellones vieron recompensada su mejor actitud.
La previa del choque vino marcada por un nombre propio, el del delantero franco-marfileño Sébastien Haller. Dado su cartel y su trayectoria, la incorporación al cuadro local a escasos minutos para el cierre del mercado estival fue una sorpresa para el fútbol español y un chute de ilusión para los seguidores. Estos se quedaron de momento con ganas de ofrecerle su cariño, pues no llegó a tiempo para estar presente en el palco.
En su ausencia le tocaba a los que serán sus compañeros defender el fuerte, mantener la línea primorosa con la que habían empezado el curso y que les había llevado a no conocer la derrota en las tres primeras jornadas, agarrándose a la doctrina de la media inglesa de ganar en casa y empatar fuera.
Para darle continuidad tocaba pues vencer en Butarque, con siete cambios en el once titular, ante un rival dispuesto a tirar por tierra la lógica desde el pitido inicial. De hecho a los dos minutos ya había llegado la primera oportunidad clara, un remate de cabeza de Takuma Asano tras centro del Toni Lato que se estrelló contra el larguero.
No fue un fogonazo, como los relámpagos que puntualmente rompían el cielo. Lo del Mallorca fue un goteo constante, un dominio claro durante la mayor parte de la primera mitad con el ‘Pirata’ Vedat Muriqui mostrando al resto el mapa para llevarse el botín de los tres puntos.
El ariete no dudaba en batallar por todos los balones, sin mirar las probabilidades de ganar los duelos. Y esa fe le permitió crear el caos en la defensa del Leganés. Así, a los 14 minutos se quedó a las puertas del gol al rematar estorbado por Jorge Sáenz y encontrarse con una buena intervención de Juan Soriano, quien también había acertado para desviar otra más de Asano.
Sin embargo su ímpetu sí fue efectivo al filo del descanso, cuando sobrevoló por encima de Sergio González y sirvió un testarazo desde el segundo palo al interior del área. Quedó la pelota suspendida en el aire y en el tiempo, y la falta de contundencia de Jorge Sáenz la aprovechó Dani Rodríguez para suplir con decisión la diferencia de centímetros con el central, cabeceando al fondo de las mallas.
No debió gustarle a Borja Jiménez lo que vio, pues salió al campo tras el paso por vestuarios con tres caras nuevas, y a los veintiún minutos de la segunda parte ya llevaba seis sustituciones. Una obligada por las circunstancias ya que Yvan Neyou suplió a Renato Tapia, activándose el cambio extra por la conmoción cerebral que sufrió el peruano.
Las otras cinco, esperadas. En busca de frenesí y piernas frescas para suplir la carga de tres encuentros en una semana, el técnico se apoyó en futbolistas que han ejercido como pilares en el arranque del curso: Juan Cruz, Enric Franquesa, Seydouba Cissé, Valentin Rosier y Miguel de la Fuente.
El carrusel de cambios, al que también aportó Jagoba Arrasate dando la alternativa a Robert Navarro, hizo que el ritmo del partido cayese en picado durante muchos minutos, necesitado el bando blanquiazul de ordenar todo tras los múltiples movimientos y el balear de conservar su ventaja.
Cuando el Leganés encontró un punto óptimo, impulsado por Juan Cruz, ya era demasiado tarde. El Mallorca se había rearmado y tenía ya muy claro qué hacer para obtener los tres puntos. Por eso las ganas del anfitrión apenas le hicieron cosquillas, certificando sin apuros el triunfo.