El fútbol femenino vivirá este sábado la cita más esperada de toda la temporada. Barça y Olympique, los dos equipos que han dominado en la última década, se han citado en San Mamés ante más de 50.000 personas para escribir un nuevo capítulo en la historia. Y Bilbao se dibuja como el mejor escenario para poder entender la historia de las azulgranas y del resto de clubes españoles, ya que el País Vasco abrió las puertas a las mujeres en un gran estadio en un momento en el que el resto del país miraba hacia otro lado.
Cuando los estadios de ellas eran las ciudades deportivas, cuando no aparecían en los medios de comunicación y cuando eran invisibles para el resto, San Mamés les dio la oportunidad de sentar precedentes, y firmar los primeros récords de asistencia en unos años en los que la sociedad todavía ignoraba los éxitos del fútbol femenino, y el Barça prácticamente no llenaba ni el Mini Estadi.
Ahora, desde que el fútbol femenino también se ha convertido en un negocio, no les faltan estadios para las grandes citas. Pero bastante antes de los dos históricos récords del Camp Nou, cuando ningún equipo dejaba que ellas fueran partícipes de las instalaciones del masculino, San Mamés no dudó en ceder su campo dando lugar a una espectacular respuesta de sus aficionados y congregando a más de 30.000 aficionados.
Tres récords en San Mamés
El Barça ha marcado una época. Ninguna otra afición ha sido capaz de arrastrar la masa social como lo ha hecho el club azulgrana en los últimos años, ni siquiera el Olympique de las ocho Champions. Además de los dos récords frente al Wolfsburgo y el Real Madrid en 2022, han logrado grandes cifras en los desplazamientos. 15.000 culés viajaron a Turín hace dos años y 8.000 a Eindhoven la pasada temporada. Este sábado 25 de mayo, con casi todas las entradas vendidas en una hora, se espera que 40.000 culés irrumpan en San Mamés.
Y aunque este equipo se ha convertido en el protagonista del fútbol español y el europeo por su fútbol, afición y logros, cabe destacar el papel del País Vasco con el femenino, creyendo en ellas cuando los demás no confiaron. Hace más de 20 años que San Mamés abrió la puerta por primera vez al equipo. En 2003, cuando la mayoría de la sociedad ni siquiera sabía que existía el fútbol femenino, este estadio logró reunir a 35.000 aficionados en la final de la Copa de la Reina contra el Hispalis.
Diez años después, precisamente contra el Barça, también congregó a 30.000 aficionados. Y en los últimos años, su historia ha seguido marcando el camino a los demás haciendo historia en 2019 con 48.121 aficionados ante el Atlético de Madrid, el primer récord sonado en los medios.
Cerrar un ciclo
El último precedente en San el País Vasco es la ‘final four’ de 2020, donde las azulgranas también fueron protagonistas. Aunque no había posibilidad de acoger aficionados por la pandemia de Covid, Bilbao y San Sebastían cedieron sus estadios para las semifinales y final de la UWCL. Unas semifinales que marcaron un antes y un después en la historia del Barça, pese a ser un momento amargo para sus futbolistas.
Las azulgranas perdieron por la mínima contra el Wolfsburgo, pero por primera vez demostraron que le podían competir de tú a tú a un ‘grande’ de Europa. Fue entonces el icónico “no hay distancia” de Alexia Putellas. Este sábado podrán cerrar un ciclo que ya comenzó en San Mamés y vencer finalmente al Olympique, quien ya les ha arrebatado dos finales de la Champions. Ante los 53.000 aficionados que puede acoger la Catedral, las azulgranas lucharán por darle a sus ‘fans’ la tercera Champions y firmar un nuevo récord en el País Vasco.