Antes de instar a la periodista con un cómplice “¡Dispara! Sin piedad”, Alicia Giménez Bartlett no tiene inconveniente en posar para la foto cual cocinera en una ‘food truck’. No es gratuito. Es en una de estas furgonetas gastronómicas ambulantes donde aparece el cadáver apuñalado de uno de los feriantes, de origen francés, que participa en un encuentro en Barcelona. Es uno de los dos socios que llevan el negocio. Es el punto de partida de ‘La mujer fugitiva’ (Destino), decimotercer caso de Petra Delicado, con un giro final más dramático que nunca. Petra, la primera mujer policía de la novela negra española, popular protagonista con dos millones de lectores y adorada en Italia, parida por la veterana escritora en 1996.
En 2020, Giménez Bartlett (Almansa, Albacete, 1951) publicaba ‘Sin muertos’, insólita autobiografía de Petra, y comentaba entonces a este diario que se había guardado la parte más amarga, negra y negativa de la intuitiva y resolutiva detective. “Aquí dejo que se vea un poco. No está amargada, pero sí se ha vuelto más crítica. Está más incómoda con la sociedad que le está tocando vivir. Hay cosas que no acaba de entender, que chocan con sus principios. Y se siente mal con el trato que le da la gente más joven, como que le venga un camarero y le diga ‘Chica, ¿qué tomas?’. Parece que te tomen el pelo. Se ha perdido el respeto, la amabilidad, la cortesía. Petra, como yo, es una persona de cierta edad. A mí me educaron diciendo que debía tratar de usted a la gente más mayor, era muestra de respeto. Me apena que se haya perdido”.
A la escritora, ganadora de premios como el Nadal (‘Donde nadie te encuentre’, 2011), el Planeta (‘Hombres desnudos’, 2015) y el Pepe Carvalho a su trayectoria, le llamó la atención el fenómeno de los ‘food trucks’, que le permitía mover a Petra y Garzón por media Catalunya siguiendo la pista de los feriantes y de una misteriosa clienta del asesinado. “Es un mundo con unas reglas fijas, todos se conocen. La gente que los regenta está perfectamente integrada en la sociedad, tienen familia, pagan sus impuestos… pero están dentro y fuera: sin horarios fijos, no tienen que ir a la oficina a aguantar al jefe… Te cuentan que están orgullosos de su trabajo, que se sienten más libres. Pero también los hay jóvenes que no es su vocación y se ven obligados a ganarse la vida así”.
PP y Vox traen censura cultural. Están contra la cultura porque da criterio y sabiduría
Siempre con su colega Fermín Garzón, Petra se enfrenta a un caso cuyas pistas se le resisten. “Es más pesimista”, admite. “Todos somos perdedores, vamos perdiendo cosas hasta que con la muerte lo perdemos todo”, dice elpersonaje. “Es una forma de ver la vida pero no puedes amargarte -señala la autora-. Perder cosas produce rebeldía y dolor pero hay que aceptar que el final es perderlo todo. En la novela negra juegas con las muertes, pero en la vida real la muerte me impresiona, es algo terrible a lo que hay que acostumbrarse. La vida sigue, como pasó tras la pandemia”.
“Síndrome campestre”
Petra también afronta una crisis de pareja. Su tercer marido, Marcos, quiere cambiar de vida y retirarse en un pueblo, ese ‘síndrome campestre’ tan común desde la pandemia. La policía no lo tiene claro. Pero sí Giménez Bartlett, que aunque conserva su casa de Barcelona, que sigue considerando “una ciudad luminosa” aunque ahora menos tranquila con tanto turista, hace siete años ya abrazó esa opción y se instaló en Vinaròs (Castelló). “Para mí fue una buena decisión. Me siento más libre, me dedico a la jardinería, a pasear, a los animales, a leer y escribir. No es, como me decían mis amigas, como si te deportaran a Siberia”, sonríe.
Escribir es mi refugio, me libera y me acompaña. Si un día no me sale, dimitiré de la escritura
Y recupera su nervio feminista. “A Petra ser policía la ayuda, está tan inmersa que no puede pensar en nada más. No es justo, como le pide él, que la mujer sacrifique parte de su trabajo para cuidar la relación. El trabajo masculino ha sido sagrado durante mucho tiempo para la base de la familia, ahora la base se divide entre dos”.
“Mi refugio es escribir, me libera y me acompaña. Es como un ángel de la guarda. Cuando algo no surge me esfuerzo hasta que sale. El día que no me salga dimitiré de la escritura y me dedicaré solo a leer”, afirma antes de confirmar que habrá más Petra y también más hermanas Miralles, las dos policías novatas con las que estrenó serie en 2022, con ‘La presidenta’, sobre la misteriosa muerte de un trasunto de la que fue alcaldesa del PP de Valencia Rita Barberá. “Nunca me llegó ningún ‘input’ del partido, será que no me consideran peligrosa”, bromea.
Censura y retroceso de la cultura
¿Le preocupa que los populares hayan vuelto a gobernar la comunidad? “Sí. Empieza a haber un retroceso y una censura cultural, y en el uso del valenciano. Es el mismo que todos los sitios donde están PP y Vox. En Vinaròs ha entrado Vox con una alcaldesa independiente y lo primero que han hecho es quitar la subvención a la banda municipal y a la protectora de animales. Están contra la cultura porque es lo que te da criterio y sabiduría. Si tienes criterio y lees el ideario de Vox y del PP se te cae el alma a los pies. No es racional, ni serio ni justo. La cultura te abre los ojos, por eso ellos piensan que cuanta menos, mejor”.