Dicen sus responsables que la segunda temporada de El señor de los anillos. Los anillos de poder, la serie de Amazon Prime que ha venido a dar una nueva vuelta de tuerca al universo creado por J. R. Tolkien va a ser, sobre todo, más oscura. No hace falta que lo juren, porque para descubrirlo solo hay que darle al play. Si la temporada uno se abría con una de las secuencias más relamidas de la saga, la de unos niños jugando en un bonito riachuelo del siempre bucólico y soleado mundo élfico, la que se estrena este jueves se inaugura con un conciliábulo pestilente y sombrío de orcos que escuchan al amo y señor de las tinieblas, Sauron. En apenas dos minutos tendremos la pantalla rebosante de hachazos y de esa sangre negra como el petróleo que mana de las criaturas más desagradables de la Tierra Media.
Esa oscuridad que va a marcar el nuevo rumbo de la serie no está solamente hecha de brutalidad, paisajes desolados y las consabidas cavernas y palacios en los que nunca entra el sol, sino también de esa otra que emponzoña el alma. Se lo cuenta a este diario Patrick McKay, uno de los dos showrunners de la serie, durante una visita promocional a Madrid. “Aunque esta temporada sea un poco más violenta físicamente, sin que se nos haya ido la mano, lo que más nos interesaba era el aspecto psicológico. Estamos profundizando más en cada personaje y, como todo en la historia va a ser más oscuro, eso requiere que estos sean empujados a extremos y se enfrenten a situaciones que les superan, no solo física, sino también emocionalmente”.
Antes de seguir, recordemos de donde veníamos. La temporada uno había concluido con Galadriel (Morfydd Clark), la guerrera elfa empeñada en detener el regreso del mal a la Tierra Media, descubriendo la verdadera identidad de Halbrand (Charlie Vickers), un humano extraviado en un naufragio al que después se quiso ver como un rey, para acabar desenmascarándose (a estas alturas avisar del spoiler ya sirve de poco) como el mismísimo Sauron. En paralelo, habíamos dejado a otro hombre, el conocido como ‘El extraño’ (Daniel Weyman) y surgido de un meteorito, iniciando un viaje en compañía de la ‘pelosa’ (raza antecedente de los hobbits) Nori (Markella Kavenagh) para descubrir su identidad, que parece ser la de un istar, esa estirpe de magos buenos a la que pertenecerá, entre otros, el célebre Gandalf. Ojo que la trama de ese viaje nos permitirá ahora encontrarnos con otro de esos actores excepcionales que siempre permiten disfrutar, el británico-irlandés Ciarán Hinds.
En esta nueva tanda de episodios todos los ojos estarán puestos en Sauron, del que algunos personajes todavía no conocen su verdadera identidad. El gran villano de la saga vuelve a presentarse como un hombre despojado de todo salvo de su capacidad para engañar y manipular a los demás, como ya había hecho con Galadriel. El que fue su objetivo al final de la primera temporada es ahora su obsesión: que el maestro de los herreros Celebrimbor, quien todavía no sabe quién es en realidad su nuevo compañero, el que todavía se presenta como Halbrand, produzca más de esos anillos del título que le den el poder “no de la carne, sino sobre la carne, el poder del mundo invisible” para dominar toda tierra conocida. Para poder hacerlo, necesitarán más mithril, ese precioso mineral que guardan las montañas de Khazad-dûm, y que los enanos a las órdenes del rey Durin III (Peter Mullan) y su hijo el príncipe Durin IV (Owain Arthur) extraen de sus minas en ínfimas cantidades y con dificultad extrema.
El gran manipulador
Por ahora, y a pesar del temor del medio elfo Elrond (Robert Aramayo) ante el poder maligno que podrían desatar de caer en malas manos, los tres primeros anillos permanecen en manos de los elfos: de la propia Galadriel, del alto rey Gil-galad (Benjamin Walker) y de un nuevo personaje, el carpintero de barcos y sabio Cirdan (Ben Daniels). El interés que tienen estos es que el poder que llevan asociadas las tres joyas permita que perviva el reino de Lindon, tocado de muerte, además de utilizarlas contra Sauron. Esa pugna entre la capacidad de los anillos para hacer el bien o el mal, leit motiv de toda la saga de Tolkien, queda por fin servida en esta temporada, y las artes manipulatorias de Sauron serán clave para inclinar la balanza.
“Todo lo que Sauron tiene es su propio ingenio, y lo va a usar para engañar a otras personas y que hagan lo que él quiere”, apunta Patrick McKay. “Lo que nos gustaría es que al final de esta temporada el espectador se dé cuenta de lo hábil que realmente es. Sauron es un villano único en el canon, uno de los grandes del género. Es un seductor y un embaucador, con un tinte bastante político, pero su característica definitoria es que puede verte y saber lo que quieres. Percibe en ti esa grieta por donde colarse. En esta temporada le vemos hacer eso varias veces, y cómo esto le prepara para hacer cosas bastante perversas en el futuro”.
La pugna de Galadriel por frenar a Sauron y derrotar al mal tiene aliados de relieve. Uno de ellos es Arondir, el guerrero elfo al que en la primera temporada vimos en primera línea de la batalla contra los orcos del perverso Adar. A Arondir le da vida el actor puertorriqueño Ismael Cruz Cordova, un tipo dicharachero y que hace constantes bromas durante su visita a Madrid, pero al que le ha tocado lidiar con uno de los personajes más taciturnos y circunspectos. El contraste le divierte. “Arondir es un chico bastante existencial y reflexivo, se hace muchas preguntas, y a mí me gusta mucho el personaje porque se desarrolla en oposición a esos ‘altos elfos’ que son básicamente la realeza, políticos y diplomáticos. Él no. Él es un muchacho de un pelotón cualquiera, el soldado X. Un poeta guerrero que tiene una curiosidad inmensa sobre lo que son los humanos. Tanto, que se enamora de una”, le cuenta a este periódico. Esa humana es la valiente Bronwyn, y sobre su destino en esta nueva temporada no adelantaremos nada.
Si la historia de amor de Arondir fue una de las tramas de la primera temporada, en la nueva le tocará vivir algo parecido a otro de los personajes, Isildur, el hijo de Elendil y joven guerrero del reino isleño de Numenor. Un nombre clave en toda la saga de El señor de los anillospero del que, en esta serie, no había quedado claro si había sobrevivido a la primera entrega. Maxim Baldry, el actor que le da vida y al que conocimos hace unos años en Years and Years, cuenta cuál va a ser la evolución de un joven un tanto atormentado, pero al que espera un futuro de rey y héroe. “Isildur ahora tiene que aprender a sobrevivir, se ve obligado a madurar instantáneamente. Así que le veremos crecer como personaje, y todo eso se irá viendo en la cantidad de acción en que se mete y la cantidad de nuevos amigos que hace. También en que encuentra el amor, algo profundo que cambia la forma en la que ve la vida”.
Una producción colosal
De El señor de los anillos: Los anillos de poder ya se ha contado y recontado que es la serie más cara de la historia, un empeño personal de Jeff Bezos, el CEO de Amazon, por el que pagó 250 millones de dólares para explotar los derechos televisivos de los libros de Tolkien y cuya primera temporada se estima que ha costado 465 millones. Parece que la inversión sale a cuenta, al menos según la compañía, que situó su audiencia en 100 millones de espectadores. De las dimensiones colosales del proyecto da cuenta Kate Hazell, productora de esta segunda temporada. “En las dos o tres unidades que tenemos rodando al mismo tiempo pueden trabajar algo más de mil personas, en nuestros dos estudios y en las localizaciones correspondientes. Tenemos unos 20 sets gigantescos. El desafío logístico es tremendo”, explica. “Si en la temporada 1 construimos mucho, en la 2 construimos todavía más”, interviene McKay. “Queremos apoyarnos mucho en el rodaje físico con cámara, a la antigua usanza. Aprovechando toda la magia digital que se puede utilizar hoy en día, claro, pero nos parece que todo funciona mejor cuando hay algo físico para que los actores actúen. Maxim [señala al actor, que sonríe cómplice] se ha tenido que rebozar en un barro muy real, aunque luego lo exageremos un poco con los efectos”.
Todo ese despliegue logístico es una de las razones que explica que en esta serie, como en tantas, haya varios directores por temporada. Recordemos que los dos capítulos de la primera los firmó Juan Antonio Bayona, muy alabado por ellos y con los que contribuyó a asentar el tono de la producción. Sanaa Hamri, directora de origen marroquí, es una de las elegidas en esta segunda tanda, y explica que hay cierta coordinación entre los diferentes responsables. “Nunca estamos juntos mientras se rueda porque cada uno está dirigiendo una unidad diferente. Pero por ejemplo: como yo monté un nuevo mundo en Tenerife [parte de esta temporada se rodó en el Parque Nacional del Teide] para el viaje de las ‘pelosas’ Nori y Poppy, después hablé con Charlotte [Brändström, otra de las directoras de la temporada], que tenía una escena allí, sobre lo que yo había hecho antes, qué ángulos había usado, solo para asegurarnos de que no nos estábamos repitiendo. Es importante ir de la mano. Hablar con los compañeros de cuáles son las dificultades de cada set o localización”.
Aunque todavía no hay confirmación oficial, se da por hecho que habrá una tercera temporada de El señor de los anillos: Los anillos de poder. Lo que sí se sabe con seguridad es que Peter Jackson, al que Amazon dejó fuera de este proyecto después de sondearle, ya ha firmado con Warner Bros. una nueva saga tolkieniana que seguirá a sus dos trilogías, El señor de los anillos y El Hobbit, y cuya primera entrega (titulada en principio La caza de Golum) se estrenará en 2026. Preguntado sobre la posible rivalidad entre una saga cinematográfica y otra televisiva conviviendo en las pantallas, McKay responde alto y claro: “La Tierra Media es imposiblemente vasta, hay toneladas de historias que se pueden contar de ella. Nosotros somos grandes fans de las películas de Peter Jackson, y seremos los primeros en comprar una entrada cuando salga“.