La comarca de Antequera, en el corazón de la provincia de Málaga, acoge un rincón natural tan único como fascinante, ideal para quienes buscan una conexión total con la naturaleza. Se trata del Torcal de Antequera, un paraje poco conocido por muchos pero que guarda uno de los laberintos de piedra más sorprendentes de Europa.
Situado a tan solo 12 kilómetros de la histórica villa de Antequera, este impresionante espacio natural es una joya geológica que cautiva por las formas inverosímiles de sus rocas y su atmósfera de paz sobre todo al amanecer y en el ocaso.
El Torcal es reconocido como el mayor ejemplo de formación kárstica en Europa, una distinción que le ha valido ser incluido en la lista de Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 2016. Junto con los Dólmenes de Menga y Viera y el tholos del Romeral, este enclave ofrece una visión única de cómo el paso del tiempo y los fenómenos naturales han esculpido el paisaje, creando un entorno que parece salido de otro mundo.
Para los aventureros, la visita a este laberinto de piedra comienza en el centro de visitantes, una parada obligada para quienes desean explorar el lugar con conocimiento y seguridad. Aquí se brinda toda la información necesaria para adentrarse en las rutas del Torcal, ya sea a través de visitas guiadas o por libre, permitiendo a los visitantes sumergirse en este paisaje de esculturas naturales. El centro también es el punto de partida de numerosas actividades organizadas.
El Torcal no solo es célebre por sus impresionantes formaciones rocosas, algunas de las cuales tienen más de 150 millones de años, sino también por sus misteriosas cavidades subterráneas. Este sistema endokárstico, típico en terrenos de caliza, ha dado lugar a más de mil simas y cuevas. Entre ellas, destaca la Cueva del Toro, un yacimiento arqueológico que revela la presencia humana en la zona desde la Prehistoria.
Otros sitios de interés arqueológico como la cueva de la Cuerda o la sima del Hoyo refuerzan la idea de que este lugar ha sido testigo de la historia humana durante milenios.
La fauna que habita en el Torcal añade un atractivo más a este paraje. Los visitantes pueden encontrarse con reptiles, zorros, tejones, y una amplia variedad de aves, incluyendo buitres leonados y búhos reales. Este ecosistema diverso hace que cada visita sea única, con la posibilidad de avistar especies en su hábitat natural.
Además de la ruta principal que recorre el laberinto kárstico, el Torcal ofrece otros senderos igualmente fascinantes. La ruta de los ammonites, por ejemplo, lleva a los caminantes a través de un paisaje donde es posible observar fósiles marinos que se formaron hace aproximadamente 340 millones de años. Entre las figuras de roca caliza más emblemáticas se encuentran el Tornillo, el Sombrerillo y el Cofre, formaciones que capturan la imaginación y revelan la antigua historia marina del lugar.