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Gigabyte M34WQ, el mejor monitor en Ultrawide IPS | El Correo


Lunes, 24 de junio 2024, 08:56

Con los avances en la potencia de chips y tarjetas gráficas, en la última década, o incluso en los últimos 5 años, se ha ido empezando a abrir la puerta a la popularización de otras resoluciones.

Hace 10 o 15 años, prácticamente cualquier gamer aspiraba a poder disfrutar de sus juegos favoritos en Ultra, 1080p y 60 fps. Era el techo de los videojuegos, el ideal a conseguir. Hoy, sobre todo gracias a las consolas de nueva generación y a los PC más potentes, esto ha cambiado sustancialmente.

Actualmente el 1080p sigue siendo la resolución más usada en gaming según las encuestas mensuales de la plataforma Steam, pero ya ocupa menos del 60% del total. Quedan las resoluciones inferiores, normalmente usadas por ordenadores portátiles de gama baja, y las otras dos grandes en gaming: 1440p y 4K.

Estas resoluciones aportan una calidad gráfica mucho mayor, aunque a un coste: son necesarios equipos mucho más potentes, especialmente en cuanto a la tarjeta gráfica, para moverlas.

Y sin embargo, no son las únicas. Mientras que las resoluciones habituales son las de relación de aspecto 16:9, el formato estándar actual, existen las llamadas ultrawide o ultrapanorámicas, de 21:9 y super ultrawide de 32:9. Estos formatos, que antaño quedaban reservados a un público excepcionalmente reducido y al entorno de trabajo, no han dejado de ganar adeptos entre las filas de gamers.

Tanto es así, que actualmente la mayoría de títulos Triple A ya ofrecen soporte total para estas resoluciones, aunque todavía queda trabajo por delante en este aspecto.

Las ventajas del Ultrawide


Los que eligen una pantalla de 21:9 suelen hacerlo por dos motivos. Por un lado, si trabajas con el ordenador, esta relación de aspecto supone una superficie de trabajo mucho mayor. La pantalla puede fácilmente dividirse en 3 o más ventanas simultáneas, u ofrecer una de mayor longitud para labores de programación o edición de video o audio.

Luego, por supuesto, está el gaming. El efecto de inmersión de estas pantallas es indudablemente mayor, pues la imagen abarca buena parte de la vista periférica también. Esto contribuye a minimizar el impacto de la interfaz en el juego, produciendo así ese efecto inmersivo de wallpaper en movimiento tan buscado.

Gigabyte M34WQ, ultrapanorámico sin pantalla curva


Hace casi 6 meses que disfruto de este monitor en casa. Estudié mucho los modelos disponibles antes de dar el salto porque, pese a que no había probado nunca una pantalla de más de 27» y 16:9, siempre me han llamado tanto la experiencia cinematográfica como el mayor espacio de trabajo. Hoy puedo decir sin miedo que esta es la mejor opción para adentrarse en este mundillo, con un monitor espectacular de calidad precio inmejorable.

Y hay que ser conscientes de que el ultrawide no está tan extendido y la oferta de monitores es más bien reducida. El Gigabyte M34WQ es prácticamente la única opción de calidad si buscas una pantalla plana.

La mayoría de monitores de este tipo son curvos, porque suelen tener paneles VA cuyo ángulo de visión no es muy bueno a partir de cierto punto. Para evitar esto, se curva la pantalla de forma que envuelva al usuario y se corrija el efecto, pero esto suele deformar también la imagen en cierto grado y al menos a mí el efecto no me convence.

Además, aquí contamos con un panel IPS, de mayor brillo y calidad de color que los VA, aunque sacrifique a cambio algo de contraste. Es cierto que los negros no son el punto fuerte del monitor, pero su brillo es impresionante incluso en habitaciones bien iluminadas y los colores son vibrantes y muy llamativos.

Para haceros una idea, para trabajar yo mantengo el brillo del monitor a 30/100, y en los modos de juego lo mantengo en torno al 50-70/100, porque más allá de eso me acaba cansando la vista, que en mi caso es bastante sensible a este efecto.

El monitor tiene una resolución de 3440×1440, que vendría a ser el equivalente a una 1440p común de 16:9 con los añadidos de pantalla a ambos lados. Ojo, porque esto parece poca cosa pero supone una carga notable para la tarjeta gráfica: según el juego, perderás alrededor de un 20-30% de fps. Es el precio a pagar por mover más píxeles: no llega al extremo del 4K, que exige tarjetas gráficas de la más alta gama, pero se nota y hay que decirlo.

En la tasa de refresco tenemos 144 Hz, que si vienes de los 60 Hz como me pasaba a mí, es un verdadero mundo: la fluidez llega a hacerse extraña al principio, y cuando te acostumbras ya no hay vuelta atrás. Si antes los 30 fps de las consolas ya cantaban a veces, ahora se hacen dolorosamente evidentes: a todo lo bueno se acostumbra uno rápido. Por supuesto, cuenta con FreeSync Premium y es compatible con VRR.

Por lo demás, es un monitor de prestaciones muy buenas, a la práctica sin competencia en su segmento: si quieres mayor calidad no queda más remedio que pasar a los modelos curvos más grandes o a los OLED, casi todos ellos de al menos el doble de precio.


En Rtings, expertos en análisis de monitores y auriculares, el M34WQ recibe una calificación de 8.3 en Gaming gracias a sus excelentes tiempos de respuesta e input lag, y 8.0 para trabajo de oficina, notas muy a tener en cuenta dado lo críticos que son habitualmente, algo que siempre se agradece. Con esto puedes ir diciendo adiós al ghosting, que tanto se nota en monitores VA o de gama más baja. Tampoco me quedo sin mencionar lo acertado del soporte, que se regula en altura y gira con gran comodidad.

Sus puntos débiles más importantes, que todo hay que decirlo, son sus negros y el HDR, aunque este último, las cosas como son, suele ser bastante deficiente en cualquier monitor no OLED. Hay que esperar un poco más para eso todavía.



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