Es incómodo. Pero, sudar es bueno y necesario. El cuerpo humano en su interior tiene que mantenerse a una temperatura más o menos constante, que oscila entre unos pocos grados.
Por debajo de 35 se conoce como hipotermia y puede llegar a ser mortal, si la temperatura sigue bajando y por encima de 42 que es la fiebre más extrema conduce también, si se mantiene, a la desintegración del cuerpo.
Cuando nuestra temperatura interior del cuerpo empieza a subir, sea por el ejercicio físico, por una temperatura exterior elevada o por otros motivos, el cerebro pone en marcha unos mecanismos de supervivencia, entre los cuales la fabricación de sudor es de los más importantes.
Para eso tenemos unos pequeños órganos, las glándulas sudoríparas de las que la piel está tapizada, que fabrican el sudor. Este cumple dos funciones:
- Eliminar toxinas (de ahí los beneficios de la sauna)
- Bajar la temperatura.
El sudor se evapora en la piel y la refrigera, del mismo modo que al regar en verano se refresca el ambiente. Al haber más humedad en la piel, junto con la capa grasa, las bacterias encuentran un medio propicio. Y es su sobrecrecimiento lo que produce el olor.
Desodorante y antitranspirante, no son lo mismo
Para evitar el mal olor, en el mercado encontramos un producto que en los últimos meses ha ganado popularidad por la recomendación de miles de usuarios en las redes sociales, aunque está en los lineales desde hace años. Hablamos de los antitranspirantes, que son una loción que normalmente incorpora sales minerales como aluminio o circonio.
Como explica a ‘Guías de Salud’ el farmacéutico Jerónimo Ors, por un mecanismo físico-químico cierran el conducto de salida de la glándula. “Entonces es menos el sudor que sale, aunque tapar la glándula por completo puede suponer un problema”.
Sin embargo, la mayoría opta por los tradicionales desodorantes, que están concebidos para evitar que las bacterias se multipliquen. “Sustancias como el alcohol, los desinfectantes químicos como la clorhexidina y otros ayudan a controlar las bacterias y, por tanto, evitar el mal olor”.
El experto hace hincapié en que si buscamos una solución natural, el té verde es una buena opción por su capacidad antiséptica y poco agresiva para la epidermis.
Cuidado con enjabonarse demasiado las axilas: es contraproducente
Aunque los desodorantes usados de forma racional “no suelen dar problemas”, hay siempre que tener en cuenta que lo natural y lo sano es sudar, ya que es para lo que están diseñadas las glándulas y nuestro mecanismo de refrigeración. Pero, otra cosa muy distinta es que socialmente el sudor y sus manifestaciones sean indeseables.
El farmacéutico resalta que “lo más perjudicial para la piel es cuando nos enjabonamos mucho la axila y nos aplicamos mucho desodorante. Los geles y jabones irritan la glándula, abren el poro y la glándula fabrica más sudor. Si sobre una epidermis que ha perdido su capa protectora, y que está seca y deshidratada, aplicamos sales astringentes, podemos producir una irritación que acabe en dermatitis”.
Y, ¿cómo podemos hacer frente a este problema? “Se resolverá solo eliminando durante un tiempo los desodorantes y aplicando cremas calmantes”.
¡Atención con las sales de aluminio!
Con la controversia de los desodorantes con sales de aluminio (se ha relacionado con el cáncer de mama, aunque ningún estudio lo ha podido confirmar), muchas personas prefieren los productos que contienen sales de plata.
“Aunque las dos tienen capacidad astringente y cierran el poro impidiendo que salga demasiado sudor y que la glándula sudorípara se hiperexcite, las sales de plata son mucho menos agresivas y están especialmente recomendadas para pieles sensibles”.
Y es que, los ingredientes naturales “demuestran mucha menos agresividad y un mayor respeto por la ecología de la epidermis y su ecosistema”.
El farmacéutico señala que también “si el antiséptico que usamos para eliminar el olor causado por las bacterias es demasiado potente, podemos acabar con todo el microbioma de la piel, en un efecto devastador”.
¿El sudor siempre huele mal?
Hay personas que tienen un olor corporal muy intenso, independiente de que tengan una buena higiene. Pero, hay factores que contribuyen al mal olor en las axilas:
- Determinados niveles de ácido úrico alto
- Regímenes muy ricos en proteínas o especias
- El uso de determinadas prendas sintéticas muy ajustadas
- El consumo de determinados medicamentos
“En cambio, las pieles muy secas o las personas con dietas más verduras, suelen tener olores corporales naturalmente más agradables. Además de que el consumo de plantas como la salvia, la menta, el romero o el anís lo van a mejorar”.
Y es importante “que la higiene no sea excesiva ni escasa. Excesiva porque eliminamos la capa de protección de la piel e hiperexcitamos las glándulas sebáceas, aumentando la sudoración. Y escasa porque no eliminamos los microorganismos patógenos y que producen el mal olor”.