Declarada Patrimonio de la Humanidad, Salamanca es una ciudad viva que atesora bajo su entramado urbano encabezado por su plaza Mayor barroca, una de las más bellas de España, un rico patrimonio y una oferta cultural envidiable que se completa con una gastronomía de primer nivel y un ambiente jovial y alegre marcado por su carácter universitario.
Tal es su riqueza que puede presumir de ser una de las seis ciudades españolas que incluye en su lista de monumentos destacados dos catedrales. El conjunto catedralicio salmantino está formado por la Vieja (siglos XII al XV), dedicada a Santa María de la Sede, y la Nueva, que comenzó a construirse en el siglo XVI y finalizó en 1733 por los Churriguera y en cuyo interior se encuentra la imagen de la Virgen de la Asunción, misterio al que se encuentra advocado.
Más allá de visitar el interior de ambos templos que, además, se encuentran pegados, lo mejor es optar por subir a sus torres, un recorrido que permite conocer a fondo su historia, así como obtener una de las panorámicas más bellas de este destino.
Así es la visita
La visita comienza por la Sala de la Mazmorra, espacio que en su origen estaba marcado por el carácter defensivo que se la atribuye a las dos torres de la catedral y que, actualmente, acoge la taquilla y una pequeña tienda de regalos. Tras subir los primeros escalones se llega la Estancia del carcelero, una pequeña sala de planta rectangular cubierta con bóveda de cañón apuntado que pertenece a la construcción de la torre en el siglo XIII y que posiblemente estaba destinada a la custodia del recinto, de ahí su nombre.
El primer espacio que hay que destacar es la Sala del Alcaide, una estancia dedicada a la música en la que se puede contemplar uno de los conjuntos de instrumentos aerófonos renacentistas más extraordinarios de España. Además, desde su ventana geminada se puede observar el interior de la Catedral Vieja.
Subiendo un poco más se llega a la Sala de la Torre Mocha, cuyo nombre resulta contradictorio ya que nunca fue desmochada y de hecho fue recrecida su altura. Dedicada al Archivo y a la Memoria Constructiva alberga documentos de la época moderna relacionados con el proceso constructivo de la Catedral Nueva (siglos XVI-XVIII) y una colección de dibujos históricos de las Torres entre los que destaca el de Anton Van den Wyngaerden, el cual representa el perfil de la ciudad de Salamanca en el siglo XVI y en el que se puede apreciar la Torre Mocha con el nivel de terraza con almenas en su perímetro y protegida con un tejaroz. Por su parte, la Sala Alta da la oportunidad a los amantes de la arquitectura de profundizar un poco más en las diferentes restauraciones que han sufrido a lo largo de los siglos estos templos.
La Sala de la bóveda, considerada como ‘la Piedra Angular’ de la catedral, fue construida inicialmente en el siglo XIII y está cubierta con bóveda de cañón apuntado, arco fajón al medio y nervaduras adosadas a los muros que nacen a media altura sobre ménsulas. Aquí se encuentra el privilegio más antiguo de Salamanca (1102) y documentos relacionados con la construcción del templo y en sus paredes son visibles las cicatrices que dejó el incendio ocasionado por un rayo en 1705.
La primera salida al exterior se realiza por la terraza de la Torre Mocha, un magnífico balcón para admirar el conjunto catedralicio en todo su esplendor y algunos de los imprescindible de la ciudad como son el Palacio del Obispo, la Iglesia del Arrabal o el Puente Romano. Además, desde aquí se puede atravesar una pasarela metálica sobre los tejados de la nave lateral de la Catedral Nueva que acerca al visitante a la Torre del Gallo y le permite asomarse al Patio Chico.
La visita resulta de lo más completa ya que se pueden ver los interiores de ambas catedrales. Así, la siguiente parada en el recorrido es la balaustra superior de la Catedral Nueva –versión avanzada de los primitivos deambulatorios y triforios–, lo que permite apreciar sus grandes dimensiones, así como el coro de los Churriguera flanqueado por los órganos renacentista y barroco y la imagen de la Virgen de la Asunción ubicada en la cabecera de la Capilla Mayor.
A continuación, la escalera de caracol de Mallorca conduce a la terraza norte que da a la plaza de Anaya. La escalera fue realizada por Juan Gil de Hontañón entre 1513-1522 en la primera campaña de construcción de la Catedral Nueva. Este tipo de escalera fue muy utilizada en la arquitectura quinientista española y se caracteriza por no tener núcleo central donde aparece un hueco rodeado de molduras elípticas que forman hélices concéntricas y forman el pasamanos. Una vez en el exterior, se puede observar la Salamanca más histórica que incluye el Convento de San Esteban, la Clerecía y Universidad Pontificia y la Casa de las Conchas, entre otros edificios.
Un paso antes de llegar al final de la visita está la Sala del reloj, lugar donde originalmente estuvo el mecanismo del reloj y donde hoy día se pueden apreciar los acontecimientos que han marcado sus muros como son el incendio, la ampliación de la torre o el terremoto de Lisboa.
Por último, está El cuerpo de campanas, la estancia más elevada de la Catedral realizada en el siglo XVIII. Este espacio está formado por el cuerpo de arcos que albergan las campanas –un total de nueve piezas–, un segundo cuerpo ochavado, cúpula semiesférica sobre pechinas, linterna, cupulín, pináculo, cruz y veleta. Lo mejor es que desde esta estancia se puede observar –a través de los huecos que albergan las campanas– el conjunto catedralicio, la ciudad y la vega que la rodea.
Datos de interés
– El precio de la entrada es de 4 euros.
– El horario de las visitas es de 10 a 20 horas de marzo a diciembre y de 10 a 18 los meses de enero y febrero.
– Existe una modalidad de visita nocturna los viernes y sábados de 20.15 a 23.15 horas con un precio de 10 euros por persona, así como la denominada ‘A la Carta’, recorrido nocturno guiado y ambientado con música y luz interpretativa (precio a consultar).
– En la página de Ieronimus se puede obtener un regalo de lo más original, un toque de campanas personalizado.
– El acceso se realizar por la Torre Mocha en la plaza Juan XXIII s/n