Aquí, en el centro de operaciones de Luanvi, conversamos entre míticas camisetas del Valencia CF de finales de los 90, prendas que, gracias a los éxitos de aquel equipo de Claudio López, Gaizka Mendieta, Santi Cañizares y compañía aún conservan miles de valencianistas.
Recordábamos ahora mismo que tuve la ocasión de jugar dos finales con ellas, con la blanca en la Copa de Sevilla, en La Cartuja, y con la naranja, en la final de Champions de París. Nos une algo más que una cuestión normal, somos casi familia. Con Luanvi tengo un camino recorrido en el Valencia más que importante. Fue la primera camiseta que usé cuando llegué al club, en mi primera experiencia europea. Tuvimos años de altibajos, pero al final, antes de partir, vivimos un tiempo inolvidable.
¿La blanca con el logo de ‘Terra Mítica’ es la que le marcó en mayor medida?
La blanca, sí, porque es el color tradicional que viste el club, lo primero que ves en la calle y que se compra la gente. Las camisetas alternativas que tuvimos en aquellos años nos acompañaron también en momentos muy importantes para lograr objetivos, así que todas tienen un sentimiento especial.
Por cierto, va a ser usted próximo embajador de Luanvi.
Me seduce mucho. Primero por lo que dijimos, por los años tan felices compartiendo momentos tan lindos. Después porque me une un cariño y una gran amistad con el dueño de Luanvi. Hemos recorrido mucho juntos. Además, por la gente que trabaja en la empresa, sentimos un cariño compartido en el cual uno no puede negarse de acuerdo a todo lo vivido y a tanta felicidad al lado de la afición. Es imposible no estar con ellos.
Después de 19 años de sequía, el ‘Piojo’, así se le apodaba por su velocidad de vértigo, fue una pieza fundamental para, por fin, traer un título a València.
Sí, esa Copa fue muy especial, el momento. La afición lo venía demandando mucho, en esas temporadas logramos unir muchas cosas, un grupo hermoso de trabajo, el cual tuvo mucha dedicación para conseguir lo que consiguió, sumándose al cariño y a la conexión que alcanzamos con la gente valencianista para sentirnos de esa manera. Al final, todo fue como alguna vez lo habíamos soñado.
El 26 de junio se cumplirá el 25 aniversario de la Cartuja, fecha para la que Luanvi prepara una camiseta conmemorativa. ¿Merece mucho la pena revivir momentos así, verdad?
¡Sí! En lo personal con Valencia me une un cariño muy especial, siempre me trataron como en casa y me hicieron sentirme parte de esta familia tan grande que es el valencianismo. Qué mejor que la marca que nos acompañó, nos apoyó, nos abrigó en su momento y nos hizo vibrar de emociones esté conmigo.
¿Cuáles son los otros planes de colaboración que tiene con la marca valenciana?
Lo bueno fueron las ideas presentadas para desarrollar. Me gustó mucho involucrarme con ellos, introducirme, ir a eventos, acompañar el método de Luanvi para equipaciones de clubes locales de la Comunitat Valenciana. Hay una idea muy linda y cariñosa, la de tratar de hacerme una colección personal. Son muchas ideas que nos unieron, que abren un nuevo camino, divertido, emocionante… Y, sobre todo, lo más lindo compartirlo con los valencianos.
¿Qué recuerda de aquella final contra el Atlético de Madrid?
La emoción, el nerviosismo, la tensión de llegar a un momento tan importante, no solo para el club y la afición, sino también para nosotros personalmente. Fue un día de muchas emociones, pensamientos, ganas, de concretar algo que veníamos completando un trabajo muy bueno por parte de todos. Jugadores, entrenador…
¿La imagen de Molina, portero rojiblanco, corriendo detrás de suyo?
En realidad (sonríe), lo recuerdo de verlo solamente en el vídeo. Me inundó tanta emoción y se me cruzaron tantas cosas por la cabeza en ese momento que lo único que hacía era no mirar para atrás, solo mirar para adelante para llegar a terminar en la portería. Fue sensacional.
¿Ya está plenamente instalado en València?
Sí, ya estamos instalados aquí, vinimos a acompañar otro sueño, el del más grande de nuestros hijos, que quiere seguir con la misma profesión. La mejor forma es estar con él y acompañarlo, qué mejor que en València, una casa para nosotros. Apenas llegados, tuvimos contacto con la gente de Luanvi, porque nos conocemos, y se presentó esta oportunidad y la tomamos con muchísima alegría porque sentimos que cada uno contribuimos en algo, con una parte, a lo que es la marca y a lo que fue mi carrera, así fue muy fácil ponerse de acuerdo.
Su hijo Joaquín juega en el Roda, ¿qué tal le va?
Sí, está en el Roda, feliz, contento, muy bien, desarrollándose, trabajando duro día a día, con la consigna bien clara y, sobre todo, como decía, con mucha felicidad porque creo que es lo que primordial en esto para poder llegar a algo.
¿Es delantero como su padre?
Sí, eligió sufrir (risas), sí, sí… Él eligió ser delantero, o lo pusieron de delantero y ahí está, peleando, luchando.
¿Cree que es una ventaja el haber sido futbolista para el aprendizaje de su hijo?
A ver, depende de cómo lo tomes o vives, yo soy un padre que prefiere la felicidad y la alegría antes que la presión y el estar encima todo el tiempo, partiendo de esa base lo que más preocupa es la felicidad de él, el momento de él y que lo viva de esa manera. Cosas para corregir hay hasta el día que uno decida retirarse, es todo el tiempo así, pero lo más importante es no presionarlo, y entender que mi posición es de ayuda, acompañamiento y compartir los momentos con él.
Por otra parte, el otro proyecto profesional que lo ata, con gusto, a València es su rol como asesor en ‘DV7 Management’…
Feliz de poder tener un lugar ahí, de poder compartir y trabajar con ellos, hay un equipo muy grande, muchos proyectos y cosas por hacer y es importante que uno pueda ser útil para ayudar a que se concreten y salgan adelante, estamos en un ambiente bárbaro, con gente conocida a la que uno quiere y con la que ha compartido muchas cosas, por lo que trato de aportar mi granito de arena y seguir sumando.
¿Cómo afrontan el reto de hacer crecer en la Comunitat a un club con opciones como el Benidorm?
El Benidorm es como el bebé de la familia, todos estamos pendientes de él, tratando de empujar y colaborar para que el proyecto llegue a un buen puerto. Las bases están puestas, hay un gran presidente como Jordi Bruixola, que nos está guiando y haciendo mucho bien, nosotros tratamos desde nuestro lugar de aportar lo mejor para que vaya bien.
Por solo un mes no coincidió en el vestuario del Valencia con el actual técnico, Rubén Baraja.
No tuve la suerte de coincidir con él, compartí hasta junio de 2000, luego me fui. Pronto llegó un recambio de jugadores y en ese grupo llegó Rubén, Pablito Aimar, Ayala… y años después, David (Villa)… Creo que nosotros fuimos el puntapié de lo que vendría después, que también fue más que importante para todos, para el valencianismo.
Pasado el tiempo, ¿uno de se arrepiente de haber dejado el Valencia cuando estaba en lo más alto? ¿Le dio muchas vueltas a su marcha a la Lazio?
Prefiero pensar que lo que he hecho en el Valencia y los cuatro años que estuve, porque me lo demuestra la gente que me habla en la calle, marcó y dejó huella. El cariño que nos devuelven a los futbolistas de entonces quiere decir que lo trabajamos aquí dio frutos y eso es lo primero. Después si me quedaron ganas… eso siempre estuvo y estará porque uno siempre desea estar donde lo trataron bien, y el amor fue recíproco. Sin embargo, prefiero quedarme con los momentos inolvidables que vivimos y seguir avanzando en el día a día.
Como valencianista que es, supongo que sufre y está al tanto del día a día del club. El sábado 2 de marzo más de 20000 aficionados reclamando un cambio en la gestión y el accionariado y ayuda de los políticos para conseguirlo.
Uno como aficionado, desde fuera, lo que trata de hacer es apoyar y acompañar de la mejor manera. Si se nota en el ambiente que la gente no está conforme, que no están contentos, pero, bueno, el momento es el que es… Y como aficionados, seguidores, lo mejor que se puede hacer es lo que se hace ahora, llenar Mestalla, apoyar a morir el equipo que uno quiere y mandarle ese cariño a los jugadores y al cuerpo técnico, deseándoles lo mejor, que sientan el apoyo, y que todos juntos hagan una piña y tiren hacia delante, porque es la única manera de salir. Además, que lo están haciendo, están demostrando ser muy competitivos, cosa que agradecemos todos.
Evidentemente, la afición del Valencia está dando una lección a lo largo de la temporada, llenando el estadio, apoyando y también manifestándose por un futuro mejor.
Yo prefiero enfocarme en eso porque es increíble, el amor que desprenden hacia esta institución es inigualable, y me quedo con eso. Sé que hay partes negativas y podrían estar mucho mejor, pero prefiero quedarme con ese amor de los aficionados por el Valencia.
¿Qué le parece el equipo del ‘Pipo’? Con mucha juventud, el caminar es mucho mejor que hace un año, ¿pero no le duele comprobar la imposibilidad de tener un club entre los cinco mejores de la Liga?
Hay que tener en cuenta que, a medida que pasa el tiempo y las cosas que suceden en el club, los jóvenes han tenido que saltear pasos, muchos han debido sobrellevar situaciones antes de hora. En cambio, han madurado de golpe, y lo hacen de la mejor manera posible y se nota el trabajo y la mano del entrenador, se nota el esfuerzo y las ganas de los jugadores de hacerlo bien. Si es cierto que, por momentos en los partidos, o lo ves en la tabla, hay un tope, pero es lindo ver que ellos tratan de romperlo y conseguir cosas y se prestan a dar la cara por el escudo y a competir, que es lo principal. Hay mucho mérito del cuerpo técnico que está sacando eso, muchas cosas que los chavales, empujados ahí, tienen que resolver.
¿Quién le gusta más en este ‘Baby Valencia’?
Por las características mías, Diego López (sonríe). Tiene una cosita, energía, que se le nota lo que va y empuja. Después, Javi Guerra, por supuesto. Más allá de que es muy normal que pueda tener partidos buenos, partidos malos, no olvidemos que hace un año estaba en la cantera. Llegar a jugar en Mestalla y cargar con el peso de hacerlo bien no es nada fácil… También hay chicos en la defensa -Mosquera, Yarek- que están dando la cara muy bien, se ve que quieren. Todos aprenden muy rápido y dándose cuenta del sentido valencianista y lo que quiere la gente de ellos. En poco tiempo se lo están devolviendo a la afición. Les doy la enhorabuena. Esperemos que en el futuro nos deparen alegrías.
Ha hablado muy bien del valencianismo. ¿Qué merece esta afición? ¿Un Valencia más arriba? ¿Más respeto de parte de su máximo accionista?
Merece tantas cosas, innumerables…
¿Al menos, un propietario que quiera más al club?
Lo que pasa que el sentido valencianista es tan profundo, con tanto amor y cariño por su club, que sí, realmente la persona que está a cargo, el dueño sí que tendría, por lo menos, que tomarse dos minutitos y analizar ese aspecto. Lo que son los negocios yo no los conozco, no sé en forma privada cómo son, no me meto, pero sí podía dedicarle un tiempo al sentimiento que la afición tiene por el Valencia, y a lo que significa el club para la ciudad y la Comunitat también. Porque significa muchas cosas, yo lo aprendí, me costó un tiempo, pero finalmente lo aprendí… y eso se toma en el contacto con la gente, el día a día en la calle, con lo que te muestran y demuestran, con lo que te preguntan, lo que te devuelven a lo que pides… Sí, para este club hay que tener ese sentido, que es importantísimo. Desde ese punto de vista, la afición del Valencia ve lo que quieres hacer o no por su club. Entonces, en ese terreno el propietario debería tener más claridad.
No sé muy bien el porqué, pero con lo que ha dicho sobre su aprendizaje me he acordado de Luis Aragonés. ¿Qué parte de responsabilidad tuvo el Sabio en que el ‘Piojo’ entendiera ese proceso de identificación con lo que representa el Valencia?
¡Muchísima! Yo llegué al club y es de público conocimiento que él no me quería, no me había pedido, y me lo dijo… No eran, las mías, las características de delantero que necesitaba para el equipo. Aun así, aprendió él y aprendí yo que con el trabajo, el esfuerzo y con lo que se tenía que hacer eso se podía revertir, darle vuelta y se le dio. Y acabamos, yo admirándolo y queriéndolo mucho por las cosas que me había dado, y Luis, satisfecho y conforme del trabajo que yo devolvía. No tengo que decir yo lo que significa Aragonés para el fútbol español, no solo para el Valencia, guardo un gratísimo recuerdo de él. Uno cuando está observado por la afición debe ver y trabajar por un montón de cosas. Mediante el trabajo se demuestra que a uno le importa el lugar en el que está, y que lo quiere representar bien y hacerlo valer, eso es muy bueno.