Sin duda la diabetes es una de las enfermedades no contagiosas que más personas padecen a nivel mundial. Solo en el caso de España, son más de 5 millones de personas las que tienen diabetes y se calcula que de ellas, más del 30% están sin diagnosticar.
Y lo más preocupante es que todo parece indicar que estas cifras van a ir incrementándose en los próximos años, con lo que esto implica para la salud pública y las consecuencias de esta patología.
Una de las claves de la diabetes es que el paciente tenga sus niveles de glucosa completamente controlados. El problema es que no siempre es así, con lo que el paciente puede ver empeorados otros aspectos de su salud como la vista, el dolor o la salud bucal.
Y es que como explica el presidente del Consejo General de Dentistas, doctor Óscar Castro Reino, la diabetes y la salud bucodental tienen una relación bidireccional.
- “Si los niveles de glucemia se alejan frecuentemente de los valores considerados como adecuados, el riesgo de desarrollar determinadas patologías bucodentales aumenta considerablemente.
- Pero también se produce una relación en el sentido contrario: las patologías bucodentales, sobre todo la enfermedad periodontal, dificulta el control de la glucosa en sangre en los pacientes diabéticos.”
Cómo afecta la diabetes a la salud oral
Una de las principales afectaciones que tiene la diabetes sobre la boca viene de que tener esta patología reduce la resistencia del cuerpo a las infecciones y retrasa el proceso de cicatrización, favoreciendo que las infecciones bucales se agraven.
Pero no solo eso, la diabetes también puede disminuir el flujo salival y aumentar los niveles de glucosa en la saliva.
Como consecuencia de ello, los especialistas en odontología enumeran las principales afectaciones en la salud oral que provoca unos niveles de glucosa alterados:
1- Caries.
Como consecuencia del aumento de azúcar en sangre, “los diabéticos pueden tener una mayor concentración de azúcar en la saliva, así como sequedad bucal”, explican los dentistas.
Y estos condicionantes favorecen el crecimiento de bacterias con lo que, si no se realiza una buena higiene dental, lo más probable es que la placa bacteriana se acumule y se adhiera a las superficies de los dientes, lo que puede provocar caries.
- “De hecho, se ha demostrado que las personas diabéticas presentan mayor riesgo de padecer caries en la raíz de los dientes”, señalan los expertos.
2 – Enfermedad periodontal.
Esta patología supone una infección de las encías que, a medida que progresa, pone en riesgo a los tejidos que sostienen los dientes.
- “En una etapa avanzada, la enfermedad periodontal puede causar dolor y sangrado de las encías, dolor al masticar e incluso pérdida de dientes”, explican desde el Consejo.
Esta enfermedad en las personas diabéticas, que son más propensas a sufrirla, puede afectar al control de la glucosa en la sangre y contribuir al avance de la diabetes.
3 – Hongos.
La candidiasis oral es una infección por hongos causada por un crecimiento excesivo del hongo Candida albicans. En el caso de las personas con diabetes, el exceso de azúcar en la saliva, la baja resistencia a las infecciones y la xerostomía (sequedad bucal) pueden facilitar el desarrollo de este hongo.
Esta infección fúngica se presenta como manchas blancas en el interior de las mejillas o en la lengua, pero puede afectar a la parte superior de la boca, las encías, las amígdalas o la parte posterior de la garganta.
4 – Xerostomía.
No tener los niveles de glucosa bien controlados aumentan las probabilidades de sufrir sequedad bucal.
¿Y por qué ocurre esto? Pues porque “el diabético no controlado suele presentar una diuresis (secreción de orina) mayor de lo habitual, lo que puede originar una situación de deshidratación. Además, la falta de insulina provoca el mal funcionamiento de determinados órganos, entre ellos el de las glándulas salivares”, explican los dentistas.
Consejos para la buena salud oral de los pacientes diabéticos
Para que la diabetes no genere más problemas, los especialistas del Consejo General de Dentistas apuntan algunas pautas de prevención:
- Cepillarse los dientes meticulosamente, al menos, por la mañana y por la noche, durante dos minutos con un cepillo adecuado y pasta dentífrica fluorada. Además, se debe completar con una higiene interdental diaria con seda dental o cepillo interdental.
- Llevar una vida saludable. Es decir, mantener controlados los niveles azúcar en sangre, seguir una dieta adecuada y vigilar el peso, realizar ejercicio físico y evitar el tabaco y el alcohol.
- Visitar periódicamente al dentista, al menos dos veces al año, para detectar de forma precoz cualquier patología y poder tratarla a tiempo.