A su regreso de uno de sus viajes por el mundo, Alfonso XIII comprobó desilusionado que Madrid carecía de un hotel de gran lujo como los que él había disfrutado durante su periplo. Un detalle que también había sido un inconveniente a la hora de alojar a los invitados de las casas reales internacionales que se habían desplazado a Madrid con motivo de su boda con Victoria Eugenia de Battenberg. Por esa razón, el monarca removió Roma con Santiago para solucionar un problema que, a la vista del interés que le puso, le preocupaba más que la corrupción que estaba esquilmando las arcas públicas —y de la que él mismo era responsable y beneficiario—, el desastre de Annual —en buena parte consecuencia de lo anterior— o la dictadura de Primo de Rivera a la que se plegó gustoso.
Con ese objetivo, el monarca contactó con el arquitecto Charles Mewès para que proyectase un gran hotel en la capital que sería administrado por el mismísimo Cesar Ritz, propietario del hotel que había inaugurado en París 1898 y que contaba con comodidades inimaginables en la época, tales como cuarto de baño, teléfono y luz eléctrica en cada una de las habitaciones.
Desde su inauguración en 1910, el Ritz ha sido testigo y actor de la historia reciente de España. Lugar de referencia de la aristocracia y la oligarquía nacionales e internacionales, su lujo ha inspirado cuplés sicalípticos a escritores como Álvaro Retana, ha sido hospital de guerra, allí fue operado Buenaventura Durruti después de ser herido en el frente de Madrid y ha servido de alojamiento a personalidades como el negus Haile Selassie, la artista y espía Mata Hari, el pintor Salvador Dalí, la actriz Ava Gardner, los políticos Fidel Castro y Nelson Mandela o la cantante Jennifer López. Unas anécdotas que hacen que, a pesar del desembarco en la ciudad de cadenas hoteleras internacionales de nuevo cuño, el Hotel Ritz continúe siendo uno de los lugares más emblemáticos de la capital.
El Ritz por piezas
Con motivo de una rehabilitación integral de sus instalaciones que le obligaron a cerrar sus puertas durante dos años, el Hotel Ritz realizó en 2018 una subasta de miles de piezas. El gran éxito de la propuesta ha hecho que el hotel madrileño, en la actualidad propiedad de la cadena Mandarin Oriental Hotel Group, repita la idea, aunque con un número de lotes a la venta considerablemente menor.
Este martes 23 de julio a las 17 horas, la sala Ansorena celebrará, en su sede de Alcalá 52, una subasta en la que también se podrá participar en remoto, bien enviando las pujas por adelantado, bien siguiendo la subasta en directo por la web, canal por el que los que no puedan o no quieran desplazarse a la exposición física organizada en Alcalá 52, también pueden consultar las particularidades de los lotes en venta.
Entre las piezas más destacadas están, por ejemplo, un tapiz de escuela francesa del siglo XVII realizado en el taller de François de la Planche, en base a los cartones de Toussaint Dubreuil pintó inspirado por la historia de Diana. En este caso, la pieza reproduce la escena relatada por Ovidio en sus Metamorfosis, en la que la madre de Apolo, Leto (o Latona), tras llegar sedienta con sus hijos a Licia, comprueba cómo los campesinos de la zona les impiden beber. Una actitud que provocará la ira de la diosa, que los transformará en ranas. Las dimensiones del tapiz son de 356×307 y su precio de salida es de 12.000 euros, lo que la convierte en la pieza más cara de la subasta.
También en el rubro textil y pictórico, se subastará un repostero de manufactura española de 264×260 centímetros con el emblema de Madrid y la leyenda “Hotel Ritz Madrid” cuyo precio de salida es de 700 euros, y una copia de El cacharrero de Francisco de Goya en óleo sobre lienzo de 165×130 centímetros por 500 euros de salida.
Entre los muebles que se rematarán el día 23, se encuentra una pareja de bergeres estilo Luis XV con respaldo tallado rematado en flores (480 euros de salida), un canapé estilo Luis XV con acabados semejantes, lo que permite que puedan colocarse juntos sin desentonar (350 euros), una cómoda estilo Luis XV de madera policromada simulando laca china (1.800 euros), así como dos consolas del siglo XX de estilo neoclásico por 600 euros de salida la pareja.
También se subastará un juego de escritorio de Loewe (300 euros de salida), un lote de seis tinteros de la primera mitad del siglo XX (200 euros), un aguamanil y jofaina de loza con el nombre del hotel impreso en ellos (480 euros), antiguas planchas de hierro (180 euros), un camino de mesa, un violetero y varios relojes, uno de ellos de registro horario de empleados fabricado por la empresa neoyorquina Endicott a finales del XIX y principios del XX, cuyo precio de salida es de 300 euros.
El grueso de la subasta lo conforman varias cuberterías de metal doradas de más de cien piezas, conjuntos de mesa, servicios de merienda, saleros y pimenteros, perfectas para tener en casa un recuerdo del prestigioso hotel. Lo que no saldrá a la venta serán dos grandes lámparas de techo estilo Luis XV en metal dorado, que tenían un precio de salida de 1.800 euros y que finalmente han sido retiradas de la subasta.