Real Madrid y Bayern se miden en las semifinales de la Champions, el partido que más veces se ha jugado en esta competición, el duelo entre los dos clubes con mayor jerarquía de la competición, con permiso de Milan y Liverpool. Las dos camisetas que más pesan en Europa, dos portaaviones con filosofías similares del fútbol y de la vida. Ganar como única coartada. Desde que los bávaros conquistaron tres títulos continentales consecutivamente en los 70 liderados por la elegancia de Franz Beckenbauer y los goles de Gerard Müller, el Bayern se convirtió en la alternativa más fiable a los blancos en el Viejo Continente. En aquella década dominaron Europa, pero paradójicamente no Alemania, donde el Borussia Monchengladbach conquistó cinco títulos en diez años.
Un Bayern marcado por la final del Camp Nou
Los muniqueses tuvieron un rebrote con Rummenigge y Breitner, pero perdieron un par de finales (Aston Villa y Oporto) antes de que en 1999 la final del Camp Nou se convirtiese en la derrota más descarnada que se recuerda en la historia del fútbol, con dos goles del United en 90 segundos en el descuento. Una episodio que marcó la historia reciente del club.
Desde entonces han mostrado intermitencia en Europa, hasta que en 2020, con el Covid en plena ebullición, se sacaron la espina al ganar en Lisboa una final sin público al París Saint-Germain con un gol de Kingsley Coman. “Queremos repetir aquello en Wembley, pero disfrutándolo con nuestros aficionados”, apuntaba Kimmich. En estos últimos años el vestuario bávaro ha vivido marcado por la lucha de egos, un lugar del que no guardan buen recuerdo Toni Kroos ni Carlo Ancelotti, quien trató de controlar en la temporada 2016-17 lo que Müller bautizó como “el lejano Oeste”. Carletto conquistó la Bundesliga, algo casi inevitable en un club que ha ganado once de las últimas doce ligas. Pero no pudo sofocar el incendio en Europa.
Hoy el Real Madrid se mide a un Bayern en claro declive. Pese a tener seguir teniendo jugadores de relativa aristocracia como Goretzka o un alicaído Müller sumados al talento de otros como Musiala, Gnabry o Sané, la realidad es que el Bayern 2024 es la versión menos temible que se recuerda del club en los últimos lustres. Entrenados por un Thomas Tuchel que se irá a final de temporada, buscan técnico sin éxito para la próxima temporada. El último que les ha dado esquinazo es Unai Emery, que ha renovado en el Aston Villa.
Cinco dudas en el Bayern
Llegan los teutones a las semifinales tras completar una ruinosa temporada doméstica cayendo en Copa ante un equipo de Tercera, el Saarbrücken, y descolgándose en Liga de la pelea por el título ante el intratable Leverkusen de Xabi Alonso. A eso suman que este partido les llega en un mal momento físico con Sané, Musiala y Gnabry tocados. Además, en el último partido de Bundesliga, en el que ganaron al Eintracht 2-1, se marcharon lesionados Konrad Laimer, tocado en el ligamento interno de la rodilla, y el neerlandés Matthijs de Ligt, que se torció el tobillo. No sabrá de quién dispone hasta el último momento.
En este Bayern el brillo lo ponen los goles de un Harry Kane insaciable que suma 42 tantos en 42 partidos. Sin embargo, el ariete inglés arrastra la leyenda de jugador maldito, al no haber estrenado aún su palmarés, ni siquiera al fichar por un Bayern que podría cerrar su primera temporada en blanco en 12 años.
Afirman “no tener miedo al Real Madrid porque somos el Bayern”, pero Tuchel se deshizo en elogios con los blancos. “Lo que ha hecho Ancelotti por el fútbol es la hostia” y “Bellingham parece haber nacido para vestir la camiseta del Real Madrid, el club más grande del mundo”. Pero detrás de esa elogio debilitante se esconde un equipo que se aferra a esta competición como a un salvavidas. Tiene jugadores de experiencia contrastada y sus expectativas de estar en Londres pasan por llegar al Bernabéu con una renta que defender, porque lejos del Allianz Arena se ha convertido en un equipo vulgar con un déficit defensivo alarmante.
El Real Madrid, por contra, aterriza en Múnich en un buen momento. Sigue recuperando jugadores y solo Carvajal, por amonestaciones, estará fuera. Ancelotti ha confirmado que Tchouameni será titular y todo apunta a que lo será en el eje de la zaga junto a Rudiger, con lo que el mediocampo quedaría completado por Camavinga, Kroos, Valverde y un Bellingham que parece que ha vuelto a conectarse tras el gol decisivo ante el Barcelona. Arriba Rodrygo y Vinicius comienzan a alcanzar la velocidad de crucero, con 19 goles y 7 asistencias del primero y 17 y 6 del segundo. Carletto además dejaba un recado en su comparecencia para quienes no creyeron en él ni en el equipo en Manchester: “Pocos de los que estáis apostabáis a que estaría aquí dando esta rueda de prensa”.
Lunin guardará la portería y un Lucas mayúsculo copará el carril derecho mientras Mendy echa el cierre al zurdo. El respeto del Madrid por su rival no esconde que Carletto sabe que las lagunas defensivas muniquesas son un acicate para los blancos, que han marcado en todos los partidos de esta Champions. Ancelotti confía en salir de Múnich con un buen resultado y sellar el próximo miércoles en Madrid el billete para buscar en Wembley su quinta ‘orejona’ y la 15ª del club. Una tarde, o como advertía Kimmich, “un partido para gourmets”.