‘Te lo agradezco, pero no’. Igual que Alejandro Sanz, el Barça declinó la invitación del Real Madrid a reabrir la pelea por el título de Liga. Un decepcionante partido de los culés, mermados por las lesiones de Frenkie de Jong y Pedri, frena en seco las buenas sensaciones del vigente campeón, que en ningún momento encontró la manera de meter mano a una ordenada defensa vasca. Sin gol ni ocasiones, el equipo de Xavi seguirá una jornada más a ocho puntos del Real Madrid y, lo que es peor, vuelve a evidenciar falta de fútbol en partidos señalados.
Si había Liga para el Barça, esta pasaba por ganar sí o sí en San Mamés, plaza en la que los azulgranas vienen hincando la rodilla tantas y tantas veces en los últimos años en Copa del Rey. El empate del Real Madrid y la posibilidad de adelantar a un Girona encallado obligaban a los de Xavi a salir a morder. A saltar al césped con el cuchillo entre los dientes.
Con Cubarsí pero sin Lamine, que cedió su plaza a Raphinha, el técnico dio continuidad al dibujo con cuatro centrocampistas. El objetivo, buscar los espacios para castigar a un equipo en resaca emocional tras alcanzar el jueves el billete para la final copera.
Cancelo fue el primero en intentarlo con varias incursiones profundas. Christensen, con la testa, remataba fuera un centro de Gündogan. El primer cuarto de hora del Barça fue notable, más por la omisión de errores que por cualquier tipo de brillantez.
Frenkie de Jong, KO en el tobillo
De hecho, lo único malo que sucedió a los catalanes en la primera media hora fue la lesión de Frenkie de Jong, que tuvo que retirarse tras sufrir un aparatosa torcedura de tobillo. Fermín entró en su lugar y fue precisamente el onubense quien originó la mejor ocasión del primer tiempo. El ’16’ intentó superar a un Unai Simón que salió de su área al primer toque, el rechace le cayó a Cancelo y el disparo del luso desde 40 metros lo salvaron de milagro entre Yeray y el meta.
En el último tramo del primer tiempo, los de Valverde dieron un paso al frente y desdibujaron al Barça. Las posesiones de los culés eran cada vez más cortas y el desespero de Xavi crecía en la banda. Justo antes del descanso, otro jarro de agua fría en forma de lesión. Pedri, de nuevo KO, pidió el cambio entre lágrimas.
La reanudación no cambió nada. Es más, acentuó la tendencia al alza de los locales. Iñaki Williams probó fortuna pero no encontró portería. Justo después, Unai Gómez también disparó sin suerte. A Xavi le quedaba solo una ventana de cambios, por lo que debía medir con precisión quirúrgica cuándo y qué fichas tocar.
Incapaces de inquietar al Athletic
Berenguer ponía en apuros a Kounde y San Mamés se venía arriba, consciente de que el Barça empezaba a sufrir más de la cuenta. El envite era una oportunidad para los azulgranas pero por momentos parecía que era el cuadro de Valverde el más necesitado. Una larguísima posesión que acabó con Paredes evitando el remate de Lewandowski significó el primer síntoma de mejora del vigente campeón. Quedaba media hora y la tensión subía a medida que bajaba la temperatura en Bilbao.
Xavi colocó a Raphinha por dentro, cerca de Lewandowski, pero los primeros 20 minutos del segundo tiempo evidenciaron que el experimento no estaba funcionando. Paralelamente, el Athletic creía cada vez más y el ‘Txingurri’ daba entrada a Sancet. Más difícil todavía para el Barça.
En una de las pocas transiciones que pudo armar el conjunto azulgrana, Lamine cayó en el interior del área y el Barça reclamó un penalti que no existió. Xavi, cada vez más nervioso, no lo podía creer. Paralelamente, el partido se convertía en un correcalles con una premisa que parecía irrefutable. El primero en pegar se llevaría el gato al agua.
La épica no apareció esta vez
El técnico azulgrana se la jugó en el último cuarto de hora. Íñigo, Romeu y Joao Félix fueron sus últimas tres elecciones con el objetivo de resucitar a un equipo que coqueteaba con el desastre. Los minutos corrían como si el momento del Barça tuviera que llegar, pero se acababa el tiempo y los de Xavi seguían sin generar una sola ocasión de gol en el segundo tiempo. Minuto 80 y subiendo. Se iba LaLiga.
Solo quedaba la épica. La misma que salvó al equipo en San Sebastián o Gran Canaria. Esta no aparecería en Bilbao. El Real Madrid abrió la puerta de la esperanza pero el más que decepcionante encuentro del Barça en Bilbao vuelve a dejar el campeonato de un claro color blanco.