En un partido muy duro, con muchas faltas y tarjetas, marcado por la expulsión temprana de Barak y con tangana final, Turquía resistió el acoso de la República Checa en los últimos minutos para lograr la victoria en el descuento y pasar a octavos como segunda de grupo, mientras el combinado de Ivan Hasek hace las maletas.
La selección de la República Checa saltó al terreno de juego dispuesta a marcar pronto y, tras saber del gol de Georgia ante Portugal, dispuso de dos buenas oportunidades en los primeros minutos. Lucas Provod lo probó con un buen disparo que acabó en córner, mientras Hranac no acertó con la portería de Mert Günok en una jugada ensayada cuando estaba solo. Todo cambió para los de Hasek en el minuto veinte, cuando se quedaron en inferioridad tras ver Barak dos tarjetas amarillas justas en tres minutos.
Desde aquel momento, los checos se encerraron y los turcos respiraron. Eso sí, sin llegar con peligro a la portería de Stanek, bastante tenían con no responder a las acciones del rival, que buscaba igualar el partido mediante una expulsión. El joven Yildiz, de hecho, estuvo a punto de picar. Quien estuvo a punto de marcar, de todos modos, fue la República Checa en el último minuto de la primera mitad cuando Jurasek culminó un rápido contragolpe que acabó en el cuerpo de Mert Günok.
Los checos estaban obligados a marcar porque Georgia estaba ganando contra pronóstico ante Portugal y salieron del vestuario convencidos de hacerlo, aunque pronto se encontraron con la cruda realidad. Yilmaz les avisó con un remate de cabeza y Çalhanoglu pareció sentenciarles con un buen remate cruzado en una jugada que, además, significó la lesión de Stanek, el portero checo.
Los de Hasek, sin embargo, no se rindieron y Soucek igualó el partido resolviendo un barullo en el interior del área. Restaban más de veinte minutos para la esperanza de los checos, mientras a los turcos les entraba el miedo, pues un gol en contra significaba su eliminación. Los checos se volcaron. No tenían nada que perder y vieron como Cenk Tosun marcaba el gol de la victoria turca para alegría de unos y desolación de otros.