Guarda “muy buenos recuerdos” de sus diez años en política pero insiste en que esa etapa está “más que cerrada”. Toni Cantó vuelve a ejercer de actor: “lo que soy y nunca dejé de ser”, dice. En el Ateneo Mercantil, el que fue diputado por UPyD, portavoz en las Cortes valencianas por Ciudadanos y director de la Oficina del Español por designación de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Díaz Ayuso, está “gozando muchísimo” contagiando su pasión por la interpretación a un centenar de amateurs. Entre clase y clase, y con la sesión de investidura como telón de fondo, transcurre la entrevista. El profesor de oratoria, teatro, liderazgo y comunicación dice que ahora “vive muy bien”.
Usted que se mueve entre la ficción y la realidad, ¿cree que la realidad supera ya a la ficción?
Empieza a aparecer todo una película de terror, porque todo lo que está pasando da un poquito de miedo. A la vez parece un sainete barato, porque escuchar cómo se van a cometer los atropellos que se van a cometer y justificar lo que se está justificando por parte de la izquierda es una burla tremenda. Es muy triste. A los que veíamos que esto iba a ocurrir se nos tachó de todo y el tiempo nos está dando la razón.
En plena sesión de investidura, ¿siente nostalgia de su época de político?
Ya pasó esa etapa. Dejé la política hace año y pico. La política es adictiva y al dejarla fue como cuando dejas una adicción; pasé por una etapa de negación, otra de duelo y otra de aceptación. Ahora vivo muy bien. Estoy feliz, tranquilo y satisfecho por los más de diez años que me dediqué a ello. Esa etapa pasó.
¿Le ‘desintoxica’ vivir en València y dar clases de teatro?
Sí. Es volver a mi profesión y estar en contacto con la tierra, con la gente y formar parte de un proyecto que me interesa mucho. Ahora estoy elaborando en mi cabeza un proyecto que junta las artes escénicas y el trabajo social. Me estoy dedicando a hacer teatro con mayores y pronto empezaré otro con discapacitados intelectuales. Soy un convencido de lo que puede aportar el arte escénico, por lo que tiene de expresivo, de trabajo físico, mental y emocional, a estos colectivos.
¿Cómo se siente?
Estoy en una época muy feliz de mi vida porque tengo mucho más tiempo para mí y para los míos.
Como es un hombre camaleónico no le habrá costado acostumbrarse a esta nueva situación.
¿Camaleónico? cambio porque no le tengo miedo a nada. Soy de los que acepta nuevos retos. Evolucionar es algo que me enriquece.
“¿Camaleónico? cambio porque no le tengo miedo a nada. Acepto nuevos retos y evolucionar enriquece”
¿El Toni Cantó actor le ha ganado el pulso al Toni Cantó político?
Me considero un hombre de teatro porque es lo que más he hecho. Me he subido a un escenario más de 2000 veces. Es mi vida. Además he producido, he dirigido, he interpretado, he creado eventos culturales… Es a lo que me he dedicado toda mi vida y lo que realmente me gusta. Siempre supe que no me iba a jubilar haciendo política. Siempre tuve claro que la política tenía para mí fecha de caducidad.
¿Su paso por la política le ha perjudicado actoralmente?
Sí, claro. Yo estoy cancelado. Cualquier artista que se exprese fuera del espacio de la izquierda o del nacionalismo sufre una cancelación y yo la he sufrido. Lo que pasa es que tengo una posición privilegiada porque, primero, tengo mi vida resuelta, y segundo, puedo crear mis propios proyectos. Eso explica que haya tanto artista que no quiera salir del armario, de ser de derechas, porque si sales, puede que ya no te puedas volver a ganar la vida como actor.
¿Tan complicado le está resultando el regreso?
He recibido propuestas para volver al circuito a pesar de la cancelación. A pesar de eso tengo posibilidades y si no, me las invento, produzco y dirijo.
¿Descarta volver a la política?
La política es estupenda, maravillosa y terrible. Tiene lo mejor y lo peor de la naturaleza humana y estamos en un momento en el que ha hecho que la sociedad se polarice mucho. Mi profesión siempre ha sufrido un sesgo evidentemente ideológico y siempre se ha posicionado solo en un lado. ¡Y es mentira! Yo he recibido cientos de mensajes de compañeros de profesión felicitándome por mis discursos en el Congreso o en las Cortes Valencianas. Pero claro, lo hacían, por privado. No se atreverían a decirlo en público por miedo a la cancelación.
¿Con qué guion le gustaría volver al cine?
Me apetecería hacer comedia.
¿Ahora duerme mejor?
Duermo. Hago mucho ejercicio, trabajo menos y tengo más tiempo para mí y los míos.
Como espectador, ¿qué le gustaría ver en los teatros públicos valencianos?
Creo que Mazón y Barrera han dado un ejemplo de cómo se tienen que hacer las cosas en España porque, frente a ese mensaje de cuidado que viene la derecha, se está demostrando que aquí se está gobernando y no pasa nada, todo lo contrario, vamos a convertirnos en un motor de la economía española y estoy convencido de que la situación económica y social va a mejorar muchísimo. Tanto Vicente Barrera como Carlos Mazón, a quienes conozco y aprecio personalmente, dieron un ejemplo de cómo hay que hacer las cosas. Estoy convencido de que culturalmente todo irá a mejor. Desde la izquierda siempre se ha programado lo que la izquierda quiere ver y yo creo que, desde un teatro público, se tiene que programar lo que el público quiere ver y, desde luego, en español y valenciano. Personalmente no me gusta la programación de teatros de la Generalitat. Creo que se puede hacer mucho mejor y estoy convencido de que Vicente y Paula (Añó, secretaria autonómica), van a hacer sin duda un gran trabajo al respecto.
¿Aceptaría ser director del Institut Valencià de Cultura?
Ni me lo han ofrecido ni me lo he planteado.
Dice que le gusta enseñar porque aprende mucho.
Vamos a terminar levantando una función en primavera. Aprendo muchísimo de ellos, probando y equivocándome. La docencia es un campo alucinante en el que uno crece mucho como persona. A esta edad uno debe saber para qué vale realmente y yo creo que valgo para esto.
“Ni me lo han ofrecido ni me he planteado ser director del Institut Valencià de Cultura”
En su libro ‘De joven fui de izquierdas pero luego maduré’, dice que la izquierda le radicalizó y que cuanto más viejo, más facha. ¿Se reafirma?
Escribiendo el libro me lo pasé muy bien. Mantengo todo lo que escribí. Estamos en un momento en el que la progresía está llegando a un pacto con la derecha racista del PNV y Junts. Es pactar con quien sea con tal de alcanzar el poder. No se me ocurre nada menos progresista que eso. Todo el mundo debe tener una moral y unos límites y ahora mismo parece que no hay ningún límite moral. Me asusta. No sé donde tienen estos tíos el límite. No quieren es renunciar a su sueldo porque fuera no tienen nada.
¿Cuándo ve un telediario o lee un periódico qué piensa?
Que no formo parte de ese circo. Estoy orgulloso por lo que he peleado desde UPyD y Ciudadanos. No estoy afiliado al PP pero apoyé a Isabel Díaz Ayuso y apoyé al Gobierno que hay ahora aquí en la Comunidad Valenciana porque es la alternativa que está más cerca de lo que yo creo. No me arrepiento de nada. Me he posicionado, he sufrido las consecuencias y no he dejado de pelear. Pero oye, hay algo evidente, y es que hay una mayoría de este país que cree que esto es mejor que lo que está gobernando en la Comunidad Valenciana. La derecha debe empezar a reivindicar que lo que está pasando aquí en la Comunidad Valenciana es bueno, que no hay ningún atropello de los derechos humanos. Sé que Valencia va a ir como un tiro. Tenemos que naturalizar los pactos PP Vox.
Mazón ha incluido la música en la enseñanza, ¿le recomendaría que incluyera las artes escénicas?
Creo que todo lo que tenga que ver con las artes escénicas puede aportar muchísimo. Me encanta ver las funciones de fin de curso de mis hijos, pero a menudo me he preguntado qué pasaría si esas clases las impartiera un profesional. Me pregunto si, de pequeño, en vez de saltar al plinton me hubieran enseñado a bailar danza, quizás hubiera tenido una formación física igual de buena, pero además ahora bailaría de puta madre y me expresaría con mi cuerpo mucho mejor.
Teatro en el Ateneo Cursos de interpretación para “gozar” de la vida
Distribuidos en cuatro grupos, un centenar de personas acude semanalmente a las clases de interpretación que Toni Cantó imparte en el Ateneo Mercantil. Durante dos horas, los educandos practican ejercicios de técnica, improvisación y ensayan escenas que, tienen previsto, representarán ante público en primavera. La máxima del actor es que los alumnos, todos ellos amateurs, disfruten en sus clases y “gocen” de la vida. “Nuestra idea es pasar un buen rato, jugar y aprender juntos”, afirma el actor.