La fotofobia es la excesiva sensibilidad de los ojos a la luz y las personas que la sufren experimentan molestias ante la luz brillante, o en casos más avanzados, ante la exposición de los ojos a cualquier luz.
Y además puede venir acompañada de:
- Cefaleas
- Ojos enrojecidos
- Náuseas
- Mareos.
La doctora Ainhoa de Federico, especialista en Visión Natural, es profesora investigadora en la Universidad de Toulouse, es la Directora del primer Diplomado de Coach Visual universitario y creadora del Método Volver a Ver Claro, explica a ‘Guías de Salud’ que:
- “Quienes sufren fotofobia pueden tener dificultades en su trabajo diario, a la hora de conducir por ejemplo, o en diferentes circunstancias en que tengan que estar expuestos a intensidades diferentes de luz, como las personas que trabajan en lugares oscuros y deben entrar y salir con frecuencia”.
¿Por qué aparece la fotofobia o la sensibilidad a la luz?
La fotofobia puede aparecer por causas naturales y es habitual que se produzca por un cambio muy rápido entre una intensidad de luz y otra más fuerte.
“También puede estar causada por malos hábitos que han afectado la capacidad de tus pupilas para obturar la entrada de luz a tus ojos”, señala la doctora.
El 3% de los mayores de 40 años en España tiene glaucoma / Freepik
Si es demasiado frecuente, puede ser el síntoma de otras enfermedades oculares como:
Solo un oftalmólogo puede diagnosticar estas patologías, por lo que debes consultar con un especialista si sufres fotofobia de manera asidua.
¿Tiene tratamiento?
En el caso de fotofobias crónicas y que tengan un origen patológico, es decir, que un oftalmólogo haya confirmado que se deriva de una enfermedad o un trastorno en los ojos, hay que seguir el tratamiento que dicta el facultativo para eliminar el problema que está originando la fotofobia.
- “En el caso de fotofobias que se originan por malos hábitos, lo mejor en estos casos es ejercitar los músculos del iris a través de la práctica del asoleo (exponerse al sol), contrastes de luz y sombra y, en general, exponer la vista a mejores fuentes de luz”.
- “En la medida en que el iris haga su trabajo de miosis (cierre de la pupila ante la luz) y midriasis (dilatación de la pupila en la oscuridad) correctamente, si no hay otras patologías, no habrá fotofobia”.
Una exposición prolongada al sol sin protección ocular puede provocar cataratas. / Freepik
La doctora de Federico recomienda evitar el uso de gafas de sol por simple moda, cuando no sean requeridas. Por ejemplo, es útil usar gafas de sol al esquiar o conduciendo frente a la puesta de sol, cuando se está en el mar o en la arena.
Sin embargo, muchas personas las utilizan en otras ocasiones, incluso en el metro, reforzando la dilatación de la pupila y favoreciendo la fotofobia por malos hábitos.
¿Se puede evitar la sensibilidad a la luz?
Ante cualquier sospecha se debe acudir a un examen oftalmológico para descartar que algún trastorno o condición sea la causa de la fotofobia. Y puede ser causa de:
- Cirugía refractiva. Uno de los efectos secundarios de las operaciones para corregir la miopía o la hipermetropía es la fotofobia
- Traumatismos
- Consumo de ciertas drogas
- Medicamentos
- Uso excesivo de gafas de sol
- Gafas fotocromáticas o lentillas
“Existen ejercicios que puedes hacer a diario para recuperar el funcionamiento del iris y estimular la retina, como el asoleo, que consiste en apuntar tu nariz hacia el sol con los ojos cerrados (sin gafas ni lentillas) y entonces mover la cabeza despacio hacia un lado y hacia el otro”, indica.
La cirugía del cristalino puede resolver problemas visuales, más allá de las cataratas. / Freepik
¿Las gafas de sol son efectivas para la fotofobia?
La especialista puntualiza que si el exceso de luz molesta pero se quiere estimular el movimiento ocular, pueden ser útiles y serán más beneficiosas en el largo plazo:
- Las gafas estenopeicas o de rejilla
- Llevar gorra, sombrero o visera
- Ponerse a la sombra
- Parpadear más frecuentemente.
“En momentos puntuales apropiados, o por recomendación de tu oftalmólogo, las gafas de sol pueden ser una elección adecuada, pero su abuso favorecerá la fotofobia en el largo plazo”.
Por eso hay que usarlas con cautela. Porque la utilización frecuente de las gafas oscuras tiene una contraindicación, ya que “hace que los ojos se acostumbren a no graduar la exposición a la luz, dejan de abrir y cerrar con la agilidad necesaria, igual que cuando dejas de usar un músculo y este comienza a atrofiarse”.
El uso de las lentillas también puede provocar ojo seco / Freepik
Por otra parte, es importante no privar a los ojos de los beneficios de la luz solar.
- “Exponerse a la luz solar natural en diversos momentos del día por 10-15 minutos permite al sistema nervioso y endocrino regularse y ajustarse al ciclo circadiano. También la luz solar es la mejor fuente de vitamina D, tan útil para múltiples procesos fisiológicos”.
- “El exponer los ojos a la luz roja del amanecer y el atardecer activa las mitocondrias de las células de la retina lo que permite que esta sea mucho más saludable, y que al exponerse posteriormente a longitudes de onda más rápidas como la luz azul, violeta y ultravioleta no sean afectados por esta”.
Consejos para el día a día si se tiene fotofobia
- Acudir a un oftalmólogo para descartar que la fotofobia, sobre todo si esta es recurrente o muy intensa, sea el síntoma de otro trastorno oftalmológico. Es de vital importancia seguir sus recomendaciones.
- Elige con cuidado cuándo exponerse y a qué tipo de luz. Por ejemplo, “no debemos mirar al sol directamente con los ojos abiertos una vez que el disco se ha alejado del horizonte a nivel del mar, ya que sería nocivo para la retina”. Y nunca jamás debemos mirar un eclipse de sol, ni siquiera con gafas de sol o tras una radiografía, porque es el momento en que se liberan más rayos ultravioleta y puede literalmente quemar nuestra retina y dejarnos ciegos.
- “Las gafas oscuras solo son recomendables como protección si eres piloto, cuando vas a esquiar en nieve, si conduces frente al sol poniente o si estarás en el desierto o en el mar”.
- Si vas a usar gafas oscuras, “siempre elige aquellas de buena calidad y que te haya recomendado directamente un óptico optometrista. Desconfía de las gafas de sol baratas compradas en mercadillos o de imitación, pueden no tener la calidad suficiente requerida”.
- Mejora tus hábitos para exponerte a la luz. “Haz un uso apropiado de las gafas de sol y practica el ejercicio del asoleo que he explicado para que estimules tus ojos poco a poco”.
Y aclara que “solo exponiendo tus ojos a la luz podrás sintetizar la vitamina D que necesitas, informarás a tu cerebro sobre el momento del día, permitiendo a tu sistema nervioso y endocrino regularse mejor y estimularás la pupila a cerrarse bien y así podrás enfocar mejor y ver mucho más claro por la visión foveal”.