Las víctimas, cada vez, tiene menos miedo a alzar la voz. La sociedad empieza a acompañarlas, a creerlas, y ello está creando una revolución. Tanto en los juzgados como en la calle. Frente al poder y a las agresiones sexuales cada vez hay menos impunidad, aunque solo fuera de los campos. En los últimos años, los futbolistas denunciados por agresión o violencia sexual se cuentan casi por decenas y, ante eso, hace falta un clima de seguridad para que las víctimas puedan denunciar y se sientan seguras, y no señaladas.
Dar el paso y denunciar no es una decisión fácil. Sin embargo, cada vez hay más condenas y las víctimas ven cómo su voz es escuchada y respetada dentro de la sala. "Tiene un indudable efecto positivo, ya que es un termómetro de có...