Tormenta perfecta en Mestalla (2-0)
Los mejores partidos que se recuerdan de la infancia son bajo la lluvia. Es cuando el juego, ya sea en un campo con la hierba cuidada o en el barro de un descampado, adquiere una pátina épica, pisando cada charco, empapados y sonrientes. Si algo le sobra a este Valencia lleno de necesidades es su contagiosa alegría juvenil, con la que arrolló al Cádiz en un encuentro que se auguraba desangelado, en el primer lunes que anunciaba el invierno, un “blue monday” de mantita y Netflix. La felicidad aguardaba en la acequia de Mestalla, donde las fechas lluviosas son tan raras que siempre dejan partidos llamativos. Anoche con 41.647 irreductibles. Y con picaditas, rabonas, paredes, gambetas y pisaditas en 25 minutos el equipo de Rubén Baraja ventiló el partido volando en los laterales, con tantos d...