El pueblo abandonado, en una península y sobre un embalse, que recibe 50.000 visitas al año
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La carretera de Zarza de Granadilla ( Cáceres ) a nuestro destino -solo les separan once kilómetros- suele estar vacía un día de invierno entre semana. Los paisanos se aburrirían si pasaran el día contando coches. Más allá del parabrisas, casi se siente la escarcha y a veces la niebla. Dan ganas de pisar el freno y pasear y respirar entre los pinares, en la dehesa. Una manada de ciervos mira con desconfianza el artefacto mecánico que circula demasiado cerca para su tranquilidad. En otoño, este es un destino de berrea. Ahora, en cualquier momento, Granadilla, el pueblo abandonado, es un destino de belleza inesperada.La villa de Granadilla tenía 1.124 habitantes en 1959. Fue entonces cuando empezó el gran éxodo de la población ante la construcción de lo que sería el embalse de Gabrie...