Xavi sale de un caos para meterse en otro
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Para quien rechace el caos y se niegue a advertir belleza alguna en la perfecta destrucción, acudir a Nápoles puede arrimarle al desquicio. Coches que circulan a la vez en el mismo carril, motoristas suicidas que circulan cuesta abajo por los anillos del Infierno de Dante, o esas calles de paredes descascarilladas que amenazan con tragarte y después vomitarte. No hay rincón que no te recuerde que estás en una ciudad donde se adora el arte de lo sórdido y, claro, también a Diego Armando Maradona. Que vendría a ser lo mismo.Y claro, de entre las tripas retorcidas del viejo y oxidado San Paolo de Nápoles, en el mismo lugar donde El Diego se vestía de ángel celeste en el césped para después travestirse ante el espejo de demonio, Xavi Hernández asomaba con el gesto propio de estar desub...