Oliver Stone pisa el campo minado de su memoria
Oliver Stone pasó de ser un cotizado guionista con títulos explosivos ("El expreso de medianoche", "Conan", "El precio del poder (Scarface)"– a cineasta amartillado empeñado en pisar callos patrioteros ("Platoon", "Nacido el 4 de julio", "JFK"...) y, también, muñidor de insufribles y caóticos pasotes audiovisuales ("Asesinos natos", "The doors"...) antes de llegar a la intrascendente tierra de nadie actual que le ha apeado de su trono bronquista. Una personalidad compleja y extraña dentro del submundo hollywoodiense (a veces más extravagante y otras estomagante) que proporciona pistas (camufladas en ocasiones) sobre sí mismo en una primera parte de su autobiografía, "En busca de la luz", un libro que comparte con gran parte de la obra stoniana un brío narrativo incuestionable (no siempre c...