Como Martínez
Si ustedes son personas afortunadas (y la fortuna no es otra cosa que poder llevarse un plato a la mesa todos los días), guardarán entre sus recuerdos algún sabor o alguna comida que, como sucede con algunas imágenes o algunas personas, se han quedado prendidas de uno para la vida. A mí me ha pasado, y aunque he tenido la suerte de probar ciertas exquisiteces, lo que acompaña a lo largo del tiempo son comidas de andar por casa: un viaje al alcance de un depósito lleno de gasolina o de unas botas de monte. No amagos de turismo espacial. Las escenas retrospectivas pertenecen a sabores autobiográficos: esa es la importancia de la comida: su rutina y no su incorporación al mundo del espectáculo.
Que el reseñista que les escribe es un ser altame...