Un pedazo de Ritz para llevarse a casa
A su regreso de uno de sus viajes por el mundo, Alfonso XIII comprobó desilusionado que Madrid carecía de un hotel de gran lujo como los que él había disfrutado durante su periplo. Un detalle que también había sido un inconveniente a la hora de alojar a los invitados de las casas reales internacionales que se habían desplazado a Madrid con motivo de su boda con Victoria Eugenia de Battenberg. Por esa razón, el monarca removió Roma con Santiago para solucionar un problema que, a la vista del interés que le puso, le preocupaba más que la corrupción que estaba esquilmando las arcas públicas —y de la que él mismo era responsable y beneficiario—, el desastre de Annual —en buena parte consecuencia de lo anterior— o la dictadura de Primo de Rivera a la que se plegó gustoso.Con ese objetivo, el mo...