En Montecarlo, victoria para un Stefanos Tsitsipas que ni estaba ni se le esperaba a estas alturas de la película. En Barcelona, para Casper Ruud que en 2023 había desaprecido del mapa. Y en Madrid, título para el ruso Andrey Rublev, un jugador que es de todo menos un terrícola y que antes de aterrizar en la capital de España había estado dos meses sin ganar. La temporada europea de tierra transita su habitual camino hacia Roland Garros pero, a diferencia de otros años, lo hace más descabezada que nunca.Y lo hace así porque ninguna de las grandes referencias del circuito ha sido capaz de dar un golpe en la mesa en estos torneos. Es más, lejos de lograrlo, con el paso de los mismos han ido acrecentando las dudas, en buena parte por los problemas físicos que asolan al top-4. Si el año pasado...