Arévalo, el rey del chiste de cassette que se negó a abdicar
Quizá se nos haya quedado en el recuerdo que, por aquel tiempo, el país parecía dividirse entre los que escuchaban en el radiocassette los chistes de Eugenio y los que preferían reírse con los de Arévalo. Pero no se crean, la mayoría de los que degustaban este tipo de humor (y eran muchos) solía combinar ambas opciones con bastante naturalidad. Los dos cuentachistes, además, tenían un nutridísimo grupo de fans, llenaban salas de fiestas y convocaban a millones de espectadores cada vez que salían en televisión.
Pero hoy, a Eugenio le dedican documentales, películas y programas nostálgicos y a Arévalo, no. Resulta que el humor es un material tan delicado que, al menos como espectáculo, tiende a quedarse viejo con más rapidez que, por ejemplo, ...