Libertad con bultos
Todo empieza cuando ella, todavía no tiene nombre, decide plantarse: "Un día les dije Estoy harta me voy". Ella es una empleada doméstica (interna) y ha decidido que trabajar no tiene sentido, que sólo conduce a pasar el día encerrada entre cuatro aborrecidas paredes y a guardar el dinero en una caja. "Quiero ser una persona libre, pasear, mirar", explica a sus desconcertados "señores". Y añade: "La libertad es sentarse en un banco y escuchar el canto de los pájaros". Las advertencias sobre la necesidad de ganar dinero para tener techo y comida no la van a arredrar: "No hace falta dinero, los bancos son gratis y los pájaros cantan sin cobrar". Su decisión está tomada.Comienza así una aventura de tres días, con sus noches, en la que esta rebelde súbita deambulará por el París de mediados de...