La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que el edulcorante aspartamo, uno de los más utilizados en los refrescos bajos en calorías, golosinas y medicamentos, como “posible cancerígeno” para los humanos.
La Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura establecen que la evidencia científica es limitada.
Pero, ha sido clasificado dentro del grupo 2B, por lo que podría provocar cáncer. El comité de expertos mantiene que la ingesta diaria recomendaba no debe superar los 40 miligramos por kilo de peso al día.
Sin embargo, no son los únicos “riesgos” de los edulcorantes.
Los doctores Francisco Gómez Delgado y Pablo Pérez Martínez, miembros de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) y de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) han publicado un estudio que evidencia que, lejos de incidir positivamente en nuestra salud, tienen “efectos negativos para el sistema cardiometabólico”.
En esta investigación se analiza cómo el consumo de edulcorantes artificiales incide sobre el desarrollo de obesidad, factores de riesgo cardiometabólicos como la hipertensión, la dislipemia (alteración de los niveles de grasa en sangre) y la diabetes mellitus, e incluso en el desarrollo de eventos cardiovasculares.
Tradicionalmente, el consumo de los edulcorantes artificiales se presentaba como una alternativa para la reducción del aporte calórico en la dieta, por lo que se había establecido como una opción ideal especialmente interesante en personas con sobrepeso y obesidad.
Pero los autores del estudio determinan que el consumo de estos productos favorece “un incremento ponderal derivado de distintos mecanismos a nivel neuroendocrino relacionados con la saciedad y que se activan de forma anómala tras ser consumidos”.
- No tienen ningún tipo de “beneficio sobre el control del peso” y señalan que “no pueden ser una alternativa a otras medidas nutricionales más saludables como el consumo de productos de origen vegetal, la reducción del consumo de alimentos procesados y la realización de actividad física regular”.
El consumo de edulcorantes aumenta el riesgo de padecer diabetes
El consumo de edulcorantes artificiales incrementa entre un 18% y un 24% el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2 e incluso hasta un 44% de desarrollar síndrome metabólico (grupo de factores de riesgo de enfermedad cardiaca, diabetes y otros problemas de salud).
El consumo de edulcorantes artificiales provoca alteraciones en la regulación de los mecanismos de la sensación de saciedad, además de alteraciones en la microbiota intestinal, y un incremento de la secreción de insulina. Todo ello genera el escenario perfecto para el desarrollo de diabetes.
El principal autor de este trabajo, el doctor Gómez Delgado, indica que “existen pruebas suficientes que nos permiten establecer que el consumo de edulcorantes artificiales interfiere de forma negativa en nuestro metabolismo, en especial en el metabolismo de la glucosa, aumentando el riesgo de desarrollar diabetes mellitus tipo 2”.
Pero, ¿deberíamos evitar consumir edulcorantes? El doctor Pérez Martínez subraya que “lo ideal sería limitar su consumo o incluso evitar añadir edulcorantes artificiales al café o las infusiones”.
¿Los edulcorantes son seguros?
La OMS ya advirtió el pasado mes de mayo que no sirven para nada si lo que pretendemos es perder peso, mantener un peso saludable o reducir el riesgo de padecer enfermedades como crónicas como la diabetes.
En cuanto a esos efectos no deseados que estos productos sustitutivos del azúcar pueden provocar a largo plazo, pueden no responder tanto a los efectos nocivos de consumir los edulcorantes como a que no contribuyen a solucionar los problemas de salud asociados al peso y las enfermedades crónicas derivadas.
Es importante remarcar que tanto la OMS como la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) establecen que su consumo es seguro, puesto que todos estos productos pasan las correspondientes pruebas toxicológicas de seguridad y su uso está regulado por la legislación.