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Sonsoles Ónega: “Solo mis libros dirán si soy menos escritora por aparecer en la tele”


Han pasado muchas cosas en el último año y medio en la vida de la periodista Sonsoles Ónega. Un recuento breve dice que lidera las tardes de Antena 3 tras un fichaje sonado; se ha separado del padre de sus hijos y encontrado un nuevo amor, según las revistas del corazón, y ahora sin aparente estrés remata todo eso ganando un Planeta cuyo periodo final de elaboración coincide con esas fechas turbulentas. ‘Too much’. Se diría que para hacer girar tantos platillos a la vez debería ser una chica dura, pero en algunos tramos de la entrevista los ojos se le humedecen.

Normalmente, no suelen preguntarle por su faceta como novelista, ¿pero con un Planeta quizá eso se haya acabado, no?

He dicho medio en broma que suelen preguntarme más por mis novios que por mis libros, pero en fin no me quejo. Me considero justamente tratada. Es verdad que la televisión lo sepulta todo, pero entiendo que sea así. Yo he mimado por igual ambas trayectorias, aunque en la literaria he acumulado más fracasos.

Fracaso no parece una palabra que vaya con usted.

Pues probablemente me han forjado más los fracasos que los éxitos. Cuando empecé a escribir recibí muchos ‘amables’ y formales rechazos de las editoriales antes de conseguir ver mis historias impresas.

Nunca he escrito aprovechando mi fama en la televisión

¿Cree que su labor televisiva mediatiza su recepción como novelista?

Sí y no. Nunca he escrito aprovechando mi fama en la tele. Pero está bien que el lector futuro tenga conocimiento de la persona porque te ve, te conoce y te escucha. Eso solo puede ser bueno. Es una puerta abierta para llegar a la gente. A partir de ahí solo mis libros dirán si soy menos escritora por aparecer en la tele. Los lectores tienen la última palabra. Dicho esto, a mí, personalmente me hace más ilusión cuando alguien me dice “he leído tu libro” que cuando me reconocen por salir en la televisión.

¿Cómo ha logrado congeniar dos facetas tan exigentes? ¿Algún superpoder especial?

Pues no lo sé. Siempre que acabo una novela me digo que no podré hacer otra, pero me miento a mí misma. No podría dejar de hacerlo. Es algo que me estimula y me hace feliz. No podría vivir sin escribir.

Además es madre de dos niños.

Sí, uno en la preadolescencia y otro con 11 años que demandan mucho y están en un momento que como se salgan del carril la hemos liado.

He de decir que me manejo bien en el caos

Y para más inri, con una separación con la que bregar.

Todo te afecta. Cuando escribes, las circunstancias personales pesan mucho y necesitas cierta estabilidad, pero yo he de decir que me manejo bien en el caos. He escrito en los camerinos entre dos programas o en la cabina del congreso, entre pleno y pleno o en medio de sesiones tediosas. No me voy a hacer la víctima. Nadie me ha puesto la pistola en la cabeza para hacer esto. Me lo he buscado yo. Pero he descubierto que con una gestión del tiempo casi germánica puede lograrse.

Su novela, sobre un emporio conservero regentado por una mujer, entronca con sus raíces gallegas.

Ha sido una forma de volver allí cuando en la vida real no he podido tanto como me gustaría. Yo escuchaba las historias que mi abuela contaba en gallego en la aldea mágica en la que nació mi padre [el periodista Fernando Ónega]. Aquello sí era verdadero realismo mágico. También he querido hablar de la profunda injusticia a la que se han enfrentado las mujeres del mar allí.

¿Qué injusticia ha sido esa?  

Históricamente, no ha habido una sola patrona en el mundo de la conserva, aunque extraoficialmente hayan mandado más que los hombres. Por eso me pareció bonito imaginar una, mi protagonista, que sí tuviera poder a cara descubierta. 

Mi padre me ha aconsejado que este premio no se me suba a la cabeza porque el año que viene se lo darán a otro

En la gala, al recibir el premio homenajeó a su padre. ¿Qué piensa él de su trayectoria como escritora?

Mi padre me ha aconsejado que este premio no se me suba a la cabeza porque el año próximo se lo darán a otro. Y todo lo que dice mi padre va a misa. Creo que él al principio no me tomaba muy en serio como novelista, pero libro tras libro, después de haber escrito siete, ha cambiado de opinión.

¿Se imagina únicamente como escritora alejada del estrés periodístico?

Estaré donde me quieran. En mi vida profesional nunca he decidido nada. Todo han sido oportunidades que me han venido sin buscarlas y he ido surfeando de la mejor manera posible. De momento tengo fortaleza para poder hacer las dos cosas. 



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