En algunas ocasiones cuando el médico prescribe algún medicamento facilita algunas recomendaciones de cuándo y cómo tomarlo (por las mañanas, noches, en ayunas, acompañado de algún tipo de alimento…). Y cuando no lo hace el médico, es el farmacéutico el que suele dar las indicaciones de uso.
La razón de estas pautas son las denominadas interacciones entre alimentos y medicamentos, que no son otra cosa que el resultado de las interferencias que se pueden dar entre fármaco, nutriente o alimento y el paciente.
La relación entre fármaco y alimentos puede ser complicada
Porque como explican desde el Consejo General de Colegios Farmacéuticos, esta relación a veces puede ser complicada y provocar “un aumento o disminución de la biodisponibilidad del fármaco que, en términos de salud, puede derivar en inefectividad o toxicidad”.
- En otras palabras, la relación de determinados fármacos con determinados nutrientes o alimentos pueden hacer que el medicamento deje de ser efectivo o, incluso, se convierta en algo tóxico, con las consecuencias que ambas situaciones pueden tener en la salud.
Aunque los farmacéuticos señalan que estas interacciones no son siempre negativas. Hay fármacos que potencian su efecto cuando se consumen con determinados alimentos, como ocurre, por ejemplo, cuando los suplementos de hierro se toman con alimentos ricos en vitamina C.
Además, los expertos señalan que generalmente estas interacciones entre alimentos y medicamentos “no se detectan con tanta facilidad como las interacciones entre medicamentos, aunque su frecuencia es mucho mayor, al ser una costumbre tomar los medicamentos con las comidas”.
- En general, las consecuencias no suelen ser graves, pero en casos muy concretos sí se pueden agravar debido a otros factores como las características propias de los medicamentos (margen terapéutico, formulación, vía de administración, etc.) y del propio paciente (edad, sexo, función hepática o renal, enfermedades concomitantes, etc.).
Tipos de interacciones entre alimentos y medicamentos
El Consejo General de Colegios Farmacéuticos distinguen dos tipos de interacción que se puede producir en la toma de medicamentos con determinados alimentos:
- Interacción del alimento sobre el medicamento: en estos casos tomar un alimento concreto, o sus componentes, provoca que la efectividad del fármaco aumente o disminuya.
- Interacción del medicamento sobre el alimento: en esta modalidad es la toma del medicamento la que puede alterar la forma en la que el organismo aprovecha los nutrientes, llegando a alterar el estado nutricional del paciente.
Estas son las interacciones más habituales
Para hacernos una idea de cómo se producen estas interacciones el Consejo de Farmacéuticos pone algunos ejemplos:
- Uno de los más conocidos es la toma de medicamentos antiinflamatorios, como el ibuprofeno, el naproxeno o el ketoprofeno.
Este tipo de fármacos hay que tomarlos siempre “con alimentos sólidos y densos, para proteger la mucosa gástrica del posible daño que pueden producir”.
- Otro ejemplo lo tenemos en los fármacos anticoagulantes antagonistas de la vitamina K, como el acenocumarol.
Cuando se sigue un tratamiento de este tipo se debe “vigilar el consumo de vitamina K existente, principalmente, en verduras de hoja verde (espinacas, col rizada, repollo, lechuga romana, etc.), para no modificar su efecto anticoagulante”, advierten los expertos en farmacia.
- Para aquellos pacientes con déficit de hormona tiroidea y toman levotiroxina
Tienen que saber que esta pastilla debe tomarse en ayunas ya que los alimentos, del tipo que sean, “disminuyen su absorción y, por tanto, su efecto”.
Ya hemos visto como la toma de hierro se beneficia de hacerlo acompañado de alimentos ricos en vitamina C (kiwi, naranja, pimiento…).
Por el contrario, si se toma con alimentos ricos en calcio (leche, queso, yogur…), su efecto disminuirá.
- En el caso de los laxantes y los antiácidos
Es importante saber que su uso continuado “puede disminuir la capacidad de absorción de minerales tan necesarios como el potasio y el calcio”.
- Otra interacción ocurre con algunos tipos de antibióticos.
Es poco conocida, pero nos advierten los farmacéuticos de que “ciertos componentes de los alimentos (fibra, calcio, hierro…) pueden atrapar al medicamento a lo largo del sistema digestivo y provocar la pérdida de su efecto”.
- Tratamiento contra la hipertensión.
Puede verse afectado y poerder eficacia por algo tan inofensivo como el regaliz.
- “Incluso alimentos y plantas medicinales que parecen inocuas, como el pomelo y la Hierba de San Juan, tienen la capacidad de influir en el metabolismo de muchos medicamentos, aumentando el riesgo de toxicidad”, advierten los expertos.
¿Y cómo evitar estas interacciones? Pues informándonos.
Y los profesionales que mejor nos pueden orientar son los farmacéuticos. Así, en el caso de que advirtamos que un determinado fármaco nos está provocando alguna reacción rara debemos consultárselo al profesional de la botica.