Robbie Williams (Staffordshire, 1974) nos recibe en el Moco (Moderno Contemporáneo) Museum de Barcelona. Este viernes abre al público la exposición ‘Confessions Of a Crowed Mind’ (Confesiones de una mente abarrotada), con 18 obras suyas de gran formato (2 x 1,5 m) nunca antes vistas. Está exultante y excitado a partes iguales. No es la primera vez que el icono de la música británica [ha vendido 80 millones de discos en solitario, a los que habría que sumar los éxitos con la banda Take That, con la que debutó en 1990 y alcanzó la fama; ha colocado 14 ‘singles’ en el número 1, y tiene una fortuna de más de 260 millones de euros] inaugura una exposición. Hace dos años presentó una serie de pinturas en blanco y negro con su socio creativo, Ed Godrich, en las galerías de Sotheby’s, en Londres. Y en marzo inauguró otra, en el MOCO de Ámsterdam.
Aunque desde hace tres décadas sabe lo que es cantar ante 90.000 personas, el autor de himnos como ‘Angels’ o ‘Rock DJ’ también ha conocido el lado oscuro de la fama: la presión del público, de la crítica y el acoso perruno de los tabloides [por eso a principios de los 2000 huyó a Los Ángeles, donde vive con su mujer y sus cuatro hijos en una mansión de 8.000 metros cuadrados, muy cerca de Beverly Hills].
Pero es que más allá de la música, en la que se embarcó con 16 años -“entonces no tenía ni para las pilas del walkman”-, Williams encontró hace tiempo otra vena artística que le ayuda sanar la mente y el alma [entre otros trastornos, admite reunir “neurosis, déficit de atención e hiperactividad”]. La pintura, una expresión en la que se volcó desde 2006-2007, cuando ingresó en rehabilitación para superar adicción a las drogas y al alcohol, y que hoy se ha vuelto su “obsesión” porque le le ayuda a transformar demonios y fantasmas en ángeles de amor propio.
-¿Sus cuadros son dibujos o pinturas?
-Depende, algunos los hago con mi iPad con Procreate.
-Son el fruto de una “mente abarrotada”, la suya, ¿aún sigue lidiando contra problemas de salud mental?
-Sí, pero no estoy en el mismo sitio en el que estaba cuando empecé, supongo. Ahora tengo más paz de la que nunca tuve. Y eso no quiere decir que todavía no tenga la cabeza congestionada… Pero me han puesto un carril bici en ella.
“He escrito casi mil canciones, pero pintar me parece ahora más divertido”
-¿Cuándo descubrió el poder sanador del arte?
-Cuando empecé a pintar me obsesioné, lo hacía compulsivamente. Empecé en 2006, pero en los últimos tres años es cuando he encontrado mi voz en el arte. Ha sido desde que Kim Logchies [junto a Lionel, los coleccionistas privados detrás del Moco de Barcelona y Ámsterdam] vio toda mi obra y todo lo que esta le transmitía; todo el trabajo introspectivo que me había llevado a pintar esos cuadros, toda la reflexión sobre mi propia neurosis. Esta enfermedad es un problema moderno al que todos nos enfrentamos. Y Kim se dio cuenta de que esa era mi voz, mi discurso y mi mensaje. Y dije, ‘vale, esta es mi voz’.
-¿Es lo único que hace para encontrar paz?
-Bueno, sí, también hago otras cosas, pero puede sonar grosero [ríe].
“Barcelona tiene ese poder, todo el mundo la siente suya”
-¿Cree que llegará un día en que todos los demonios se habrán ido?
-Espero que nunca se acaben, ¿qué artista sería yo sin estas crisis existenciales? Es como el cómico gordo que tiene miedo a perder peso porque quizá no volverá a ser tan gracioso como antes. Yo no sería yo si estuviera totalmente sanado. Nunca sanas del todo, pero con la pintura he conseguido que mi neurosis duela menos. Logras aceptarte y estar más en paz. Estoy en ello desde los 40.
-La última vez que lo vimos en Barcelona fue el año pasado, en “un ‘show’ arrollador, riéndose de sí mismo y compartiendo confesiones sobre su alcoholismo y sus días en Take That”, escribió el crítico de este diario, Jordi Bianciotto. ¿Por qué ha elegido esta ciudad para desvelarnos esta nueva faceta?
-Estaba pensando en España en general y en Barcelona, en particular. Hay mucho amor por este país en toda Europa. No hay tantos países que hagan sentir que pertenecen a todo el mundo como es el caso de España. Cuando Usain Bolt corría, la gente no pensaba si era jamaicano, simplemente pensaba que era de ellos. Barcelona tiene ese mismo poder, todo el mundo la siente suya. Tiene corazón, cultura y la ciudad se siente muy cálida, de alguna manera te sientes abrazado. Es algo muy especial, porque en Europa todos nos odiamos entre nosotros, pero todo el mundo ama a Barcelona y a España. No hay muchas grandes ciudades que tengan esto.
-¿Se mudaría?
-Londres es una mierda en enero… Estoy intentando convencer a mi mujer, pero me va a llevar mucho tiempo [ríe]. Sería una gran mudanza, pero yo me veo viviendo aquí.
-¿Cuándo estuvo aquí por primera vez?
-Take That, 1993… Con Los 40.
-Volviendo a la pintura, ¿se le daba bien en el colegio?
-Nunca fui bueno. Además, el arte en aquellos 80 era solo el de los maestros clásicos, impresionistas, paisajes de campo… Hasta que llegó Banksy y dijo: ‘¡Punk!, puedes hacerlo tú mismo y como te dé la gana!’. Un poco como la filosofía de Moco.
“Me inspira Banksy y hasta las pintadas de las paredes de los baños públicos”
-¿Banksy es su mayor influencia?
-Él, sí, pero también me inspiran David Shrigley, las tiras cómicas de Gary Larson, Andy Warhol… artistas de principios del siglo XX, como la sueca Hilma af Klint, y hasta las pintadas de las paredes de los baños públicos.
-Y a Banksy, ¿lo conoce?
-Tanto si lo conozco como si no lo conozco, no lo sé…
-¿Es diferente el proceso creativo en la música y el arte?
-Por ejemplo, cuando escribo una letra, hay dos frases que riman y vienen, así, rápido. Otras veces necesito hasta tres días para escribir el verso. Sin embargo, cada cuadro es una línea de la letra de una canción. Soy nuevo en esto aún. He escrito casi mil canciones, y esto me parece mucho más divertido de momento.
“Estoy más ocupado que nunca, pero también lo disfruto más que nunca. Me da pena no haber disfrutado tanto cuando tenía 18”
-¿Siente lo mismo al pintar que arriba, en el escenario, ante miles de personas?
-Cuando pinto solo pienso en ese dibujo, en la creación; cuando canto pienso en toda esa gente mirándome. Es muy diferente.
-¿Y cómo compagina ahora estas dos facetas?
-Estoy más ocupado que nunca, pero también lo disfruto más que nunca. Estoy preparando un biopic sobre mi vida, y cuando se presente el filme también presentaré disco, y luego habrá un tour. Me da pena no haber disfrutado tanto cuando tenía 18.
Suscríbete para seguir leyendo