En Riazor aún recuerdan aquella pareja de centrales que pintaban para muchos años. La exuberancia física de Jorge Andrade y la elegancia de Pablo Amo siempre con la cabeza arriba. El portugués con su zancada imponente, el madrileño, aunque siempre se le etiquetó como asturiano por aterrizar desde la cantera del Sporting, con su inteligencia táctica para leer el juego y anticiparse siempre al juego del rival.
Un central “elegante e inteligente”
“Pablo siempre destacó por su inteligencia en el campo. Sabía descifrar el juego del rival y eso le permitía anticiparse medio segundo a los delanteros y cortar muchos pases”, recuerda el que fue su entrenador entonces en el Deportivo, Javier Irureta. Sin embargo, a Pablo Amo le persiguieron las lesiones durante su estancia en A Coruña. Lesiones que no fueron graves, pero que le impidieron alcanzar cierta regularidad en aquella plantilla de estrellas.
Después cogió la maleta y probó suerte en el Valladolid, Recreativo, Zaragoza, en Grecia y en Chipre. Una carrera que empezó en el Moscardó y que cuando colgó las botas, en 2012, comenzó una odisea aún más fascinante como técnico en países como China, en Guangzhou Evergrande-Soxna, en Australia, donde trabajó en categorías de formación, India o México. En la India se proclamó campeón de la SuperLiga con en el Atlético Kolkata como asistente de José Francisco Molina, y con el que fuera portero del Deportivo y del Atlético se fue también al Atlético de San Luis de México. Luego Molina fue designado director deportivo de la RFEF y poco después, en octubre de 2018, designó a Pablo Amo asistente a la dirección deportiva, abriéndole las puertas de la Federación.
Paralelamente se ha formado en otras áreas incluidas las redes sociales, el marketing deportivo o el coaching. Habilidades todas que lleva aplicando, junto a su rol de entrenador en la Federación Española de Fútbol, en la que ha ocupado puestos como el de seleccionador nacional español Sub-18 o Sub-19.
Cuando Luis de la Fuente fue nombrado seleccionador de la absoluta en una decisión coherente que apostaba por la continuidad de un técnico que venía de ganar el Europeo Sub-19, Sub-21 y la plata olímpico, el de Haro eligió a Amo como su segundo. Un asistente de perfil discreto, trabajador y con una amplia formación. Una idea obsesionó a De la Fuente y su staff desde el principio: Hacer equipo. Para Pablo Amo, “las piezas comunes en los equipos campeones se basan en la fortaleza de su grupo, en hacer equipo y dejar el ego en un segundo plano. En la Final Four de la- Nations League hubo un montón de gestos superbonitos que han puesto de manifiesto eso. Creo que hemos sabido guiarles muy bien. Hay es un sentimiento de equipo por encima de todo. Y no hay otra clave. Todo pasa por hacer un grupo unido donde todo el que juega y el que no juega se siente importante”.
Cercano a los jugadores
Y ese es uno de los puntos claves de su trabajo. Estar cerca de los jugadores, de los que juegan y de los que no, y saber cómo se encuentran, qué piensan y qué demandan. Mantenerles implicados. “Algo que es este grupo es fácil porque desde el primer día ha sido así. Eso se ha transmitido y se ha vivido en todos los momentos, y además no solo con los jóvenes, también con gente veterana que ha venido con unas ganas alucinantes de ayudar, de vivirlo y de disfrutarlo. Esa es la clave de este equipo, sin duda”. Amo es uno de los más cercanos a los futbolistas, con los que habla, comenta y hasta discute las propuestas del staff de De la Fuente. Un diálogo y una comunicación que explica el buen ambiente que hay en la selección.
La absoluta trabaja con la misma metodología que está implantada en el resto de categorías, lo que garantiza una forma de trabajo que los futbolistas ya conocen y que ha funcionado en categorías inferiores. “Los jugadores quieren normalidad. No dejan de ser chicos jóvenes a los que les encanta el fútbol. Muchas veces hay mucha distancia con ellos y nosotros, sobre todo, lo que hemos intentado dar es normalidad para que hubiera muy buen ambiente y que ellos pudieran ser ellos mismos”, apunta el segundo de la selección. Esa normalidad define a Pablo, un tipo discreto y amable con el que jugadores, trabajadores de la Federación y prensa mantienen un trato cordial.
Amo es el encargado de comentar a De la Fuente durante los partidos los apuntes del resto de staff cuando hay algo relevante que comunicarle. Es habitual ver cómo se acerca al seleccionador y le comenta algo al oído, tras lo que se inicia una charla entre ambos, con el de Haro tapándose la boca para no dar pistas al rival. También Pablo es quien da las últimas instrucciones a los jugadores antes de entrar al campo al realizarse los cambios. En ese momento el asistente del seleccionador apuesta por dar pocas ideas y muy claras, y trata de darles confianza “porque son muy buenos y saben lo que tienen que hacer. En realidad hay pocos consejos que darles. Si acaso matizar alguna cosa”.
Este es Pablo Amo, el segundo entrenador de la selección, al que muchos esperan ver algún día en el banquillo del Deportivo, igual que esperan a Lionel Scaloni, ex compañero y buen amigo de Pablo. Amo no descarta regresar a Riazor, como tampoco a su querido Sporting o a los clubes en los que fue jugador y de los que salió siempre convertido en un aficionado más.