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Pelayo Sánchez, el héroe del Giro de Italia quiere más: “Hay que ser ambicioso, voy a buscar la oportunidad para ganar otra etapa”

A Pelayo Sánchez (Tellego, Ribera de Arriba, 2000, aunque ya le van doliendo las piernas por la fatiga acumulada en la primera semana del Giro de Italia, la sonrisa no se le va a quitar del rostro pase lo que pase hasta que llegue a Roma el 26 de mayo. Si bien, a pesar de su victoria en la sexta etapa, la del “sterrato”, el asturiano del Movistar es ambicioso, se ve con buenas piernas y advierte de que peleará por seguir dando alegrías a una región que el jueves vibró con uno de los suyos, que demostró que es una de las grandes promesas del ciclismo español.

¿Ha cumplido un sueño?

Sí. Cuando empiezas, tu sueño es llegar a ser profesional, ganar en una grande es algo inimaginable. La etapa del “sterrato” era además una etapa golosa, vistosa… Todos querían estar en la fuga, que no era fácil, y como dice Chente (García Acosta, director deportivo del Movistar), poder entrar en la fuga de la fuga.

Fue una etapa muy táctica, con el pelotón apretando hasta el final…

Fue un día muy duro, la etapa invitaba a la lucha, con un terreno pestoso, sin puertos, pero con mucho desnivel. Fue un día muy exigente.

También le tocó lidiar con un rival como Julian Alaphilippe, dos veces campeón del mundo.

Alaphilippe no necesita presentación, jugó la guerra psicológica, trató de desestabilizarme un poco, jugar con los nervios… Pero supe mantener la cabeza fría.

¿Confiaba en sus posibilidades de ganarle al sprint?

Tenía confianza en mis piernas, sé que soy rápido, pero ante alguien como Alaphilippe siempre tienes dudas. Mi intención era dejarle, pero tras el error en la rotonda (se salió de la trazada y tuvo que parar, lo que le obligó a darse un calentón para alcanzar al tercer escapado, Plapp) ya me quedé sin opciones.

Dos días después se volvió a meter en otra escapada.

Vine al Giro con dudas. En la Vuelta a Asturias no me encontré bien, tuve contratiempos, pero el cuerpo está respondiendo bien. Lo intenté en otra etapa, pero nos dejaron poco margen. Yo estoy con la escopeta cargada.

Hay mucho terreno de montaña por delante.

Queda alta, media y baja montaña, de todo. En la alta y la media montaña me defiendo bien y voy a tratar de aprovechar mi punta de velocidad para ganar otra etapa.

La afición vivió con entusiasmo su victoria. ¿Ha notado desde Italia ese cariño?

La verdad es que no tengo palabras para agradecer a la afición el cariño tremendo que me ha demostrado. Fue una oleada de mensajes de ánimo.

Pelayo Sánchez gana en el Giro vestido de azul, el Oviedo del que es seguidor está metido en el play-off de ascenso…

Fue un final de infarto en el Tartiere, están respondiendo muy bien y está todo Oviedo volcado con ellos.

¿Se va sintiendo mejor con el paso de las jornadas o se nota la fatiga?

Se nota la fatiga, pasan los días y las piernas lo notan, pero desde el principio he ido dejando que el cuerpo entrara en carrera y voy en línea ascendente.

Tenía muchas ganas de ir al Giro. ¿Se están cumpliendo sus expectativas?

De las tres grandes ya hice la Vuelta. El Tour es lo máximo, pero la que más mística me transmitía era el Giro. El Tarangu (José Manuel Fuente) hizo maravillas aquí. No me está defraudando, al contrario, mejora mis expectativas, en pocas carreras ves a la afición tan volcada, los pueblos se engalanan, es una locura.

¿Qué espera conseguir de aquí al final del Giro?

Einer Rubio (compañero en Movistar) está bien y habrá que apoyarle y también voy a buscar una oportunidad para ganar otra etapa, hay que ser ambicioso. ¿Por qué no?

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