Con la cantidad de estrellas que participa en la Eurocopa, sólo ha habido un jugador que haya sido designado dos veces MVP en los dos partidos que ha disputado. Uno del que no se esperaba que acudiera: N’Golo Kanté. El capitán suizo Granit Xhaka lo ha ganado en dos de los tres encuentros de su selección. De él sí podía esperarse.
La elección de Kanté dice mucho del renacido centrocampista y muy poco de sus compañeros de Francia, que venció a Austria con un autogol de Maximilian Wöber (1-0) y empató a cero con Países Bajos.
Temporada completa
El triunfo personal de Kanté no deja de ser un refrendo de la rectificación de Didier Deschamps al reincorporar al pequeño futbolista, símbolo del triunfo en el Mundial de 2018 y del subcampeonato europeo de 2016, después de tres años sin convocarle para la selección. A los 33 años, el jugador parisino (1,68 m.) pasó por delante de Aurelién Tchouaméni y Eduardo Camavinga, los modernos portentos atléticos de los bleus.
“En Arabia he disputado muchos partidos, una temporada completa”, se reivindicó Kanté, sabedor de que, en un principio, se siseó sobre las dudas de su regreso. Fue decisión privada de Deschamps, que acaso se ve reencarnado por el industrioso futbolista en una versión actual de lo que fue él y el papel que desempeñó en la Francia campeona mundial (1998) y europea (2000). Kanté firmó el verano pasado por el Al Ittihad.
Las razones de los MVP
El panel de observadores técnicos de la UEFA justificó el primer premio al futbolista con estas palabras: “Recuperó muchos balones, bloqueó a Austria en el centro del campo y realizó algunos buenos pases hacia delante. Kanté también realizó una llamativa cobertura como último hombre”. Del segundo compromiso frente a Países Bajos, el argumento radicó en que el mediocentro “fue fundamental en defensa durante todo el partido, pero también influyó en los momentos ofensivos de Francia”.
Influyó, pero Francia se quedó a cero. La alineación o no de Kylian Mbappé con su máscara desvelará el grado de preocupación que siente Deschamps ante el tercer partido. Habrá pasado una semana desde que el delantero se rompiera la nariz en un mal cabezazo al hombro del austriaco Kevin Danso.
Francia se enfrenta a una desahuciada Polonia para sumar el punto necesario para acceder a octavos. El triunfo por una diferencia mayor de goles de la que consiga Países Bajos ante Austria le daría el primer puesto.
La dirección correcta
“Creo que vamos en la dirección correcta”, dijo Kanté, tras el empate con los neerlandeses, aunque era consciente de la necesidad de mejorar que tiene el actual subcampeón del mundo. Especialmente en lo referido a la eficacia ofensiva. Antoine Griezmann habría ganado el trofeo al más improductivo en ambos encuentros partido por las claras ocasiones desperdiciadas que contabiliza. Un motivo añadido para devolver a Mbappé al campo.
Kanté seguirá ahí, fiable como nadie. Inamovible desde que su lento progresar a la élite hubiera sido precisamente por los sólidos que fueron sus pasos de ascenso. Era un futbolista del Caen con el que subió a la Primera División francesa y con el que completó dos campeonatos completos, perdiéndose solo un partido y por suspensión.
De 8 a 30 millones
Lo fichó el Leicester, que se había salvado del descenso a la segunda inglesa y se erigió en la pieza clave del icónico título de la Premier (2015-16) conquistada por los foxes. Jugó 37 de las 38 jornadas. Y los grandes se fijaron en él.
Los 8 millones que había costado ya se elevaron a 30 cuando se acercó el Chelsea, y siguió de azul, pero en Londres, donde recolectó otra Premier, los tres títulos europeos (Champions, Europa League y Supercopa) y el Mundial de Clubs. El Chelsea le dejó marchar el pasado verano creyendo que había exprimido del todo a Kanté. Aún quedaba mucha energía concentrada en ese engañoso cuerpo.