“Después de la última gira necesitaba ese silencio, conectar con la raíz y volver al flamenco, hacer algo chiquitito y transformarlo en grande”. Miguel Poveda (Badalona, 1973) llevaba dos años de gira con Diverso (Concert Music Entertainment, 2021) y, al acabar, quiso hacer un disco de flamenco. Entonces, volvió a pensar en Federico García Lorca, a quien ya había dedicado un trabajo -“para mí es un dios”, dice-. Esta vez, miró hacia el Poema del cante jondo y, de aquel libro toma prestado el título para presentar una obra en el que, acompañado solamente por la guitarra de Jesús Guerrero y algunas palmas y coros (y la Agrupación Virgen de los Reyes en una emocionante saeta) vuelve a su esencia en un disco publicado este 26 de abril.
“Necesitaba hacer un disco de flamenco, pero no quería hacer una recuperación de cantes que no hubiera grabado antes o que hiciera últimamente en directo”, explica en una conversación que tiene lugar una mañana de abril en La Salvaora, el bar en Madrid situado donde estuvo el mítico tabalo Los Canasteros, de Manolo Caracol. “Entonces me topé con este libro en la mudanza de mi casa, y me lo dejé en la mesita de noche. Y releyendo, pensé: Qué reto tan bonito sería hacer el disco de flamenco con estos textos”. La idea, explica, es homenajear tanto al poeta como al flamenco de su tiempo, desde el propio Caracol, que obtuvo una mención especial en el Concurso de Cante Jondo organizado en Granada por Lorca, el compositor Manuel de Falla y algunos otros intelectuales del momento en 1922, como los cantaores que admiró el poeta y le inspiraron en su poemario. “Este disco es una oda de amor a ese libro y una oda de amor al propio flamenco“.
Poveda, un cantaor que siempre ha destacado por su ductilidad y amplio conocimiento del cante, homenajea a Caracol en una pequeña y emocionante soleá, y evoca los ecos de otros cantaores, como Manuel Torre o la Niña de los Peines, además de incluir por malagueñas y verdiales el poema de Lorca dedicado al cantaor Juan Breva y el Retrato de Silverio Franconetti en una directa y profunda seguiriya. Pero, además, hay otros dos cantaores referentes que sobrevuelan el disco: Camarón de la Isla, por ser, según él mismo, quien le dio a conocer al poeta y Enrique Morente, en la manera en la que los versos de ¡Ay! juguetean en la caña.
Poema del cante jondo es un disco sencillo, fresco y lleno de emoción. “He querido ir a mi esencia”, reflexiona. “¿Mi punto de partida cuál es? ¿El flamenco? Pues en ese me voy a quedar instalado, nada más”. Para conseguirlo, decidió grabarlo íntegramente en unos estudios en San Fernando, Cádiz, ciudad de origen de Camarón. “Yo conocí a Federico por La leyenda del tiempo y hacer el disco al lado de su casa ha sido muy emocionante”, reflexiona. “De alguna manera ha estado presente”. La presencia de referentes en el disco es inevitable, ya que Lorca es el poeta que más ha cantado el flamenco. Su intención al elegir los textos fue, precisamente, tratar de evitar los caminos más rodados. “Cuando empiezas a leer los primeros textos que encuentras son los que ya has escuchado en el cante, además de La tarara, claro. Yo quise irme a los textos que estaban más libres, menos usados”.
Más de 20 años de carrera
Cuando comenzó a reflexionar sobre esta vuelta al flamenco algunas personas de su entorno lo calificaron como un paso arriesgado. Tras haber conquistado el favor de un publico mayoritario, volver al flamenco podría alejarle de él. “Evidentemente, todos los artistas queremos llegar a más gente y hacer un disco de flamenco sabes que puede reducirte“, indica. “Pero me sirve también para expandirme en lo que yo creo y en lo que amo, y para demostrar mi compromiso con el flamenco, que sigue ahí”.
Un compromiso que comenzó hace 25 años, cuando comenzó a cantar en las peñas y tablaos de Barcelona, y que le hizo iniciar una carrera más firme como cantaor en 1993, tras ganar los premios principales del Concurso de cante de las minas de La Unión. Fueron los cimientos de una carrera que se fue fraguando gradualmente, con tres discos de una etapa inicial a los que no suele volver –Viento del Este (Nuevos medios, 1995), Suena flamenco (Harmonía Mundi, 1999) y Zaguán (Harmonía Mundi, 2001)-. Después comenzaría una colaboración con el compositor y músico Joan Albert Amargós que se mantiene hasta hoy, poniendo su cante al servicio de los Poemas del exilio de Rafael Alberti (Harmonía Mundi, 2003) y con un disco en el que quiso homenajear la poesía en catalán, en Desglaç (Discmedi, 2005), algo que Enrique Morente siempre le animó hacer, cantar en catalán, reivindicar esa parte de su identidad. Tras él vino Tierra de calma, de la mano del guitarrista y compositor Juan Carlos Romero (2006), pero fue con su incursión en la copla de nuevo junto a Amargós –Coplas del querer (Universal-Discmedi, 2009)- con la que su nombre se hizo conocido fuera del circuito flamenco. Tras este disco vendrían arteSano (Universal Music-Discmedi, 2012), Real (Universal Music, 2012), Enlorquecido (Carta Blanca Records, 2018), El tiempo pasa volando. 30 años en la música (Carta Blanca Records, 2018), y Diverso (Carta Blanca Records, 2021).
Después de estos dos últimos discos en los que quiso abordar otros estilos musicales que formaban parte también de su memoria sentimental, con Poema del cante jondo Poveda vivió una situación parecida a la del poeta en el momento de escritura de su poemario, en el que Lorca buscaba una pretendida esencia del flamenco. En un momento en el que estaba de moda la llamada ópera flamenca, un tipo de espectáculo de variedades en el que se mezclaban estilos y voces, Lorca y Falla quisieron, con su Concurso, poner en valor el flamenco más escondido, el no profesional, el más apegado a la tradición oral. “Diverso fue un disco con muchos estilos musicales que de alguna manera han ido pegándose a mi piel a lo largo de los años”, explica. “Ahora necesitaba volver a la raíz”.
Los doce cortes del disco están compuestos por él y perfilados por Jesús Guerrero. “Lo fui haciendo en casa, tomando notas; buscaba compás en internet y me ponía a improvisar sobre él, me creaba un universo y me grababa”, cuenta. “A veces, encerrado en el baño de mi casa con mi hijo y mi pareja por ahí dando vueltas”, añade entre risas. “Después se lo enviaba a Jesús y él lo colocaba en la guitarra”. Hace una pequeña pausa y prosigue: “La faena es que yo no toco la guitarra, ahora me quiero poner a aprender, porque me ayudaría a componer”.
La única colaboración del disco es de una banda de marchas de Semana Santa, la Agrupación Musical Virgen de los Reyes de Sevilla, que interpreta la marcha Gitano de Sevilla. Con ellos ha grabado la saeta, un cante que había evitado hasta ahora. “Mira que yo he vivido en Sevilla 13 años y he vivido muchas Semanas Santas, pero siempre me he resistido a interpertarla. Yo conozco mis limitaciones”. El propio libro de Lorca le fue llevando hasta no poder evitarla. “Él habla mucho sobre la saeta, no podía obviar esa parte del libro, así que decidí traérmela a mi terreno, hacer una saeta cortita, a la manera que se hace en Jerez”.
Vuelta a la Bienal de Sevilla
Con Poema del cante jondo Miguel Poveda arranca una gira el 10 de mayo en Cuenca que pasará por las principales ciudades españolas (el 13 de mayo, en Madrid) y que le llevará, 14 años después, a la Bienal de Flamenco de Sevilla. “Todavía no me lo creo”, dice, y matiza, “aunque creo que las cosas se dan cuando tienen que darse, en otro momento habría sido un error porque no estaba yo en esa tesitura”. Lo hará en una edición que lleva como lema Olé de nuevo, y que su director, Luis Ybarra, defiende como una colección de noches únicas, con una programación apegada a la tradición. “Yo creo en Luis”, afirma el cantaor. “Me parece que aporta frescura, pero a la vez un compromiso real y un concepto que hacía falta ya que la Bienal recuperara, sin desmerecer otras propuestas que son igual de válidas. Yo creo que el artista tiene que mostrar sus inquietudes y ser libre, pero no hasta que se pierda el carácter de una bienal de flamenco”.
El 13 de septiembre Poveda llevará su disco al Teatro de la Maestranza, pero lo hará incluyendo, además, un homenaje más profundo al flamenco del tiempo de Lorca. “Habrá una sorpresa especial, un duende hecho carne, algo que invocaba mucho el poeta”. Un duende que, apunta, será de corta edad, pero del que no quiere desvelar detalles para no arruinar la sorpresa. “Va a ser muy emocionante”, zanja.