El pasado y el futuro del Real Madrid confluyen en el presente sin que el club blanco tenga nada que ver. Acaso sus aficionados se dividan entre el mito de las glorias vividas o la estrella que ha de proporcionar los triunfos próximos. Cristiano Ronaldo y Kylian Mbappé chocan por quinta y última vez en un gran escenario por la inminente retirada del astro portugués de la escena internacional. El francés no le ha ganado nunca. La estadística entre ambos países está invertida: 13-3 para Francia en 18 enfrentamientos.
Cristiano y Mbappé son la fácil personificación de sus respectivas selecciones, más allá de que sean los capitanes, y seguramente, los actuales momentos de forma de cada uno explican el errático papel de dos de las favoritas y que sufrirá el tropezón final en el Volksparkstadion de Hamburgo (21 h.). Para bien y para mal atraen el juego de sus equipos del mismo modo que fascinan a los aficionados con sus acciones y reclaman el seguimiento constante de las cámaras.
Cristiano Ronaldo es el líder en remates al marco contrario, con el resultado de cero goles. El francés le sigue en intentos y solo ha marcado de penalti. A Países Bajos. Tiene la justificación de la máscara que lleva desde el tercer partido por la fractura de nariz que se produjo en el primero y que le limita la visión periférica. “Gracias a la máscara puedo estar aquí y jugar este partido”, dijo Mbappé, rechazando excusas a modo de disculpa, pero sin rechazar la respuesta política ante la segunda vuelta de las elecciones francesas.
“Gracias a la máscara puedo estar aquí y jugar este partido”
Elogios desatados
Mbappé expresó toda su admiración sobre Cristiano Ronaldo, quizá parcialmente ampliada por la carrera del portugués en el Madrid, de su grandeza como futbolista, del honor que representa jugar con él y del orgullo que siente por mantener el contacto con él después de conocerle y de los consejos que le da.
“Espero escribir una gran historia en el Real Madrid, pero no voy a escribir la continuación de la historia de Cristiano. Él es único, y voy a iniciar mi propio camino”, manifestó. Dicho lo cual, con toda la devoción del mundo que sienta, querrá verle llorar la eliminación de Portugal.
La dolorosa derrota de 2016
Francia ya lloró ante los lusos la derrota de la final de 2016 en su casa de París. Fue “un golpe fuerte, un golpe doloroso”, explicó Didier Deschamps, que ya era el seleccionador entonces. A su lado siguen solo cuatro jugadores, N’Golo Kanté, Antoine Griezmann, Oliver Giroud y Kingsley Coman.
“No sé si Portugal es más potente o más débil que entonces, pero sigue siendo un adversario poderoso”, ponderó Deschamps, que desdramatizaba las críticas que recibe el equipo en general, que le atañen a él, y las de Griezmann en particular, al que defendió.
Francia jugará sin el sancionado Rabiot -Eduardo Camavinga tiene números para sustituirle-, y Robert Martínez no tiene ninguna baja que lamentar. Puede alinear a su once favorito que acaba, cómo no, en Cristiano Ronaldo. No devolvió los desatados elogios a Mbappé. Se los devolvió, al francés, un excompañero suyo en el Mónaco: Bernardo Silva, que le conoció cuando tenía 16 años y auguraba una esplendorosa carrera.
“Entiendo las críticas como parte del negocio, por el dinero que ganamos y la buena vida que podemos dar a nuestras familias, no me importan, pero puedo garantizar que estamos dando lo máximo”
Dos equipos
El centrocampista del Manchester City fue más comedido porque deseaba ampliar del foco individual a la pugna colectiva. Algo en lo que incidió Robert Martínez. “Son dos futbolistas íncreíbles, cuya influencia en el deporte mundial continuará en el futuro para varias generaciones, pero el partido requerirá que todo el equipo exhiba un nivel muy alto para vencer”.
Bernardo Silva respondió a las críticas recibidas por los seleccionados portugueses, a quienes se les recrimina que no han exhibido el nivel que se esperaba de ellos. “Entiendo las críticas como parte del negocio, por el dinero que ganamos y la buena vida que podemos dar a nuestras familias, no me importan, pero puedo garantizar que estamos dando lo máximo”, antes de justificar la llorera de Cristiano tras fallar un penalti ante Eslovenia: “No creo que lo lanzara mal, sino que Oblak hizo una gran parada. A veces no puedes manejar las emociones”.